Revista de ciencia de la Complejidad
En otras palabras, es el concepto cuántico del bit de información. El qubit, al igual que el
bit, puede representar dos estados base, 1 o 0. Sin embargo, también puede generar todas
las posibles combinaciones entre los estados base (1y0).
Otra característica notable de la cuántica es la rapidez en la cual se da la construcción y
transmisión de la información. Por ejemplo, la transferencia de información clásica nece-
sariamente “requiere que los objetos físicos que codifican la cadena de bits, ceros y unos,
se transporten ellos mismos o el mensaje se codifique en alguna otra portadora física que
luego se transporte del remitente al receptor” (Georgiev, 2018, 84). Ahora bien, de acuerdo
con la teoría de la relatividad, ningún portador físico de particulares materiales o luz pue-
de viajar más rápido que la velocidad de la luz, por lo que los intercambios de información
clásica tampoco podrían superar dicha velocidad.
Pero ¿cómo se relaciona lo descrito anteriormente con los alimentos? Quisiéramos decir
que es fácil de explicar, pero no lo es. Sin embargo, el campo de la biología cuántica nos da
cada día más elementos para entenderlo y explicarlo de una manera mucho más simple,
aunque los procesos que abarca en realidad sean complejos. Lo primero que hay que decir
es que todos los sistemas vivos actualizan de manera constante los procesos internos de
acuerdo con la información obtenida a partir de los elementos y procesos que conforman
el medio ambiente que les rodea (Marais et al., 2018). En ese sentido, dichos sistemas son
altamente sensibles a los pequeños cambios del medio ambiente, pero estos tienen la ca-
pacidad de detectar cambios a nivel cuántico. A este proceso se le denomina “detección”
(
Marais A et al., 2018). En otras palabras, lo fascinante de la vida es que sabe leer muy bien
sus entornos, aprovechando de manera eficaz la información obtenida para lograr impor-
tantes beneficios. En ese orden de ideas, los alimentos como sistemas vivos que a su vez
componen otros sistemas vivos, constantemente entran en un juego de comunicación con
los elementos que les rodean y que les permite intercambiar información entre sí.
En esa misma línea, los alimentos transmiten esa información a los seres humanos una vez
interactúan. Cuando ingerimos un alimento en su estado inicial (sin procesar), estamos
consumiendo no solo sus macro y micro nutrientes, sino toda su historia, sus relaciones
con otros organismos vivos, su interacción con los climas, en suma, todo su paso por la
vida. En resumen, introducir la perspectiva de la información cuántica al campo de la nu-
trición, nos acerca a pensar que los alimentos son más que una experiencia directa con la
supervivencia, son también una forma imprescindible de comunicarnos con la naturaleza
a través de un intercambio espontáneo y fluido de información para el mantenimiento de
la vida.
Partiendo de lo anterior, tanto el campo de la salud como el de la nutrición, deberían preo-
cuparse tanto por otros sistemas vivos como lo hace por los seres humanos, debido a que,
desde sus inicios, ambos campos se enfrentan a un problema crítico, y es que son esencial-
mente antropocéntricos. Sin embargo, citando a Maldonado (2018), “la salud es un fenó-
meno que empieza mucho antes de cada quien, que atraviesa a cada cual, pero que desbor-
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