RICCE, 202ꢃ Voꢄ. 1 Nꢅo 1: XX ꢆꢁꢁꢂꢀ://dꢇi.ꢇrg/ꢈꢉ.48ꢈ68/RICCE.vꢈnꢈꢂ37  
https://reviꢀꢁaꢀ.ulaꢀalle.edu.ꢂe/ricce  
cinco tesis (y cinco conjetuRas)  
aceRca de la complejidad del  
oRigen y la natuRaleza de la vida  
Five theses (and five conjectures) about the  
complexity of the origin and nature of life  
Carlos Eduardo Maldonado  
Profesor titular, Facultad de Medicina, Universidad El Bosque  
maldonadocarlos@unbosque.edu.co  
https://orcid.org/0000-0002-9262-8879  
Recepción: 15-03-2023  
Aceptación: 05-06-2023  
Resumen  
Este artículo formula cinco tesis relativas a la complejidad del origen y la naturaleza de la  
vida. La primera tesis afirma que las explicaciones de la vida con base en análisis físico-  
químicos o biofísicos son equivocadas. La vida es causa sui, lo que puede comprenderse  
mejor con los conceptos de autopoiesis o de autoorganización, ciertamente distintos  
entre sí. La segunda tesis sostiene que es fútil buscar un origen único de la vida, dado  
que la lógica del universo es el nacimiento en racimos o conjuntos. La tercera tesis dice  
que el origen de la vida ya no existe, dadas las dinámicas del universo, la galaxia y el  
sistema solar. La cuarta tesis afirma que el origen de la vida es una y sola misma con el  
origen de la biosfera como un sistema vivo. Así, no hay vida en la tierra; antes bien, la  
tierra está viva. Finalmente, la quinta tesis sostiene que la vida no es, en absoluto, un  
componente de ningún tipo, sino un comportamiento. Pensar el origen y la naturaleza  
de la vida pueden sintetizarse en una idea común a las cinco tesis: se trata de pensar en  
procesos. Este es el rasgo más característico de las ciencias de la complejidad.  
Palabras clave: Ciencias de la complejidad, Tiempo, Heurística, Ciencia y filosofía, Vida  
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
Abstract  
This paper brings forth five thesis concerning the complexity of the origin and nature of  
life. The first thesis claims that the explanations about life based on physical-chemical or  
bio-physical analyses are simply wrong. Life is causa sui, which can safely be understood  
thanks to the concepts of autopoiesis or self-organization, even though they are different.  
The second thesis argues that it is futile to seek for a unique origin of life, for the logic of  
the universe consist in bringing out bunches or sets. The third thesis says that the origin  
of life does not exist any longer, given the dynamics of the universe, the galaxy and the  
solar system. The fourth thesis assesses that the origin of life is one and the same thing as  
the origin of the biosphere as a living organism. Thus, there is not life on Erath; rather, the  
Earth is alive. Finally, the fifth thesis claims that life is definitely not a component of any  
kind, but a behavior. Thinking about the origin and nature of life can be synthesized with  
a common trait to the five thesis, namely we must think about processes. Such is the most  
salient feature characteristic of the sciences of complexity.  
Keywords: The sciences of complexity, Time, Heuristics, Science and philosophy, Life  
3
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
1
. introduCCión  
Las mejores teorías, digamos en realidad, apuestas o hipótesis para explicar el origen de la  
vida son de un carácter definitivamente físico-químico y bioquímico: la sopa primigenia  
de Oparin –incluyendo el experimento de Miller-Urey-, la abiogénesis, la hipótesis de la  
arcilla,elfondosubmarino,elmundodelARN,yvariasmás.Estosesfuerzosporcomprender  
el origen de la vida son equivocados por simplistas y reduccionistas. Todas se asientan  
sobre el supuesto, jamás cuestionado, formulado originariamente por Descartes, a saber:  
la distinción entre la res extensa y la res cogitans, como dos dimensiones perfectamente  
distintas de la realidad. El núcleo del problema, por tanto, se condensa en el título:  
biogénesis-abiogénesis.  
Este texto argumenta en el sentido de la pregunta por el origen de la vida es perfectamente  
inseparable de la pregunta acerca de la naturaleza de la vida. Ambas son, en realidad, un  
sólo y mismo interrogante. Pues bien, este artículo formula cinco tesis en las que ambos  
planos –origen y naturaleza- están perfectamente entrelazados. Adicionalmente, al final  
de cada tesis, se formulan cinco conjeturas. El sentido de conjetura aquí debe ser entendido  
en su acepción en matemáticas; esto es, como una afirmación que se presume como cierta,  
pero que no ha sido demostrada ni refutada.  
Las cinco tesis están formuladas de manera fuerte y directa. Este artículo se estructura  
en torno a cada una, y cada sección no simplemente formula la tesis, sino que hay una  
justificación de la misma; aunque se breve. Ahora bien, a título heurístico, cada tesis está  
construida de suerte que cada una admite (por lo menos) una conjetura. Las tesis deben  
ser leídas conjuntamente con las conjeturas, pero es cierto, asimismo, que las conjeturas  
constituyenuntejidopropio. Así, setratadecincotesis, ycincoconjeturas. Dosdimensiones  
paralelas, si cabe.  
En efecto, las tesis pueden ser leídas de manera integrada, incluso separadas de las  
conjeturas. Las conjeturas constituyen una segunda capa que puede ser leída por sí misma,  
independientemente de las tesis. Sin embargo, la verdad es que las tesis y las conjeturas  
configuran una unidad heurística ambientada en dos planos paralelos con luces diferentes.  
Las cinco tesis pueden ser leídas en cualquier orden (a pesar de alguna ocasional referencia  
en el texto de una a otra). Lo mismo acontece con las conjeturas. Este texto no quiere ser  
lineal o secuencial.  
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
Se trata, en todos los casos, de superar el dualismo y el reduccionismo, el mecanicismo  
y el determinismo, que son las marcas distintivas tanto de la ciencia como de la filosofía  
clásicamente entendidas. Dicho esto, la dúplice pregunta formulada nos sitúa de entrada  
en el centro mismo de las ciencias de la complejidad; esto quiere decir, del estudio de  
fenómenos, sistemas y comportamientos de complejidad creciente. La vida es el fenómeno  
de complejidad creciente, par excellence.  
En este artículo usaré el término “vida” en varias ocasiones, pero debe entenderse  
claramente dos cosas: se trata del estudio de la vida tal-y-como-la-conocemos, tanto de la  
vida-tal-y-como-podría-ser-posible (Langton, 1997). Una dúplice distinción que se debe,  
originariamente a C. Langton, el padre de la vida artificial. Hay que recordar que la vida  
artificial es un programa filosófico consistente justamente en entender el origen y la lógica  
de los sistemas vivos con ayuda de sistemas informacionales.  
En cualquier caso, se trata de evitar cualquier tipo de vitalismo. Hay en este artículo  
implicaciones y consecuencias mucho mayores que lo que el vitalismo quiso afirmar  
alguna vez.  
2
. tEsis no. 1: no ExistE ninguna Causalidad dE/para la vida  
La civilización occidental cree que las cosas tienen un origen, y que como tienen un  
origen entonces, necesariamente, existe un final. Por lo demás, las escalas temporales de  
Occidente son bastante limitadas, de muy baja densidad temporal. À la limite, Occidente  
cree que existen orígenes inmaculados y causas inmaculadas; esto es, orígenes que son  
desentrañables, y causas sobre las cuales no cabe preguntar nada dado que sencillamente  
hay que creer en ellas y aceptarlas.  
La primera tesis afirma que no existe ninguna causa de la vida. Sencillamente los  
sistemas vivos, tal y como los conocemos son a-causados (Svozil, 2018); mucho mejor,  
la vida en general es causa de sí misma (causa sui, dicho en el lenguaje clásico). Pues  
bien, tres conceptos, perfectamente distintos, contribuyen a explicar qué significa esto.  
Cronológicamente, se trata de los conceptos de autopoiesis (Maturana, Varela, 2004),  
autoorganización (Nicolis, Prigogine, 1994; Kauffman, 1995), o el de enacción (Varela, 2004;  
2002). Autopoiesis posee una raíz griega, en tanto que enacción tiene un eco proveniente  
del inglés.  
Literalmente, los sistemas vivos se crean a sí mismos, son sistemas de autoorganización  
mucho más y mucho mejor que estructuras-, en cuya base encuentra la idea de  
procesos o redes –notablemente autocatalíticas-, en fin, actúan por sí mismos para  
hacerse posibles sin que haya ninguna causalidad, por definición, anterior o exterior,  
respectivamente a los tres conceptos mencionados.  
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
Más exactamente, la vida es causa de sí misma, y se hace sostenible a sí misma de manera  
creativa, aprendiendo y adaptándose el entorno. El entorno hace referencia no solamente  
a la biosfera, sino, ulteriormente, a condiciones cósmicas.  
Naturalmente que la causalidad existe; pero siempre, en cualquier ámbito, tan sólo a  
escala local y bajo condiciones controladas. En las escalas meso y macro, y en condiciones  
no controladas, la causalidad deja de existir. Entonces se impone pensar las cosas de  
otras maneras. Algunas de estas formas, destacadas en este contexto de complejidad,  
son los del concepto de emergencia y el de superviniencia. No obstante, hemos accedido  
recientemente a una física acausal consisten en el estudio de eventos no-causados; una  
dúplice aproximación heurística emerge entonces inmediatamente; se trata del papel de  
la aleatoriedad o de juegos y procesos combinatorios.  
En verdad, los átomos que componen básicamente a la vida tal y como la conocemos son  
solamente seis; componen el 99% de todos los sistema vivos conocidos; el restante 1% está  
compuesto por diversos otros elementos. El acrónimo con el que se conocen es CHNOPS  
(
por sus siglas en inglés): carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y sulfuro. Estos  
componen el noventa y nueve por cierto de los sistemas vivos en la biosfera.  
Significativamente, se trata exactamente de los mismos componentes de los ciclos  
biogeoquímicos, fundamentales para la existencia y la sostenibilidad de la vida. Esto  
quiere decir que los procesos que hacen posible la vida son elementales; esto es, no son  
difíciles. Quiero sostener que lo que hace posible la vida es sencillamente un proceso  
combinatorio –a partir de, literalmente, los elementos constitutivos del universo tal y  
como lo conocemos, y que conforman la Tabla de Elementos Periódicos. El tema remite  
inmediatamente a la matemática combinatoria, que es uno de los capítulos de las ciencias  
de la complejidad. Las matemáticas de la complejidad son, dicho de manera puntual, las  
matemáticas de sistemas discretos.  
Significativamente, el eje central de la combinatoria es el estudio de ordenaciones y  
agrupaciones. Así las cosas, la lógica de la vida se hace posible no por vía acumulativa o  
composicional, sino a través de grupos y conjuntos. (Digamos entre paréntesis que toda  
la matemática es ulteriormente traducible o reducible a lógica de conjuntos, sin que el  
término de “reducción” tenga aquí, en absoluto, las mismas connotaciones que son objeto  
de crítica de la complejidad: el reduccionismo). En términos elementales, quien dice  
combinatoria, habla de teoría de grafos, y demás.  
La vía clásica, en el marco de la complejidad para hablar de fenómenos no-causados es  
mediante el concepto de emergencia. Importante como es, este texto argumenta en la  
dirección de síntesis, conjuntos y procesos. En la conclusión a este texto hay, después de  
expuestas cada una de las cinco tesis, una justificación adicional de esta argumentación.  
En cualquier caso, la pregunta por el origen es, al cabo, reduccionista, puesto que asume  
un origen singular, único; esto es, sin el cual el fenómeno del caso –en este caso, la vida-  
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no habría podido existir en absoluto, y como si antes del mismo no hubiera existido nada  
más. Toda preocupación por el origen siempre está acompañado por un mito fundacional.  
En otras palabras, la pregunta por el origen es reduccionista dado que no tiene en cuenta  
otros factores, paralelos, contextuales, concomitantes, incluso eventualmente anteriores,  
al origen. Todo ello conduce, más pronto que tarde a la idea, suficientemente estudiada por  
parte de las ciencias sociales y humanas, efectivamente, del mito fundacional. Ya va siendo  
hora de tomar una distancia prudente al respecto.  
Sin embargo, la vida debe ser aprehendida como un todo que es irreductible a sus  
componentes. La célula, la unidad de base de la vida, no es un agregado de partes, en  
absoluto. Es un todo que se constituye como tal precisamente a través de procesos de  
autoorganización, autopoiesis o enacción, y siempre en la forma de síntesis. S. Kauffman  
sostiene que la vida es un mundo más allá de la física, particularmente si pensamos  
en la física clásica (Kauffman, 2019). La dificultad estriba en que la física clásica,  
conjuntamente con la lógica formal clásica, nos acostumbró a pensar en términos  
analíticos. Pensar la vida implica pensar en síntesis. Muy pocas veces en la historia de la  
1
humanidad Occidental hemos pensado en términos de síntesis .  
La tabla No. 1 ilustra de qué manera las síntesis se encuentran en la base de los sistemas vivos:  
tabla no. 1: síntEsis y vida  
PLANO O CONTEXTO  
TIPOS DE SÍNTESIS  
Química y biología  
Síntesis de proteínas  
Síntesis de la imaginación  
Síntesis de la percepción  
El sexo como síntesis  
Filosofía, psicología  
Filosofía, sociología, psicología, educación  
Biología, cultura e historia  
Síntesis de/en como redes (de iones,  
biopolímeros y metabolitos)  
Bioquímica, biofísica  
Matemáticas, sistemas informacionales,  
filosofía  
Síntesis de/en como mapas  
Química  
Síntesis químicas  
Ciencia de redes, complejidad  
Síntesis de/en como grafos e hipergrafos  
Sistemas informacionales, sistemas  
computacionales  
Los sistemas vivos sintetizan información  
Síntesis y simulación  
Biología, sistemas computacionales  
Fuente: Elaboración propia  
1
De manera marginal, quisiera señalar cuatro momentos cuando se ha pensado en términos de síntesis. Estos son: primero, en  
la Grecia clásica, segundo, en el Renacimiento –Quattrocento y Cinquecento-, con el Círculo de Viena, y, casi en paralelo, en los años  
mágicos del desarrollo de la mecánica cuántica, entre 1924 y 1927, y que se ilustra, de manera puntual, en la séptima conferencia  
Solvay, ampliamente conocida.  
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Como se aprecia sin dificultad, los sistemas vivos se hacen posibles en y por medio de  
síntesis, de un extremo al otro. La sobreacentuación del análisis es manifiestamente un  
error cultural; analizar significa dividir, segmentar, fragmentar. En cualquier caso, la Tabla  
No. 1 no quiere ser exhaustiva, sino, sencillamente, ilustrativa de algunas de las síntesis  
más fundamentales gracias a las cuales la vida se hace posible.  
El comienzo de algo es en realidad la pregunta por una transformación, una metamorfosis,  
un proceso. No por un inicio singular; como algo primigenio, ex nihilo. Si pensáramos  
gráficamente en esta idea de comienzo correspondería a un cuello de botella, al  
angostamiento entre una dimensión abierta y amplia hacia atrás, y otra igualmente amplia  
y abierta hacia adelante. Por lo demás, varios de los modelos alternativos a la teoría del  
big-bang que asumen justamente que este universo no inició, sino que ya había algo antes,  
asumen una forma semejante (Hands, 2017). Numerosos ejemplos e ilustraciones podrían  
aportarse aquí, desde la metamorfosis de la mariposa en crisálida, hasta los propios  
procesos de morfogénesis, en los humanos y en muchas otras especies (Thomson, 1992).  
Así las cosas, los inicios corresponden a procesos, a redes, a síntesis, en fin, a permutaciones,  
metamorfosis o procesos morfogenéticos, ninguno de los cuales admite la idea de causalidad,  
ciertamente no como ha sido usualmente asumida, con todo y el debate desde Aristóteles  
hasta Hume, y desde Kant hasta el positivismo, una historia suficientemente conocida.  
La idea de que la vida es causa de sí misma –causa sui, para retomar la expresión en latín-,  
significa, literalmente, que no hay nada anterior a la vida –ni tampoco nada exterior a  
la vida- y que los sistemas vivos tanto se generan a sí mismos (= enactúan), como que  
sientan las condiciones de posibilidad de su propia sostenibilidad. Debe ser posible,  
epistémicamente es imperativo –la justificación de este imperativo epistemológico no es  
otro que la cuchilla de Ockham, también válida en el ciencia e investigación de punta-,  
romper la escisión sistemas bióticos-fenómenos abióticos.  
Independientemente de las preferencias y/o las fortalezas de cada uno de ellos, los tres  
conceptos: autopoiesis, autoorganización y enacción tienen en común afirmar que lo  
importante no son las estructuras de los sistemas vivos, sino los procesos. En biología, como  
es sabido, dicho de manera general, es la función la que determina a la estructura. Así las  
cosas, la dinámica de los sistemas vivos consiste en funciones, en el sentido de la biología.  
Sin ambages, asalta entonces inmediatamente el reconocimiento de que la función hace al  
órgano. Hay aquí muchas más sugerencias profundas de las que a simple vista cabría pensar.  
Los sistemas vivos son sistemas físicos; no cabe la menor duda. Sin embargo, los sistemas  
vivos no se reducen a la física. À la limite, digamos, el origen de la vida debe ser buscado en  
otras dimensiones que en la simplemente física (Maldonado, 2022a). La opción que mejor  
aparece inmediatamente es la mente. El problema se resuelve parcialmente, pero queda  
remitido a otra instancia.  
Simple y llanamente, todo origen es el resultado de interacciones.  
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Conjetura 1: Los orígenes no existen. Mucho mejor, podemos y acaso debemos pensar el  
universo, el mundo, la vida y la realidad en términos de metamorfosis incesantes. La idea  
mismademetamorfosisremiteaunacomprensiónorganicistadeluniverso;ensuhorizonte  
se encuentra la idea de morfogénesis. Si la mente –o para el caso, dicho genéricamente, la  
conciencia- constituye acaso la expresión más refinada de la comprensión de la materia y  
de los sistemas vivos, entonces, ulteriormente, todo es conciencia. El panpsiquismo tiene  
entonces toda la palabra.  
La preocupación por la causalidad corresponde en realidad a un afán por control;  
epistémico, o físico.  
3
. tEsis no. 2: El origEn suCEdE Como raCimos  
Las estrellas nacen a partir del polvo galáctico, pero el polvo existe en la forma de nebulosas.  
Como, por ejemplo, la nebulosa de Magallanes. En general, existen diversos tipos de  
nebulosas, notablemente, las nebulosas oscuras, de reflexión y de emisión. Cuando nacen,  
las estrellas nacen en racimos. En la historia del universo –que se calcula en unos 13.800  
millones de años, con un margen de error de doscientos mil años-, sólo ha habido tres  
generaciones de estrellas. La estrella que acompaña a la Tierra es una estrella de tercera  
generación. (Existen, a su vez, diversas categorizaciones sobre los tipos de estrellas).  
Por su parte, en la biosfera, las plantas –que constituyen aproximadamente el 97% de la  
biomasa en la Tierra- no son individuos, sino verdaderos colectivos sociales (Mancuso,  
2
017). De otro lado, no existe, en absoluto, una bacteria o un virus. Los virus existen en  
familias, y las bacterias existen en colonias. Asimismo, un gen no existe –por ejemplo,  
el gen de la obesidad, o el de las cardiopatías-. Los genes existen en redes. Los ejemplos  
pueden y deben multiplicarse sin dificultad alguna. Este fue justamente el gran mérito de  
la biología de sistemas. Por lo demás, la noción de individuo no existe en la naturaleza –  
individuo: literalmente: indiviso-. Acaso, únicamente, tan sólo en la cultura humana.  
Pensar el lenguaje de la vida –lo cual es posible a partir de la Tabla de Elementos Periódicos-  
equivale exactamente a pensar en términos de teoría de conjuntos; por derivación, cabe  
pensar asimismo en términos de teoría de grupos (como lo grupos de Lie). Mientras  
que la física clásica enseña a pensar en términos de individualidades y sus relaciones y  
trayectorias, la química permite entender el universo y el mundo en términos de teoría de  
conjuntos (Maldonado, 2022b).  
Sería exageradamente costoso, desde el punto de vista físico, la creación de cosas una  
por una, o una después de la otra. Basta con mirar una vez más al principio de la mínima  
acción en física o principio de Hamilton. La naturaleza opera con base en una lógica de  
conjuntos, y los orígenes tienen lugar como racimos, si cabe la expresión. La creencia en  
4
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
el origen como singularidad es el resultado de limitaciones epistemológicas. La vida es  
un magnífico tejido de interdependencias, codependencias, aprendizajes. La creencia de  
que existe algo como la eva mitocondrial o el LUCA –Last Unique Common Ancestor- es un  
error reduccionista. Esta es exactamente una expresión del reduccionismo químico-físico  
o bioquímico señalado en la tesis No. 1.  
En verdad, termodinámicamente sería oneroso para la naturaleza que los orígenes fueran  
individuales.Habríaundespilfarrodeenergía,pordecirlomenos,ylaleydelaconservación  
de la energía impide un despilfarro semejante. La creencia en orígenes individuales es la  
consecuencia del modo humano de pensar. Pensar por fuera de la caja el origen de la vida  
equivale a comprender que la naturaleza –desde la cosmología hasta la biología, desde la  
ecología hasta los flujos biogeoquímicos, por ejemplo- opera con base conjuntos, grupos  
Conjetura 2: El origen de una cosa son todas las cosas existentes en su momento. Esto  
invita a pensar en términos de contextos y relaciones. El origen de algo son los conjuntos de  
relaciones y relaciones de relaciones existentes en cada momento. Todo, en una dinámica de  
complejidad creciente. La nada no existe, y no existió jamás una creaciónex nihilo. Pensar en  
procesos equivale exactamente a indeterminar el universo, las cosas, los fenómenos.  
4
. tEsis no. 3: El origEn dE la vida ya no ExistE  
Lo que caracteriza a la vida, al mundo, al universo es el movimiento y la velocidad (Nail,  
2
021). La tierra se mueve alrededor del sol a una velocidad de 30 km/seg; el sol –y por tanto  
el sistema solar- se mueve alrededor de la galaxia a una velocidad de 230 km/seg; a su vez,  
la Vía Láctea se mueve alrededor del supercluster local a una velocidad de 600 km/seg. En  
fin, para decirlo aquí tan sólo puntualmente, el universo se expande a una velocidad de 71  
km/seg. Nada permanece. No hay estabilidad no quietud. Todo es devenir. Literalmente, el  
universo mismo, se cabe la referencia a Heráclito también en este plano, no se baña dos  
veces en un mismo río.  
El movimiento, el cambio, las transformaciones son incesantes. Las condiciones del  
surgimiento de los sistemas vivos tal y como los conocemos, ya no existen: física, empírica,  
química, matemáticamente. Quizás sería posible simular las condiciones iniciales, y ello  
ayudaría a entender el origen probable de la vida. Conocemos el mundo, todo parece  
indicarlo, acaso (tan sólo) por simulaciones.  
Ningún origen es inamovible. Se trata, simple y sencillamente, en el mejor de los casos,  
de un punto –literalmente- construido en un espacio de posibilidades. Sin embargo,  
no debemos dejarnos engañar por el punto. Su sentido y su significado se inscriben en  
el espacio de posibilidades, por definición, móvil. Pensar en complejidad corresponde a  
pensar en posibilidades, una idea anticipada ya por el espacio de Hilbert.  
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
Sin ánimo especulativo, el origen no se encuentra atrás en el tiempo –o en el espacio-, sino  
adelante. Las cosas, todas, están comenzando una y otra vez en un incesante proceso de  
re-creación. Las artes, mucho mejor que la ciencia o que la filosofía, pueden entender muy  
bien esta idea.  
El origen de la vida es una sola y misma cosa con el origen de todas las circunstancias,  
factores, fenómenos, dinámicas y sistemas que existían y que verosímilmente habrían  
hecho posible a la vida. Así las cosas, como señala la conjetura No. 2, el origen de una cosa  
es el origen de todas las cosas existentes en su momento. No existe, en absoluto, una causa  
inmaculada.  
Conjetura 3: Tan sólo, dicho de modo grueso, en las lenguas indoeuropeas la flecha de  
tiempo se dice que transcurre de izquierda a derecha, o bien, en otros términos, que  
el pasado queda atrás y que el futuro queda por delante. Esta idea es válida tan sólo al  
interior de un modelo gramatical y mental bien determinado. En el mapa de las familias  
lingüísticas, las lenguas indoeuropeas constituyen una amplia minoría. En otras lenguas  
y por tanto otras estructuras mentales-, el pasado queda adelante y el futuro queda atrás.  
Asimismo, la flecha de tiempo no transcurre en una sola dirección. El futuro condiciona al  
presente tanto (si no más) que el pasado. Caminamos hacia el origen, no provenimos de él.  
La poesía y la gran literatura lo saben; a diferencia de la ciencia (occidental).  
5
. tEsis no. 4: El origEn dE la vida Es El origEn mismo dEl  
EspaCio dE la vida Como un sistEma vivo  
Cuando emerge la vida en la tierra, la tierra misma comienza, al mismo tiempo, un proceso de  
transformaciones que permiten, sin la menor duda, entenderla como un organismo vivo. La  
tierraposeeunnúcleo–quenohemosterminadodeexplicarnidecomprenderenteramente-,  
configura alrededor suyo una membrana que es el campo magnético que protege a la vida  
de la radicación solar tanto como del resto del espacio circundante, incluyendo la radiación  
de fondo del universo. Asimismo, la biosfera se funda en ciclos biogeoquímicos y en ciclos  
de vientos que hacen, literalmente posible a la vida. Al mismo tiempo, la tectónica de placas  
hace posible la geobiodiversidad. No hay vida en la Tierra: antes bien, la Tierra está viva. Sin  
ambages, la tierra está viva, y uno de sus nombres es: biosfera. La literatura al respecto es  
abundante y creciente. En cada caso, cabe sin dificultad hablar de una mitocondria de la  
biosfera, una membrana porosa, varios aparatos de Golgi, y demás. No es éste el lugar para  
exponer con detalle la analogía (cfr. Lovelock, 1995; Volk, 1998).  
Una comprensión relacional del mundo y de las cosas demanda al mismo tiempo atender  
siempre a los contextos, en toda su complejidad y sus dinámicas. Pues bien, el origen de  
la vida es el origen mismo del espacio de la vida como un sistema vivo. La concepción del  
espacio en términos newtonianos o kantianos es hoy desueta y equivocada. Ni el tiempo  
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
ni el espacio son entidades absolutas, como grandes contenedores en donde sucederían  
las cosas. Son numerosos, hoy por hoy, los argumentos en contra de una concepción  
semejante.  
Comprender el origen y la naturaleza de la vida implica superar los entendimientos del  
tiempo y el espacio como entidades absolutas, externas a la vida misma, acaso como  
(
simplemente) condiciones de posibilidad. No hay nada separado, asistimos a un mismo  
tejido, ciertamente con colores y hebras, nudos y puntadas diferentes, para mantener la  
metáfora del tejido. El tiempo y el espacio –una sola y misma cosa, constituyen el tejido del  
entramado de la vida. Y no son entidades, cosas, dimensiones e instancias distintas. Este  
es el error de pensar un tiempo y un espacio sin vida, dicho inversamente.  
Los sistemas vivos crean el espacio-tiempo en el que se hacen posible y transforman a su  
2
vez dicho tejido . No hay dos cosas: el espacio y el tiempo, sino, ambos constituyen una  
sola unidad. Como una metáfora, se trata de la unidad que funge como telón de fondo para  
que la vida se haga posible.  
En otras palabras, el origen de la vida –por ejemplo, la división en células eucariotas y  
procariotas, los tres dominios de la vida –arquea, eukaria y bacteria-, la hipótesis del Arn  
como origen de la vida, o la hipótesis de que la metabolización sucedió originariamente  
metabolism first-, son imposibles al margen del proceso mediante el cual la biosfera se  
constituyó a sí misma originariamente como un organismo vivo.  
Pues bien, la verdad es que un organismo es imposible al margen del ecosistema en el que  
existe. Así las cosas, la génesis de la biosfera como organismo vivo es imposible al margen,  
por decir lo menos, de la emergencia del sistema solar, la importancia del brazo de Orión  
en la Vía Láctea, y demás. Entendemos así la complejidad del problema formulado. Como  
una observación particular, esta historia –story: relato-, es imposible sin el gran evento  
de oxidación de la biosfera (Canfield, 2016). Una vez más: a los recuentos físico-químicos  
y bioquímicos les hace falta una comprensión ecológica, por decir lo menos. La ecología  
estudia las interacciones entre los seres vivos y el medioambiente, pero el medioambiente  
es un concepto esencialmente abierto e indeterminado.  
Simpleyllanamente, lascosasnosucedeneneltiempoyenelespacio. Nohaynadaporfuera  
de ellos, pero ambos constituyen las hebras, si cabe, del mundo mismo. Sin ambages, los  
sistemas vivos son, ellos mismos, tiempo-espacio. Ciertamente una idea contraintuiviva.  
Conjetura 4: Análogamente a como no hay vida en la Tierra, sino la Tierra está viva,  
asimismo, no hay vida en el universo, sino el universo está vivo. La creencia de que el  
universo es inanimado –y de que hay, de un lado, fenómenos abióticos y, de otra parte,  
2
En quechua, por ejemplo, a propósito de la expresión Pachamama, pacha designa al tejido del tiempo y del espacio o, lo que  
es equivalente, existe una sola voz para designar lo que, por ejemplo, en español aparece como distinto y dividido: el espacio y el  
tiempo. No hay dos cosas, sino una sola. Sorpresivamente, lo que le tomó a Occidente más de dos mil años en integrar, el espa-  
cio-tiempo, ya lo tenían los pueblos andinos.  
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sistemas bióticos- corresponde exactamente al paradigma cartesiano-newtoniano. El  
organicismo tiene todo el sentido del mundo. Mejor aún, en el horizonte inmediato emerge  
el tema-problema del panpsiquismo (Maldonado, 2018). Ya en términos académicos, salta  
inmediatamente ante la mirada sensible las relaciones entre la obra de Spinoza y las ciencias  
de la complejidad. Una relación que jamás ha sido expresamente puesta sobre el tapete.  
6
. tEsis no. 5: la vida Es un proCEso, no un Estado  
Los sistemas vivos no son un componente o una estructura. Los sistemas vivos son lo  
que hacen. Hay tres maneras distintas, pero perfectamente entrelazadas de entender qué  
hacen, así: de un lado, transforman, verosímilmente, un entorno abiótico en vida; de otra  
parte, imprimen un sentido no direccional en el universo: los sistemas vivos constituyen  
una fruición del universo, mucho más que un interrogante teleológico. Se trata del  
disfrute de la belleza, dicho sin más. Desde las estrellas y el firmamento, hasta el instante  
sin tiempo. Finalmente, los sistemas vivos se hacen posibles incesantemente a sí mismos  
principalmente gracias a procesos (= redes) metabólicos y en una tensión continua entre  
homeostasis y homeorresis.  
El lenguaje de la vida es el de flujos, ciclos, dinámicas, funciones, metamorfosis,  
permutaciones, transformaciones, en fin, evolución. Dicho de manera puntual, los  
sistemas vivos son sistemas dinámicos no-lineales. La no-linealidad se refiere a las  
incontables relaciones, conexiones y contextos que comprenden a los sistemas vivos,  
inmediatos y directos, y mediatos de mediano y largo alcance al mismo tiempo. No  
existe en medioambiente inmóvil o estático. Los sistemas vivos existen relativamente  
al medioambiente, y lo mejor que pueden hacer es adaptarse al mismo a la vez que lo  
modifican en escala micro (= co-evolución).  
Dicho en el lenguaje de los sistemas alejados del equilibrio, hay vida allí donde existen  
fluctuaciones, perturbaciones, inestabilidades, equilibrios dinámicos, transiciones de  
fase, atractores extraños, y sin que nada de ello tenga, en absoluto, una carga emocional o  
psicológica. (Como si las perturbaciones fueran negativas, o las inestabilidades perjudiciales,  
por ejemplo). Otros múltiples modos de caracterizar a los sistemas vivos existen y son  
posibles. En todos los casos, la idea base es evidente: la vida es un proceso, no un estado. Y  
los procesos son inacabados, abiertos, con horizontes, incluso, si cabe, generosos.  
Pues bien, en la escala humana, es el hecho mismo de que la vida sea un proceso lo que  
sienta todas las garantías por el optimismo, la salud y la vitalidad. El optimismo puede  
expresarse en el sentido de que el peor de los futuros será mejor que el mejor de los pasados  
por el solo hecho de ser futuro; esto es, horizonte, esperanza, posibilidad. Sin dualismos,  
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
mientras que el lenguaje y la atmósfera de la física comporta desánimo y desasosiego, el  
3
lenguaje de los sistemas vivos es el de vitalidad, alegría y ganas .  
La dificultad de la búsqueda de formas de vida –originarias, en la historia de la biosfera,  
o externas ya en relación con la exobiología- estriba en que ni existe una definición de  
lo que sea la vida, ni tampoco existe una comprensión, digamos, unificada y básica de la  
misma. Simple y llanamente, no se sabe con exactitud que es la vida, esto es, un sistema  
vivo, en fin, los fenómenos que exhiben vida. Existe una tendencia muy generalizada a  
buscar la vida tal-y-como-la-conocemos, obliterando la vida tal-y-como-podría-ser-  
posible. Se trata del reduccionismo consistente en ver lo nuevo y desconocido a partir  
de lo ya conocido y experienciado. Si, para parafrasear un libro famoso (Jacob, 1982) el  
juego de la vida es el juego de lo posible, debemos poder pensar y conocer lo posible antes  
que simplemente lo real o actual. Esta es la carga de profundidad epistemológica de las  
ciencias de la complejidad.  
Lo real es tan sólo un elemento cuyo sentido y significado sólo se entiende a partir del  
conjunto en el que se inserta, que es el de lo posible. Sin embargo, a su vez, lo posible admite  
diversas modalidades, siendo quizás la más sugestiva –aunque difícil-, la dimensión  
misma de lo imposible. Como es sabido hoy hacemos incluso ciencia de lo imposible –  
cohomología, teoría de la imposibilidad de Arrow, hipercomputación biológica, eventos  
raros, y otros más-, de tal suerte que los fenómenos, sistemas y comportamientos de  
complejidad creciente exigen pensar lo imposible y lo posible antes que lo real mismo.  
Dicho sin más, pensar la vida consiste en pensar posibilidades y si es el caso, incluso,  
imposibilidades. Este es el fundamento mismo –the rationale- de la complejidad. Como  
se aprecia sin dificultad alguna, se trata de una idea con una carga al mismo tiempo  
epistemológica y ética, y no más una que la otra.  
Conjetura 5: ¿Qué forma tiene el viento? Ninguna (en particular). ¿Qué forma tiene el  
fuego? Ninguna (en especial) ¿Qué forma tiene el agua? Ninguna de forma determinada.  
¿
Qué firma incluso tiene la tierra? Ninguna específica. La naturaleza carece de forma;  
esto es, no tiene una forma mejor que otra. Así, pensar la naturaleza equivale a pensar la  
ausencia de forma alguna; o lo que es equivalente, se trata de pensar la indeterminación.  
Esta es, si cabe, la máxima complejidad: la ausencia de formas, la indeterminación, o lo  
que es lo mismo el cambio de una forma en otra. Las formas son momentos pasajeros,  
transitorios. En otro plano, la vida consiste en una multiplicidad, en una diversidad, así:  
de un lado, en la diversidad genética, natural y cultural. Y en otro plano, al mismo tiempo,  
es el problema –apasionante- de la morfogénesis. La vida carece de una forma mejor que  
otra, de una forma a pesar de otra(s). La vida y la naturaleza son la misma cosa, o bien,  
admiten o demandan la misma estructura mental.  
3
En griego, tener ganas se dice: gynomai, que significa iluminarse, estar iluminado – análogamente, por ejemplo, a cuando las  
sinapsis en el cerebro producen luz cuando se encuentran con motivo de una idea o algo más. He trabajado y ampliado esta idea  
en otro lugar.  
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Revista Iberoamericana de Complejidad y Ciencias Económicas  
7
. a manEra dE ConClusión  
La complejidad del origen y la naturaleza no puede ser explicada por una sola ciencia o  
disciplina, cualquier que ella sea. Necesitamos, por decir lo menos, pero es siendo una  
buena aproximación, un pensamiento de tipo sintético. Un panorama básico –no mínimo-  
comprende, a la fecha de hoy a la geología, geoquímica, bioquímica, microbiología, evolución,  
matemáticas de sistemas discretos, endosimbiosis, y física estadística. Y, quiero decirlo,  
biología cuántica. Debe ser posible –¡estamos alcanzando!- una síntesis entre ciencias,  
disciplinas, comprensiones y explicaciones distintas (Smith and Morowitz, 2016).  
Este artículo ha presentado cinco tesis y cinco conjeturas. Las cinco tesis coinciden en  
una sola y misma estructura mental, a saber: pensar en términos de síntesis, procesos y  
conjuntos (el orden no importa). Esto es, manifiestamente, todo lo contrario a pensar en  
términos analíticos y composicionales. Por su parte, las conjeturas apuntan a un desafío  
al mismo tiempo lógico, metodológico y heurístico.  
La pregunta por el origen de la vida no puede ser respondida al margen del interrogante  
acerca de la naturaleza de la vida; esto es, qué hacen los sistemas vivos para vivir. Pues  
bien, esta dúplice pregunta es perfectamente inseparable de la consideración acerca del  
ecosistema que implican las dos preguntas, en toda la extensión, en toda la profundidad  
de la palabra.  
*
* *  
Una teoría sobre el origen y la naturaleza de la vida coincide, queremos sostenerlo, con  
una teoría de los procesos fundamentales, originalmente formulada por Feynman en  
1
962, en el marco de la física. Dejo aquí de lado un estudio acerca de la validez definitiva de  
esta formulación. En cualquier caso, la lógica y/o matemática que se encuentra en la base  
de la dúplice pregunta formulada es la de la combinatoria. (Es en este sentido que cabe,  
perfectamente, “el juego de lo posible”).  
Concluyamos con lo siguiente. Debemos poder despertar un sentido de sospecha  
acerca de un relato único sobre el origen y la naturaleza de la vida. La variedad, la  
riqueza, la complejidad de la vida admite diversos relatos. Sin embargo, no cualquier  
relato da lo mismo.  
*
* *  
Colofón (Conjetura in addendum): El conocimiento de la vida pone en evidencia que  
los sistemas vivos viven en el presente, incluso aunque tengan la capacidad, como es  
efectivamente el hecho, de anticipar acontecimientos. (Los sistemas vivos, todos, son  
capaces de modelizar la realidad y anticipar acontecimiento; hasta un punto). La vida se  
vive en el presente, y según todo parece indicarlo suficientemente, sólo existe el presente;  
un presente viviente digamos (lebendige Gegenwart). No existe el pasado, como tampoco  
el futuro. Si ello es cierto, la ciencia y la filosofía encuentran ante sí a la sabiduría. Saber  
de vida, en el sentido más extenso y profundo, es una experiencia, no un acto intelectual.  
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