RICCE, ꢃ0ꢃꢄ Voꢅ. 2 Nꢆo 1: ꢇꢁꢁꢂꢀ://dꢈi.ꢈrg/ 1ꢉ.48168/RICCE.v2n1ꢂ123  
https://reviꢀꢁaꢀ.ulaꢀalle.edu.ꢂe/ricce  
agRobiodiveRsidad: conocimientos,  
cUltURa y conveRsaciones con el  
clima  
Fecha de recep ción: 10-11-23 / Fecha de acep tación: 29- 02-24  
1
Javier Llacsa Tacuri  
investigador de proFonanpe  
Correo electrónicoꢀjllacsat@yahoo.es  
ORCID: 0000-0002-2820-5695  
rEsuMEn  
El artículo propone un enfoque intercultural e integral para trascender la especialización  
y el tecnicismo en la comprensión y en la gestión de la agrobiodiversidad, como estrategia  
en torno a los desafíos globales actuales. Se ha analizado y contrastado resultados actua-  
les con resultados de investigaciones y proyectos en agrobiodiversidad de los últimos 20  
años en comunidades andinas y amazónicas del Perú. Por la magnitud de los conocimien-  
tos ancestrales se ha puesto especial énfasis en los indicadores climáticos. Los resultados  
contribuyen al sustento de la estrecha relación entre el conocimiento ancestral con su cos-  
movisión y concepciones culturales sobre la vida y el mundo. La investigación responde a  
la necesidad de ampliar el marco de percepciones socioculturales sobre los conocimien-  
tos ancestrales, con base en sus profundos valores y ética, que puede aportar además a la  
construcción de políticas con pertinencia cultural y ecológica. Los conocimientos ances-  
trales son, ante todo, conocimiento; su cualidad está en su naturaleza epistemológica que  
explica el sentido de tales conocimientos, el estado de la conservación de la agrobiodiver-  
sidad y del ambiente.  
Palabras clave: Conocimientos, Agrobiodiversidad, Cosmovisión, Indicadores climáticos,  
gestión.  
abstraCt  
The article proposes an intercultural and comprehensive approach to transcend specia-  
lization and technicality in the understanding and management of agrobiodiversity, as  
1
Doctor en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Biodiversidad e Interculturalidad de la Universidad Nacional Federico  
Villarreal.  
123  
Revista de ciencia de la Complejidad  
a strategy regarding current global challenges. Current results have been analyzed and  
contrasted with the results of research and projects on agrobiodiversity over the last 20  
years in Andean and Amazonian communities in Peru. Due to the magnitude of ancestral  
knowledge, special emphasis has been placed on climate indicators. The results contribute  
to supporting the close relationship between ancestral knowledge with their worldview  
and cultural conceptions about life and the world. The research responds to the need to  
expand the framework of sociocultural perceptions of ancestral knowledge, based on its  
deep values and ethics, which can also contribute to the construction of policies with cul-  
tural and ecological relevance. Ancestral knowledge is, above all, knowledge; Its quality  
is in its epistemological nature that explains the meaning of such knowledge, the state of  
conservation of agrobiodiversity and the environment. Therefore, actions are necessary to  
reverse the progressive loss of ancestral knowledge that leads to the decrease in agrobio-  
diversity and landscape degradation.  
Keywords: Knowledge, agrobiodiversity, climate indicators, worldview.  
1
. El ContExto bioCultural dE ConsErvaCión dE la  
agrobiodivErsidad.  
El ámbito mayor de los Andes Centrales (Costa y Amazonía) del Perú forma parte de uno  
de los 8 centros de origen de plantas cultivadas en el mundo, siendo uno de los países con  
una gran diversidad y variabilidad de cultivos, la cual es conocida como agrobiodiversidad  
la que actualmente es gestionada en condiciones in situ (en chacras y en continua adap-  
tación) por comunidades campesinas andinas y nativas amazónicas. En el Perú existen  
aproximadamente 9 mil comunidades nativas y campesinas, según el Instituto Nacional  
de Estadística e Informática (INEI) a través del III Censo de Comunidades Nativas y el I  
Censo de Comunidades Campesinas ejecutados en el 2017, donde fueron censadas 9,385  
comunidades, de las cuales 2,703 son nativas (Amazonía) y 6,682 campesinas (Andes).  
Adicionalmente las razones de la gran agrobiodiversidad en el Perú están enfocadas en el  
carácter de gran diversidad ecológica de sus paisajes con el 80% de las características de  
las zonas de vida del mundo, que otorga características ecológicas diversas y particulares  
a la Costa, los Andes y la Amazonía. Pero también la gran agrobiodiversidad encuentra un  
soporte sustancial en el carácter de su diversidad cultural, de ser un país centro de ori-  
gen de culturas, actualmente con 55 pueblos originarios y 45 idiomas originarios, quienes  
por más de 10mil años (Brack, 2003, p. 11) han domesticado y adaptado ancestralmente  
plantas y animales, han generado conocimientos y han adecuado el paisaje diverso para  
la producción y para mitigar los efectos de la diversidad y variabilidad climática, siendo  
uno de los productos culturales de ese largo proceso: la agrobiodiversidad. Es necesario  
indicar que este proceso de domesticación y adaptación de la agrobiodiversidad continúa  
en la actualidad.  
1
24  
Revista de ciencia de la Complejidad  
2
. dEsEnCuEntros CulturalEs En las dEfiniCionEs y ConCEptos  
dE la agrobiodivErsidad  
El artículo tiene como objetivos proponer y ampliar el conocimiento integral sobre la agro-  
biodiversidad en el Perú, y en este marco exponer el bagaje de conocimientos existentes.  
Del mismo modo, sustentar la estrecha relación que existe entre el conocimiento per se,  
con la cosmovisión y la concepción que tiene cada pueblo sobre la vida y el mundo, y con  
ello sostener la necesidad de gestión de conocimientos ancestrales desde la educación  
para el desarrollo sostenible y el cambio climático, frente a una progresiva y constante  
pérdida de conocimientos ancestrales entre los jóvenes y niños de comunidades campesi-  
nas y nativas en el Perú.  
Más allá de sus diversas definiciones y conceptos, así como la amplitud interdisciplinaria  
que propone su comprensión, se han hecho más esfuerzos y se han enfocado más en co-  
nocer la agrobiodiversidad desde la diversidad y variabilidad de cultivos, emprendimiento  
que nos lleva a seguir sumando las investigaciones y la especialización; sin embargo, de-  
jando de lado la integralidad biocultural que sostiene su vigencia y conservación. Así, la  
agrobiodiversidad con sus amplísimas definiciones es en esencia un concepto técnico con  
tendencia a la especialización aun cuando en la diversidad y variabilidad de los recursos  
genéticos se continúa encontrando las bases y el sentido de su conservación in situ en la  
sólida y ancestral conjunción de factores culturales y biológicos.  
Al ser un concepto técnico, sus definiciones no son conocidas necesariamente en esos tér-  
minos, con ese sentido y de esa forma por quienes la conservan, puesto que sus concepcio-  
nes culturales ancestrales trascienden definiciones, conceptos y conocimientos. Este sea  
tal vez un primer elemento de análisis en los desencuentros culturales, principalmente en  
torno a la identificación conjunta y unívoca de las motivaciones, sentidos y objetivos de la  
conservación y uso sostenible de la agrobiodiversidad.  
Las comunidades campesinas y nativas de los Andes y la Amazonía del Perú, difícilmente  
se refieren espontánea y originalmente como “agrobiodiversidad” a sus cultivos, sus ani-  
males, sus alimentos, el paisaje y el contexto en general de sus ámbitos; del mismo modo el  
término “conservación” pareciera tener otro sentido en la conjunción “conservación de la  
agrobiodiversidad”. Este escenario nos propone continuar con los esfuerzos de aprender  
y comprender las concepciones culturales campesinas sobre la agrobiodiversidad y su re-  
lacionamiento con ella que, expuestas a la luz las diversas evidencias, expresaría más bien  
en todas sus manifestaciones vigentes una relación o conexión diferente con la agrobiodi-  
versidad y con la naturaleza en general, que le da su propio sentido cultural a la “conserva-  
ción” en torno a lo que representa el bienestar, el buen vivir, la suficiencia alimentaria, la  
armonía comunal y del paisaje.  
En ese sentido, si bien la abstracción y por consiguiente la especialización ayuda a pro-  
fundizar uno de los elementos extraídos de una totalidad, cuando se trata de la gestión  
125  
Revista de ciencia de la Complejidad  
integral, la abstracción resulta siendo insuficiente. La agrobiodiversidad es un tema muy  
amplio y complejo, sin embargo, es posible comprenderlo desde otro contexto cultural di-  
ferente al que se conserva, cuando además de la investigación y la experiencia, también  
tiene el soporte del enfoque de interculturalidad. Comprender la conservación de la agro-  
biodiversidad implica comprender también concepciones culturales y modos de vida di-  
ferentes, implica por tanto comprender la cultura que sostiene la conservación. Un modo  
de vida que no está separado de la modernidad, que está relacionada y en muchos casos  
fuertemente influencia por ella; sin embargo, con todo ello continúa siendo otra experien-  
cia de vida, en el propio contexto de la modernidad y paralela a la modernidad cuya cua-  
lidad relevante es que, con toda esa interrelación y fuerte influencia, guarda aún valiosas  
manifestaciones culturales originarias diferentes a la modernidad que tienen valores su-  
mamente útiles para la humanidad. Muchas de estas manifestaciones culturales se hacen  
evidentes en los ciclos de producción de la agrobiodiversidad.  
Este artículo toma como referencia de análisis una parte de los sistemas de conocimientos  
ancestrales con especial énfasis en aquellos relacionados a los indicadores y señas climáti-  
cas, su vigencia comprobada, sus roles y necesidad en torno al actual cambio climático, su  
importancia en la producción de alimentos y de la agrobiodiversidad, y sus valores para el  
aprendizaje, la educación y el desarrollo sostenible, en clara correspondencia con la ética  
desplegada por estos pueblos hacia la naturaleza, plantas, animales y todo lo presente en  
el ámbito del “universo comunal”, en el contexto de la producción de la agrobiodiversidad.  
3
. fuEntEs y ConsidEraCionEs MEtodológiCas  
El artículo resulta del análisis de resultados de experiencias de investigación científica y  
de proyectos sobre la agrobiodiversidad de los últimos 20 años en comunidades andinas  
y amazónicas del Perú. El enfoque de interculturalidad sostiene la implementación, re-  
sultados y conclusiones de tales experiencias cuyo alcance propone la trascendencia de  
las tendencias de especialización y tecnicismo hacia la agrobiodiversidad e incorporar los  
elementos bioculturales inherentes.  
Los resultados analizados provienen de 2 investigaciones. La investigación sobre “Factores  
de distribución y conservación de la diversidad de papas nativas en comunidades campe-  
sinas de Cusco”, desarrollada entre los años 2003 y 2010; y la investigación sobre “Gestión  
de conocimientos tradicionales asociados a la biodiversidad y el cambio climático en el  
marco de la educación ambiental en áreas protegidas de la Amazonía” desarrollada en-  
tre los años 2014 y 2018. Los resultados de proyectos que han contemplado en su diseño  
gestión de conocimientos ancestrales, analizados en este artículo provienen de: “Proyec-  
to Conservación In Situ de Cultivos Nativos y sus Parientes Silvestres” ejecutado entre el  
2
001 y 2006, financiado por Global Environment Facility – Fondo Mundial para el Medio  
Ambiente (GEF) e implementado por el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA);  
1
26  
Revista de ciencia de la Complejidad  
Proyecto Comunitario de la biodiversidad en Comunidades altas de Cusco” implementa-  
do entre el 2007 y 2010, financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Coopera-  
ción (COSUDE) e implementado por Centro de Promoción de Sabidurías Interculturales  
(
CEPROSI); “Proyecto Cogestión Amazonía Perú” implementado entre el 2013 y 2017, fi-  
nanciado e implementado por Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit  
-
Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GIZ); y el “Proyecto GEF Agrobiodiversidad  
Sistemas Importantes Patrimonio de la Agricultura Mundial (SIPAM)” implementado en-  
tre el 2019 y el 2023, financiado por GEF e implementado por Organización de las Naciones  
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Ministerio del Ambiente (MINAM) y  
el ONERNFondo de Promoción de las Áreas Naturales Protegidas del Perú (PROFONANPE).  
De este modo, sobre las fuentes en referencia exponemos algunos aspectos que pueden  
contribuir a un mayor conocimiento sobre la conservación de la agrobiodiversidad en los  
Andes y la Amazonía del Perú y algunas perspectivas orientadas hacia una propuesta de  
gestión intercultural, que tiene soporte en experiencias de trabajo, experiencias de vida y  
por supuesto, la investigación científica.  
Profundizar en la investigación de la conservación de la agrobiodiversidad nos lleva a di-  
versos campos de reflexión. Las reflexiones sobre el tema religioso y la sacralidad tienen  
lugar en la medida en la que se reconozca la vigencia de la ritualidad y la festividad asocia-  
da a la conservación de la agrobiodiversidad. Así mismo, algunos principios fundamenta-  
les de la economía, el mercado y la comercialización son vulnerados cuando se evidencia  
en diferentes circunstancias concepciones sobre la agrobiodiversidad que trascienden el  
valor económico monetario, que propone la necesidad de volver a revisar las razones o mo-  
tivaciones de la ritualidad en su conservación. Del mismo modo las concepciones técnicas  
de las ciencias biológicas y ambientales también encuentran algunas cuestiones cuando  
la ritualidad nos expone en algunas circunstancias sacralidad hacia las semillas, los ani-  
males o la naturaleza y un sentido relacional diferente al que expresan las definiciones téc-  
nicas de los recursos naturales, de los recursos genéticos o de los servicios ecosistémicos.  
Parte del gran bagaje de conocimientos relacionados con la agrobiodiversidad y las estra-  
tegias de producción lo constituyen la amplia gama de indicadores y señas climáticos que  
evidencia una relación y “conversación” particular entre diversos “actores” con el clima  
de cuya consideración, observación y “lectura” pueden aproximarse a ciertos niveles de  
predicción pero sobre todo implementar estrategias y tomar medidas previas para miti-  
gar sus impactos y realizar las labores agrícolas, pecuarias, pastoriles o forestales en los  
momentos apropiados. No obstante, lo trascendental de esta “conversación” radica en que  
todos estos conocimientos expresan una relación estrecha con su cosmovisión, carácter  
que es tan importante en la medida en la que esas manifestaciones exponen el sentido  
profundo de “comunidad” o del “Ayllu” en donde las conjunciones y la armonía de muchos  
miembros de la comunidad: plantas, animales, insectos, la tierra, las montañas, el agua,  
los árboles y arbustos, los pastos, el hombre mismo (varones y mujeres, niños, jóvenes y  
abuelos), el sol, la luna, las estrellas, los rayos, los vientos, el arcoíris, entre muchos otros  
127  
Revista de ciencia de la Complejidad  
más, son partícipes necesarios de la producción de alimentos, cada uno con su aporte y  
también como poseedor de “conocimiento”, por tanto cada actor es importante en la pro-  
ducción de la agrobiodiversidad y a eso se refiere el concepto mayor de “comunidad” y de  
“organicidad” en el contexto de la cosmovisión andino amazónica.  
En el contexto de las comunidades campesinas y nativas, los procesos de gestión de cono-  
cimientos ancestrales -y los procesos en general- implica en principio una decisión pro-  
pia; el apoyo externo para tales fines se sostiene consecuentemente en el enfoque de in-  
terculturalidad que permite en principio conocer y comprender tales realidades de vida,  
para consensuar emprendimientos que tengan pertinencia cultural y ecológica, y estén  
enmarcados en el interés comunal. En este sentido, la implementación de la propuesta de  
planificación colectiva y participativa traducida en los “planes de vida” promovido por el  
Ministerio de Cultura, pueden ayudar y ha ayudado en el Proyecto GEF Agrobiodiversidad  
SIPAM a iniciar procesos consensuados con las comunidades para fortalecer la gestión de  
la agrobiodiversidad.  
En este orden, el calendario comunal, constituye un instrumento importante para contex-  
tualizar y graficar una realidad ecológica y cultural. Posibilita el conocimiento y compren-  
sión de una vivencia cultural dentro de una o varias comunidades campesinas y/o nativas  
en relación con el clima, con su paisaje, con sus chacras, con sus crianzas y con todo con lo  
que se relaciona en el contexto ecológico de la comunidad. Este instrumento, estructura y  
visualiza, de modo abreviado, las actividades que realizan las poblaciones de las comuni-  
dades en los diferentes espacios de vida de su comunidad a lo largo del año, ya sea el año  
agrícola, pecuario, forestal o el año “oficial” que conocemos.  
El calendario comunal, expone la existencia y percepción de dos épocas climáticas bien  
diferenciadas: una época de lluvias (poqoy) y otra época seca (ch´aquiriy) con bajas tem-  
peraturas. No obstante, la transición entre estas épocas climáticas no tiene un momento  
fijo establecido, varía cada año de modo que la llegada de las lluvias o de la época seca pue-  
de adelantarse o retrasarse. El conocimiento sobre este aspecto es de suma importancia,  
pues las comunidades campesinas tienen aún las capacidades ancestrales para poder te-  
ner una “lectura” de estas variaciones climáticas, pues a partir de estas, se determinan los  
momentos oportunos o apropiados de sus labores de preparación de terrenos, siembras,  
labores culturales, cosechas y sus labores pecuarias; siendo en consecuencia, variable en  
cada año.  
En los calendarios, también se observa un gran despliegue de conocimientos ancestrales  
a lo largo del año. Su representación gráfica refleja los quehaceres cotidianos de la comu-  
nidad en las dos épocas climáticas, ilustradas para su comprensión mes a mes. Constituye  
una herramienta útil para compartir vivencias y propiciar el diálogo de conocimientos en  
espacios estratégicos como las Instituciones Educativas de las comunidades. El calendario  
comunal tiene una matriz metodológica e instrumentos complementarios que tienen per-  
tinencia cultural en su aplicación. El calendario puede seguir alimentándose año tras año  
1
28  
Revista de ciencia de la Complejidad  
con más información según los ejes de interés como, por ejemplo, en el calendario comunal  
se puede observar la temporalidad de la oferta de los alimentos que otorga la agrobiodiver-  
sidad y el paisaje; y con ello, la dieta alimentaria anual de estas familias y comunidades en  
base a la agrobiodiversidad es también diversa y variable en cada época del año y durante  
el año.  
Figura 1 Calendariꢈ cꢈmunal  
Fuente: Prꢈyecꢁꢈ GEF Agrꢈbiꢈdiverꢀidad SIPAM. 2ꢉ23  
El calendario comunal es el primer producto necesario para el registro ampliado de los co-  
nocimientos sobre indicadores y señas climáticas con fines de gestión; el registro se realiza  
en formatos amables y puede realizarse en cualquier momento, sin embargo, en las inves-  
tigaciones y experiencias al respecto se ha tenido mejores resultados cuando el registro  
coincide con el momento mismo en el que ocurre la observación del indicador, puesto que  
otorga mayores elementos para sustentar o explicar la profundidad y los detalles de cada  
uno de los indicadores y señas.  
129  
Revista de ciencia de la Complejidad  
4
. El ContExto dE las ConvErsaCionEs Con El CliMa y sus  
aCtorEs.  
A lo largo del año y en especial en las transiciones de las épocas climáticas es interesante  
poder evidenciar una cantidad considerable de indicadores y señas climáticas que son to-  
mados en cuenta por las comunidades campesinas, para predecir con cierta aproximación  
las ocurrencias climáticas. Plantas, animales, insectos, la tierra, las montañas, el agua, los  
árboles y arbustos, los pastos, el sol, la luna, las estrellas, las nubes, los rayos, los vientos,  
el arcoíris, y todo lo que forma parte del contexto ecológico (varios pisos ecológicos) y del  
universo de la comunidad, constituyen indicadores y señas climáticas, para las comunida-  
des.  
Las características de cómo se presentan los astros, están relacionados mayormente con  
las sequías y las heladas. La floración, es decir la abundancia o escases de las flores, está  
relacionado mayormente con la llegada de las lluvias. Las aves, los mamíferos, los insectos,  
batracios y reptiles están asociadas mayormente a la llegada y a la intensidad de las llu-  
vias. Todas ellas constituyen indicadores y señales para aproximarse a un cierto nivel de  
predicción de cómo serán los días y semanas siguientes, así como el año agrícola en térmi-  
nos climáticos. En los Andes, los indicadores y señas se observan todo el año, pero existen  
momentos con mayor intensidad y número de indicadores, antes y durante las siembras  
(
entre junio hasta noviembre); durante la floración de los cultivos (diciembre - enero); an-  
tes y durante las cosechas (entre febrero y mayo).  
En las condiciones cambiantes y diversas del clima y del paisaje, las comunidades cam-  
pesinas pertinentemente, conservan y adaptan continuamente una gran diversidad y va-  
riabilidad de cultivos. Esta riqueza en agrobiodiversidad ha constituido la fuente de ali-  
mentación de las poblaciones originarias y constituye potencialmente la garantía de la  
seguridad alimentaria y de salud de las comunidades campesinas y un potencial alterna-  
tivo para generar ingresos económicos. La organización familiar e interfamiliar sostiene  
aún estos sistemas de conocimientos en torno al clima y a la agrobiodiversidad; y es esta  
organización familiar e interfamiliar (grupos de ayni – grupos de familias que comparten  
lazos de cercana relación y que comparten labores agrícolas) el que le da cierto soporte y  
vigencia a la debilitada organización comunal.  
La última experiencia nacional oficial de una alianza del Estado con la cooperación inter-  
nacional con el proyecto GEF Agrobiodiversidad SIPAM en los últimos años desde el 2019  
en el mismo contexto de la crisis de la pandemia, ha permitido constatar la vigencia y el  
registro de alrededor de 500 conocimientos ancestrales en más de 70 comunidades cam-  
pesinas de 5 regiones del país (Apurímac, Arequipa, Cusco, Huancavelica y Puno) con la  
participación directa de 2,200 familias, quienes compartieron, expusieron y gestionaron  
sus conocimientos.  
Estos conocimientos están relacionados a la alimentación, a la salud, a las plantas me-  
1
3ꢉ  
Revista de ciencia de la Complejidad  
dicinales, a la diversidad y variabilidad de cultivos, animales, plantas silvestres, frutales,  
parientes silvestres de los cultivos, pastos y especies forestales, a la crianza de animales,  
prácticas agrícolas y pecuarias, a la gestión de los suelos y del agua, al clima y sus indicado-  
res biológicos y culturales, entre otros. Este importante registro incrementa los registros  
de conocimientos ancestrales ejecutada por otras experiencias de proyectos, instituciones  
e investigaciones anteriores en agrobiodiversidad desde el año 2,000, que provienen tam-  
bién de comunidades campesinas andinas, así como de comunidades nativas amazónicas  
de diferentes regiones del país. Este proyecto ha permitido también contrastar registros  
anteriores, comprobar su vigencia en tiempos de crisis como la pandemia y dar un paso  
importante en las propuestas de gestión de conocimientos ancestrales a través de las Es-  
cuelas de Campo para agricultores y las Instituciones Educativas rurales, con un enfoque  
de gestión intercultural e intergeneracional de los conocimientos ancestrales.  
Mes  
Ene  
Seña o indicador climático - Lugar  
Hawanqollay (cactácea):  
Referencia del indicador o seña  
El grado de florecimiento es indicador de la llegada de lluvias. Cuando  
empieza a florecer en abundancia se acercan las lluvias. Si florece poco,  
poco no se aproximan las sequías.  
Hongo, cuya aparición es un indicador para la llegada de las lluvias.  
Lares – Cusco.  
Qallampa  
Suillus luteus  
Indicador de buena producción de papas.  
En esta época también se observa los  
sapos, las cigarras. – Pampacorral –  
Cusco.  
En la Amazonía se escucha a los coto-  
monos para la llegada de las lluvias.  
Layo o trebol nativo (Trifolium amai- El layo crece en las praderas altoandinas. Durante el barbecho en las áreas  
Feb  
ble K.)  
de cultivo observan el “layo”: su tamaño, sus raíces y su sabor. Si sus raí-  
ces se desprenden fácilmente del suelo es un indicador de que no será un  
buen año principalmente para las papas. Si el “layo” crece robustamente  
y bien fijada al suelo son indicadores de un año bueno. Si al masticar el  
tallo es amargo no será un buen año, si el tallo es dulce el año será bueno.  
Si produce en abundante cantidad el capulí, es un indicador de que habrá  
poca cosecha de maíz. Observación de su producción y floración  
Ácora – Puno.  
Planta indicadora del clima y de la  
fertilidad de los suelos.  
El capulí (Prunus serótina).  
Huayana - Apurímac  
Phallcha  
Mar  
Producción de papa – flores grandes significa buena producción, flores  
pequeñas significa baja producción.  
Gentianella sp.  
Lares – Cusco  
Calabaza  
Se observa la floración de la calabaza. Abundante floración indica que las  
lluvias serán suficientes.  
Cucurbita sp.  
Lares - Cusco  
1
31  
Revista de ciencia de la Complejidad  
Abr  
Luna “Huiksu killa”- Posición de la Los meses de marzo y abril son cruciales en la maduración de los culti-  
luna  
vos, son estos meses donde algunas personas están al tanto de la posición  
lunar.  
Cuando la luna todavía está inclinada. Entonces van a seguir las lluvias.  
Cuando la luna ya no está inclinada ya está normal. Entonces van a cesar  
las lluvias.  
May  
Jun  
Observación de la Luna llena.  
Chiara – Apurímac.  
La plenitud y la intensidad del brillo son indicadores de la culminación  
de las lluvias.  
También se observa la constelación de  
la chacana, el lucero del amanecer.  
Observación de estrellas pleyades”- Si es brillante la estrella, la 1ra siembra dará buena producción; si es opa-  
Qolqa”, Suchu:  
co, la siembra se retrasará; si no brilla, la producción será baja. (observa-  
ción 24 de junio).  
Lares – Cusco.  
En esta época se observa también el  
Cantu, el Campachu.  
Sankayu  
Jul  
Se observa la 1ra, 2da y 3ra floración para decidir el momento de la siem-  
bra. Si la 1ra floración es abundante y da fruto, ése es el momento o época  
de siembra adecuada – siembra temprana. Si la 2da floración es normal  
y produce fruto, es siembra intermedia. Si la 3ra floración es normal y  
produce fruto. Siembra tardía.  
Echinopsis maximiliana  
Planta de la familia cactaceae  
Ácora – Puno.  
Si las flores son dañadas por las heladas y  
Indicador climático para el cultivo de  
papa.  
no fructifica es una seña de que los cultivos serán afectados por la helada.  
Año de heladas fuertes.  
En el nido, si encuentran piedritas pequeñas. Anuncia presencia de gra-  
Liqi liqui  
nizadas  
Lequecho  
Si pone los huevos en mogotes. Para un año con lluvias.  
Si pone sus huevos cerca de los ríos. Sera un año seco.  
Cuando los huevos son de color verde oscuro. Será buen año agrícola.  
Cuando los huevos son de color verde claro. No será buen año agrícola.  
Si encuentran número impar de huevos. Indica buen año agrícola.  
Si encuentra números pares de huevos. No buen año para la agricultura.  
Si los puntitos son definidos. Sera buen año para tubérculos.  
Si los puntitos son finos pequeños Sera buen año de granos  
Prilorelys resplendens  
Vanellus resplendens  
Ácora - Puno  
Ave indicadora del clima. Para la siem-  
bra de granos y tubérculos.  
1
32  
Revista de ciencia de la Complejidad  
Ago  
Kantuta  
Si presenta abundante floración. Se debe iniciar la temporada de siem-  
bra. Si en plena floración cae helada es un indicador de que posterior-  
mente afectara la helada  
Cantua buxifolia, familia Polemonia-  
ceae  
Ácora – Puno.  
Indicador del clima para las siembras  
de los cultivos.  
Jararanku  
Si la piel es de color amarillo. Nos indica un año pocas lluvias.  
Si la piel es de color verde. Sera un año lluvioso.  
Lagartija  
Liolaemus forsteri  
Ácora Puno.  
Si la cola es puntiaguda. Nos indica que habrá buena cosecha.  
Si la cola está cortada (muthu). Indica presencia de heladas.  
Si las crías aparecen antes de la siembra. Indica año adelantado.  
Si las crías aparecen tardíamente. Retrasar la siembra.  
Set  
Qariwa, huaycha o inkahuisa.  
Senecio clivicolus, familia Compositae  
Ácora – Puno.  
Es una seña que nos indica como será la producción de la papa, y si será  
siembra adelantada, intermedia o tardía, también nos indica si habrá  
heladas durante el ciclo agrícola. Se observa el florecimiento de la plan-  
ta Qariwa, en los terrenos donde se piensa realizar la siembra “grande”.  
Si empieza a florear desde agosto la siembre es temprana, incluso desde  
agosto. Si la floración es después de agosto la siembra debe ser desde se-  
tiembre incluso hasta noviembre.  
Cuando florece cargado y da frutos. Es seña de buen año para la papa.  
Cuando sus flores son afectadas por heladas. Indica que en la campaña  
agrícola habrá heladas.  
Cuando los sapos aparecen en la siembra. Indica buena seña buen año.  
Jamp’atu – Sapo  
Bufonidae  
Cuando el Sapo es de color negro.  
Cuando el Sapo es de color claro.  
Anuncian las lluvias.  
Indicador de la presencia de lluvias  
Anuncian pocas lluvias.  
Ácora – Puno.  
Atoq, Tiwula, Qamaqi  
Se escucha el aullido del zorro: Si su aullido es ronco. Sera un buen año  
para las cosechas.  
Zorro  
Y si el llanto es normal. Sera un año de poca cosecha.  
Lycalopex culpaeus  
Ácora Puno.  
Se debe de observar las heces del animal: si las heces tienen cáscara de  
papa. Es seña de que habrá buena producción de papa sak’ampaya.  
Su aullido en el mes de agosto indica siembra adelantada, si aúlla en sep-  
tiembre siembra intermedia, si aúlla en los inicios de octubre las últimas  
siembras serán buenas. Cuando aúlla como si se estuviera atragantado  
decimos se está atorando con la papa, habrá buena producción de papa,  
entonces sembrar bastante papa.  
Mamífero indicador de las lluvias  
para la siembra de tubérculos y gra-  
nos.  
1
33  
Revista de ciencia de la Complejidad  
Oct  
Amancay o Lirio (Alstroemeria, «as- Se observa la floración y la duración de la flor, de acuerdo a ello se apro-  
tromelia», «lirio del Perú» o «lirio de xima al pronóstico, con énfasis en la producción en el cultivo de papa.  
los Incas»).  
Cuando la flor dura una semana será un buen año y con buena la produc-  
ción de papas. Cuando la flor dura menos de 5 días, no será un buen año y  
la producción de papa será poca.  
Ácora – Puno.  
Planta indicadora del clima para el  
cultivo de papa.  
Luna  
Luna amarilla significa lluvia  
Pampacorral – Cusco.  
Hormigas  
Si las hormigas desde sus nidos sacan bolitas de tierra alrededor de su  
hoyo y forman a manera de torres. Se ausentará la lluvia, si es época de  
lluvias  
Lares – Cusco.  
Si solo sacan las bolitas de tierra y lo dispersan alrededor de su nido. Con-  
tinuará la lluvia o bien lloverá si estuvo seco el temporal.  
Las hormigas son también indicado-  
res en la Amazonía.  
Phichhitanka  
Nov  
Para helada canta: juphiw ch’iw, ¡viene la helada!  
Para la granizada canta: chh’ijchiw ch’iw, ¡viene la granizada!  
Para tener visita Canta: ch’ik ch’ik ¡viene visita!  
Zonotrichia capensis  
Sacuyo - Puno  
Huaraqo  
Para la quinua Canta: pisqui llauch’iw comeremos quinua  
Cuando los frutos del waraqo son abundantes y están ubicadas en la par-  
te superior del grupo de plantitas. Es seguro que nuestros cultivos ten-  
drán buenas cosechas.  
Austrocylindropuntia floccosa CAC-  
TACAEAE.  
Pero cuando la fructificación es poca. Las cosechas serán bajas  
Cuando baja de las alturas, indica presencia de lluvia.  
Nuevo Occoro – Huancavelica.  
Wallata  
Dic  
Chloephaga melanoptera  
Lares – Cusco.  
Tabla 1 Indicadꢈreꢀ climáꢁicꢈꢀ de lꢈꢀ Andeꢀ y la Amazꢈnía  
Fuente: Prꢈyecꢁꢈ GEF Agrꢈbiꢈdiverꢀidad SIPAM. 2ꢉ19 - 2ꢉ23  
La conjunción de información de todos estos indicadores y señas climáticas constituyen  
los insumos necesarios para que la familia tome diferentes decisiones para la mitigación  
de los impactos del clima y para determinar el momento apropiado para realizar sus labo-  
res agrícolas, pecuarias, pesca o en el bosque. Son sistemas de indicadores y señas, confor-  
mado por muchos “actores” interdependientes. No se considera la información de uno solo  
de ellos manera aislada o individual respecto a los demás indicadores; sino es el conjunto  
de indicadores el que brinda la información. Cada familia y cada comunidad pueden con-  
tar con diferentes indicadores, no siempre son los mismos, y los mismos pueden brindar  
información diferente en el contexto de cada comunidad; evidentemente por la diversidad  
de pisos ecológicos en la que están ubicadas las comunidades.  
1
34  
Revista de ciencia de la Complejidad  
Figura 2 Siꢀꢁemaꢀ de indicadꢈreꢀ y ꢀeñaꢀ climáꢁicaꢀ.  
Fuente: Elabꢈración ꢂrꢈꢂia, en baꢀe a la reviꢀión de infꢈrmación ꢀecundaria. 2ꢉ23  
Complementariamente, para garantizar la producción en el paisaje tan “irregular” de los  
Andes, con pendientes pronunciadas, con suelos de estructuras muy frágiles, con apti-  
tudes complicadas para la mecanización y el riego; implementan otras estrategias y con  
ellos otros sistemas de conocimientos, dentro de una campaña agrícola, en cada año agrí-  
cola, en cada comunidad y en cada región. Implica una continua adaptación de semillas,  
adecuación a la diversidad y variabilidad del clima y del paisaje (alturas, pendientes y ti-  
pos de suelos), en donde se despliega diversos sistemas de conocimientos. Las terrazas de  
formación lenta y los sukakollos del altiplano son parte de estos procesos de cientos de  
años y son mecanismos de adaptación del paisaje en torno al clima, para la producción.  
Así mismo, los cercos de piedra, con bloques de tierra o cercos con especies de arbustos o  
árboles nativos en el contorno de las chacras (agroforestería), también son mecanismos  
estratégicos en torno al clima.  
La asociación de cultivos, la siembra en mezcla de variedades, la rotación de cultivos, la  
rotación de terrenos, son también parte de los sistemas de conocimientos orientados a  
mitigar los impactos del clima. Así mismo, las pequeñas, múltiples y dispersas parcelas  
de cultivo (Valladolid, 2002, pp. 7:8) distribuidas a lo largo del paisaje comunal en diferen-  
135  
Revista de ciencia de la Complejidad  
tes pisos ecológicos, con diferentes grados de pendiente, con diferentes tipos de suelos,  
forman parte de estas estrategias en correspondencia con las características diversas y  
variables del clima, que complementan a los indicadores y señas climáticas. Las siembras  
en diferentes momentos son también estrategias implementadas de modo que cuando  
ocurren las heladas, granizadas o sequías, los cultivos están en diferentes estadios de su  
ciclo fenológico, por tanto, el impacto no es uniforme en todos los cultivos, con mayores  
posibilidades de recuperación.  
Todas estas estrategias propias del conocimiento ancestral hacen posible la agrobiodiver-  
sidad andino-amazónica. La capacidad de adaptación y el amplio conocimiento por parte  
de las comunidades hacen posible que, en estos tipos de paisajes y suelos, y climas diversos  
y variables, se haga agricultura y se produzca la agrobiodiversidad. No obstante, todo este  
bagaje de conocimientos asociados a los indicadores y señas climáticas va desvalorándo-  
se, perdiéndose y disminuyendo principalmente entre los jóvenes y las familias jóvenes de  
comunidades, con la consecuente y progresiva pérdida de variedades de cultivos y la de-  
gradación del paisaje, que pone en riesgo la alimentación y el bienestar para las siguientes  
generaciones.  
Con la perdida de conocimientos, se ven afectados otros sistemas de conocimientos ex-  
puestos asociados a la agrobiodiversidad y cada vez se van disminuyendo y perdiendo va-  
riedades únicas. Un conocimiento que se va perdiendo progresivamente como la relación,  
lectura” o el “desciframiento” de los indicadores y señas climáticas al ritmo de las va-  
riaciones climáticas y al ritmo del cambio climático, rompe también relaciones con otros  
conocimientos o sistemas de conocimientos asociados, en este caso con la conservación  
de la agrobiodiversidad, con la alimentación, con la gestión de los suelos y del agua, con las  
labores agrícolas y pecuarias, desde el punto de vista sistémico y de las actividades pro-  
pias del calendario comunal que dan insumos y sentido para la gestión del territorio y que  
también se verían más afectados. En la actualidad, por lo menos el 60% de los suelos an-  
dinos en donde se hacía agricultura en ladera, en donde se conserva la agrobiodiversidad  
está en progresivo y creciente abandono (Proyecto GEF Agrobiodiversidad SIPAM, 2023).  
Está dejando de ser utilizada cada año por diversos factores, siendo uno de ellos porque la  
población de las comunidades va disminuyendo.  
5
. iMpliCanCias soCialEs y práCtiCas En la gEstión dE  
ConoCiMiEntos En torno al CliMa. -  
Por todo lo expuesto, la agrobiodiversidad es más que solamente cultivos y sus varieda-  
des, implica muchos otros elementos y factores que hacen posible y le dan el sentido y la  
pertinencia a su conservación. De este modo la referencia para evaluar y monitorear la  
situación de la agrobiodiversidad no estaría centrada solamente en los cultivos y sus va-  
riedades.  
1
36  
Revista de ciencia de la Complejidad  
El clima diverso y variable de los Andes es una de las características que aún no hemos  
podido asimilar como país. El clima es por naturaleza variable, y el paisaje diverso de los  
Andes acentúa mucho más ese carácter, exponiendo una diversidad de climas en espacios  
relativamente cortos, entre comunidad y comunidad, principalmente en los valles inte-  
randinos y las vertientes de transición entre los Andes y la Amazonía y los Andes y la Cos-  
ta. Esta tesis se sostiene en investigaciones y datos climáticos anuales e investigaciones  
sobre cambios climáticos a nivel local, regional y global.  
De acuerdo con estudios científicos, el cambio climático natural ha existido desde que la Tierra  
se formó, hace cuatro mil 600 millones de años; en contraste, el de origen antropogénico  
(
sobre todo la tendencia hacia climas cada vez más cálidos) data de hace sólo dos siglos. En los  
últimos dos mil años, la temperatura ha tenido una alteración amplia, con periodos en los que  
predominaron climas un poco más fríos o más cálidos que los actuales. (Universidad Autónoma  
de México (UNAM), 2013).  
En este contexto a nivel de los Andes, no puede dejar de considerarse las investigaciones  
de Cardich (1958, pp. 18-19, 1975, 1980) quien comprueba que los límites superiores de la  
agricultura en los Andes no representan una línea estática en el tiempo, sino que han fluc-  
tuado de acuerdo a las condiciones climáticas, con referencia en los últimos 5,000 años de  
agricultura plena en los Andes. Tales investigaciones se sustentan en lo que Cardich ha de-  
nominado oscilaciones climáticas por largos períodos de años fríos y períodos calurosos,  
conclusiones a las que llega contrastando las características del período Neoglacial con los  
datos de sus investigaciones en los Andes.  
Esta información ha sido tomada por Valladolid (2009) para iniciar la construcción de la  
tesis sobre la plenitud de las culturas pan andinas y de las culturas más locales, en rela-  
ción directa con las oscilaciones climáticas propuestas por Cardich. Finalmente, Valladolid  
concluye, que las semillas de la agrobiodiversidad, son el resultado de la cosmovisión an-  
dino amazónica y la experiencia ante los cambios climáticos ocurridos -según A. Cardich  
et al.-, en los últimos 5mil años en los Andes.  
Con estas referencias sustentadas en investigaciones, es más viable considerar seriamente  
las percepciones del clima desde el conocimiento local principalmente por personas de  
comunidades de más de 60 años, quienes exponen que el clima en los Andes y en la Ama-  
zonía (Llacsa, 2016) desde que recuerdan siempre ha sido variable y por ello sostienen só-  
lidamente la necesidad de la recurrencia a los indicadores y señas climáticas. Si las épocas  
climáticas tendrían algún rasgo de comportamiento estable o uniforme en la llegada de las  
lluvias o de la época seca o en la frecuencia de ocurrencia de heladas y sequías, no serían  
necesarios los indicadores y señas climáticos. En consecuencia, las evidencias de datos  
climáticos en los Andes, la experiencia y percepciones de las comunidades indican que  
en las comunidades no existe año igual al anterior y al siguiente en los Andes en términos  
climáticos; en cada año se puede sembrar adelantado (Jul-Ago), o intermedio (Set-Oct)  
o tardíamente (Nov-Dic), según el momento de la llegada de las lluvias. En cada año, las  
heladas, las granizadas y las sequías, ocurren; lo que varía cada año es su intensidad y su  
137  
Revista de ciencia de la Complejidad  
momento. En este contexto, en cada año los conocimientos se pueden adecuar, actualizar e  
innovar, según las características del clima, según los sistemas de cultivos de turno o según  
las ubicaciones de las parcelas en diferentes ámbitos ecológicos.  
Las familias y comunidades campesinas cada año se han enfrentado y enfrentan a estas  
circunstancias, y a pesar de ello siempre producen, a veces solo lo suficiente para la ali-  
mentación y para las semillas. Al contexto previo se incorpora el escenario del cambio  
climático actual que tiene características diferentes a los cambios climáticos naturales;  
cambio climático que es percibido principalmente con sensaciones bruscas de incremento  
de temperatura y manifestaciones extremas en la ocurrencia e intensidad de las heladas,  
de las sequías, de las granizadas y del calor. En este marco, los sistemas de indicadores y  
señas climáticas adquieren mucho mayor importancia y necesidad, sobre todo en el con-  
texto local de cada comunidad; tanto, así como la experiencia de gestión en contextos de  
cambios climáticos en los 5mil años anteriores referidos por Cardich y Valladolid.  
En ese sentido la agrobiodiversidad tiene correspondencia y pertinencia con la diversidad  
y variabilidad del paisaje y de los climas de los Andes. Todo cultivo que ha tenido como  
centro de origen este contexto o que ha sido adoptado en esta parte del mundo ha sido  
diversificado en mayor o menor magnitud por estos pueblos en correspondencia con este  
contexto ecológico. De este modo, el carácter de diversidad no aplica solamente a los culti-  
vos sino también a los animales, pastos, arbustos, especies forestales, frutales, entre otros.  
Para un territorio diverso y variable, además de frágil; en las propuestas de restauración a  
nivel de recuperación de pastos, reforestación, crianza de animales, es conveniente tomar  
en cuenta este carácter. La regla general en los Andes es la diversidad y variabilidad, y la  
excepción es la uniformidad.  
Aplicando los criterios técnicos de clasificación de suelos por su capacidad de uso ma-  
yor para la agricultura que contemplan: suelos con poca pendiente (planos), con capaci-  
dad arable (suelos profundos), con aptitud para el riego (fuentes de agua cercanas), en-  
tre otros, en un proceso de clasificación técnica o en la conocida Zonificación Ecológica  
Económica (ZEE) estos suelos y paisajes, los suelos de los Andes no entran en la categoría  
de suelos aptos para la agricultura en limpio y permanente, y con ello se explica (Oficina  
Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN), 1979) nuestro 6% de suelos ap-  
tos para la agricultura (la mayor parte en la Costa) que aún lo consideramos como país  
principalmente en acciones de ordenamiento territorial y zonificación. Sin embargo, es en  
este tipo de paisajes, en donde se hace agricultura por miles de años y que nos ha dado la  
categoría de centro de origen de agricultura. En este paisaje mayor de los Andes centrales  
es complicado para el monocultivo como el que planteamos frecuentemente para superar  
los problemas. Su introducción en ecosistemas tan frágiles como los Andes y la Amazonía,  
genera graves impactos ecológicos. Este paisaje es el pertinente y está adaptado para el  
cultivo de la agrobiodiversidad, para la diversidad en general de pastos, arbustos, especies  
forestales, animales. Amerita entonces comenzar el desafío de proponer el criterio o la  
categoría de suelos aptos para la agrobiodiversidad, basados en características propias  
1
38  
Revista de ciencia de la Complejidad  
acorde a los Andes, en correspondencia con un país centro de origen de plantas cultivadas.  
6
. aproxiMaCionEs a la EpistEMología dE los ConoCiMiEntos  
anCEstralEs  
A pesar de estas importantes evidencias los niveles de gestión de los conocimientos ances-  
trales en las diferentes instancias de la educación y de la gestión del desarrollo, son aún  
muy limitados (Rengifo, 2008). Los nuevos escenarios que nos propone la actualidad sus-  
tentan la necesidad de valorar el potencial de los conocimientos ancestrales en la medida  
en la que constituyen un aporte que proviene de una experiencia milenaria que puede ayu-  
dar a superar muchos desafíos actuales, no obstante, es necesario primeramente superar  
progresivamente situaciones negativas que han generado una separación (abismal) entre  
conocimiento ancestral y conocimiento científico-técnico (Boaventura, 2009, pp. 17:39).  
En este contexto es necesario comprender que “los conocimientos tradicionales son, ante  
todo, conocimiento. Siguiendo una perspectiva de la epistemología basada en la práctica, esto  
significa que los conocimientos tradicionales son primero que nada y después de todo, un pro-  
ceso/acto de conocer en tanto actividad humana” (Valladares, 2015, p. 75). Para asumir ello,  
también es necesario conocer la naturaleza, el sentido y los valores de los conocimientos  
ancestrales, y en ello se centra los resultados de estas investigaciones.  
Por otro lado, el hecho del ritual a la tierra, al agua, a la papa, al maíz, a la quinua, a las  
alpacas; nos expone como evidencia otro sentido y relación con la agrobiodiversidad, que  
debe tomarse en cuenta en las acciones para fortalecer o recuperar la agrobiodiversidad  
o restaurar el paisaje. Son estos pueblos los que con sus conocimientos ancestrales y su  
diferente forma de concebir la vida y el mundo (cultura) conservan la agrobiodiversidad.  
La forma de relacionarse, de sostener la vida en determinados contextos ecológicos en el  
mundo y de producir conocimientos en torno a esos contextos, tienen estrecha relación  
con la concepción que tiene el hombre sobre su entorno, sobre la vida y su mundo, esto es  
su cultura y cosmovisión; que le da sentido propio, razones o profundas motivaciones de  
ser y estar en este mundo. Estos aspectos nos develan el sentido de existencia de manera  
holística, que deviene de poner en consideración la tesis de que  
Existimos en diferentes dominios: físico, cognitivo, social y espiritual; y existimos en diferentes  
espacios: propio, colectivo, organizacional, social” (Siemens, 2008, p. 8). En este contexto  
cada dominio y “cada espacio de existencia tiene su propia cultura. El conocimiento que se  
experimenta en el espacio del ser se desarrolla en un contexto distinto (y por tanto, tiene un  
significado diferente) que el conocimiento que se experimenta en espacios colectivos. (Siemens,  
2
008, pp. 9-10)  
Estos elementos son valiosos en un contexto global en donde parece asumirse la funcio-  
nalidad y el sentido universal que deben tener todas las formas de conocimientos y las  
1
39  
Revista de ciencia de la Complejidad  
motivaciones de vida. Así mismo, nos propone profundas reflexiones sobre los valores cul-  
turales éticos con las cuales como cultura o culturas nos estamos relacionando con nues-  
tro mundo, con la naturaleza, con otros pueblos y culturas, con los otros seres vivos con  
quienes compartimos este mundo, con nuestro ambiente; en el contexto global actual.  
En este marco, la gestión de los conocimientos y las estrategias de sustentabilidad de la  
vida en el mundo en un determinado contexto ecológico es responsabilidad inherente a  
cada cultura que la habita, aspecto que se debe tomar en cuenta en la gestión del territorio  
y del desarrollo, sin dejar de considerar el alcance de ellos y la innovación, en los respecti-  
vos contextos en los cuales nos situamos en la actualidad.  
Los términos “conocimientos ancestrales” o a veces llamados “tradicionales”, son cuestio-  
nados porque suele exponerse o entenderse en muchos casos con un carácter estático tal  
cual fueron creados. Es necesario indicar que para este artículo el término “conocimientos  
ancestrales” lo utilizamos con base en el análisis de las investigaciones y resultados de  
proyectos, para referirnos a aquellos conocimientos que han sido desarrollados milena-  
riamente en los Andes y en la Amazonía, sin embargo estos no han permanecido estáticos;  
han ido adaptándose, adecuándose, modificándose, dejado de ser utilizado y vuelto a uti-  
lizarse, innovándose cuando ha sido necesario hasta la actualidad, en el contexto mismo y  
paralela a la modernidad; y en la medida de la vigencia de su esencia cultural continuarán  
este proceso en correspondencia con las cambiantes y diversas características del clima  
andino amazónico, y también en correspondencia con las manifestaciones del cambio cli-  
mático.  
Su valor está centrado justamente en la experiencia ancestral con la cual se han desarro-  
llado conocimientos pertinentes al contexto Andino Amazónico, pero además de su fun-  
cionalidad local, el valor está centrado en la ética relación con nuestro mundo, la natura-  
leza y el ambiente, la concepción de un mundo vivo; y por ello constituyen un patrimonio  
que puede tomarse en cuenta en este contexto de la modernidad. En consecuencia, es ne-  
cesario entonces incorporarlo en nuestro hacer, en búsqueda de ese ansiado y lejano de-  
sarrollo sostenible que sea capaz de integrar culturas con equivalencia y articular todos  
los ámbitos de existencia de cada una de las comunidades, tanto como el entorno global.  
En consecuencia, los conocimientos ancestrales no constituyen una unidad pasiva e in-  
variable, por el contrario, su dinamismo va de la mano con la diversidad y variabilidad del  
clima de cada lugar y de cada año, con los sistemas anuales de rotación de terrenos y de  
cultivos que implica desarrollar actividades en contextos ecológicos diferentes en cada  
año y con diferentes elementos (cultivos y variedades) y en los cuales los conocimientos  
ancestrales requieren adecuarse y adaptarse continuamente.  
Es complicado sostener que una comunidad campesina o una comunidad nativa, que ges-  
tiona conocimientos ancestrales en la actualidad es ajena al contacto con la modernidad,  
en este escenario en la medida en que las propuestas innovativas de conocimiento mo-  
derno se desenvuelvan en un marco de “diálogo de saberes” (Rengifo, 2008) y tengan per-  
14ꢉ  
Revista de ciencia de la Complejidad  
tinencia cultural y ecológica, es posible generar nuevos productos de conocimientos con  
el diálogo de ambos para enfrentarnos a los actuales retos. No obstante, quedaría aún en  
la discusión, los sentidos epistemológicos de ambos conocimientos que posibiliten dicha  
conjunción y con ello es pertinente proseguir en el desafío de aproximarnos más a la na-  
turaleza de cada uno de ellos.  
Los objetivos asociados a la valoración de los conocimientos ancestrales en las comuni-  
dades no contemplan la exclusión de otras formas de conocimientos, sino el rescate de  
la experiencia y la pertinencia con este contexto ecológico particular en el mundo que  
sostiene la funcionalidad, y porque además de ello en cada práctica expone el sentido (co-  
nocimientos asociados a ritualidad y a cosmovisión) cultural propio que en conjunto per-  
mite la conservación y la “crianza” de la naturaleza, del planeta. Los esfuerzos pueden ser  
entonces entendidos de esa forma, implica recordar y reconstituir sentidos y estrategias  
para continuar con la adaptación. En este orden el desafío también implica llegar hacia un  
diálogo amable entre formas o tipos de conocimiento que nos permita considerar diversas  
alternativas para mejorar nuestra relación con nuestro planeta.  
Los conocimientos ancestrales reúnen los saberes de las culturas milenarias y que son  
parte del pensamiento complejo del cual hay que volver a revisar para reflexionar sobre  
nuestra relación actual con nuestro mundo. A lo largo de las verificaciones de la vigencia  
de estos conocimientos en torno a la conservación de la agrobiodiversidad, es posible evi-  
denciar que los conocimientos en efecto vienen estrechamente relacionados con la con-  
cepción del mundo y de la vida de cada cultura. En la medida que las comunidades andinas  
y amazónicos -aún en este contexto de la modernidad y en relación innegable con ella-  
continúen concibiendo al mundo, al cosmos a nuestro planeta y todas sus dimensiones,  
como vivos, sus conocimientos tendrán relación con esas concepciones.  
Uno de los principios propios de esta concepción en el mundo andino amazónico es que  
la naturaleza, sus elementos y todas sus manifestaciones son familia, con este carácter  
se comprende la utilización de los términos de familia como el de Tayta (Papá) o Mama  
(
Mamá), cuando se asocia al sol, a la laguna, a la tierra, al agua, a las semillas, entre otros.  
Por ello escuchamos decir tayta inti (padre sol), mamaqocha (mamá lago), yacumama  
(
(
madre agua), santuruma mama (mamá papa), saramama (mamá maíz), ch’isiwaymama  
mamá quinua) en labores cotidianas, rituales y festivas. Desde niños comienza así una  
relación filial, de respeto y cariño con cada una de ellas y en el aprendizaje familiar y co-  
munal los padres (papá y mamá) y abuelos demuestran ese sentimiento de padre, madre  
o hija, con el ritual más simple hasta el más complejo. Ese contexto de armonía necesaria  
y esas concepciones no son ajenas al desarrollo de los conocimientos sobre el contexto  
ecológico en donde se despliega esa cosmovisión. Por ello, es necesario seguir profundi-  
zando en comprender cuando las comunidades campesinas utilizan el término “crianza”  
(
uyway) para referirse indistintamente a sus animales, a sus cultivos, a la tierra, a la na-  
turaleza en general, tomando en cuenta que el idioma guarda muchos rasgos profundos  
de cosmovisión de una cultura, cuya traducción literal es insuficiente. El término “uyway”  
141  
Revista de ciencia de la Complejidad  
-
en quechua y aymara- en relación con la agrobiodiversidad, es reportado en las investi-  
gaciones y experiencias de proyectos referidos para este artículo desde el año 2000 hasta  
la actualidad.  
La interrelación con la naturaleza implica protección, cuidado, respeto, interdependencia  
y organicidad. En contraste, la educación oficial expone a la tierra y a la naturaleza obje-  
tivamente, como un recurso posible de ser explotado y sometido para nuestro beneficio, y  
su cuidado está centrado en ese razonamiento (Rengifo, 2008), en el interés por los bene-  
ficios que nos brinda; cuidar la tierra y la naturaleza implica enfocarla en principio en la  
valoración económica de los recursos naturales para la vida del hombre (varón y mujer);  
muy diferente de la concepción viva y sagrada hacia la naturaleza, que conlleva al respeto,  
armonía y equivalencia. La naturaleza es la familia misma y son considerados como perso-  
nas que tienen una energía, un espíritu, y en ese contexto también un conocimiento.  
7
. Casos quE sustEntan la rElaCión ConoCiMiEnto –  
CosMovisión.  
Uno de los ejemplos que ayuda a sustentar esta tesis es la profundización en el conoci-  
miento y sentido de los sistemas de rotación sectorial de los terrenos de cultivo que for-  
man parte de los sistemas de conservación de suelos en los Andes, principalmente para el  
cultivo de tubérculos andinos (papas (Solanum spp.), oca (Oxalis tuberosa), mashua (Tro-  
paeolum tuberosum) y olluco (Ullucus tuberorus)). Los sistemas de rotación de terrenos  
de cultivos consisten en la zonificación de tierras agrícolas en el ámbito ecológico de una  
comunidad en un número variable de sectores o zonas denominadas como suyus, aynoqas,  
laymi, muyu, mañay, suerte, manda, etc., según los ámbitos regionales mayores, el idioma  
y las variantes lingüísticas locales como en el caso del quechua en el norte, centro y sur  
de los Andes peruanos. Cada uno de los cuales es sembrado de manera consecutiva cada  
cierto número de años –según la cantidad de sectores en que el territorio comunal se en-  
cuentra dividido– permaneciendo el resto en descanso. En términos simples, si una comu-  
nidad ha zonificado su territorio comunal en 10 sectores, cada 1 de ellos serán sembrado  
cada nueve años y descansarán otros nueve. Esto para fines de ilustración, sin embargo,  
el detalle expone que cada sector sembrado con papas en un año al siguiente puede ser  
cultivado con oca, olluco y mashua, antes de comenzar a descansar en los siguientes años.  
Existen muchas variaciones en el número y la extensión de los sectores, así como también  
en sus respectivos períodos de descanso para recuperar la fertilidad del suelo, así como  
los usos adicionales en esas áreas como el pastoreo rotativo, a la que se suma las prácticas  
de evaluación de los pastos indicadores de recuperación de la fertilidad del suelo (como el  
chiqmu (Trifolium peruvianum), el sillu sillu (Allchemilla pinnata), otros) observados para  
volver a cultivar el terreno de turno.  
Sin embargo, el objetivo de esta referencia no es mostrar solamente los diversos conoci-  
142  
Revista de ciencia de la Complejidad  
mientos per se, asociados a la conservación de suelos, al clima, a los pastos, a la fertiliza-  
ción orgánica, entre otros; sino el sustentar que tales conocimientos provienen o están  
asociados estrechamente a la concepción viva de la tierra y de la naturaleza. Cada término  
de los terrenos de rotación sectorial tiene su propio significado literal de su contexto bio-  
cultural. Puede entenderse literalmente relacionado a “dar vueltas”, “retornar”, “renacer”,  
rotación”, “devolver”, “prestarse”, entre otros, todos ellos relacionados con la Madre Tie-  
rra.  
El sistema mañay es uno de los mecanismos que más ayuda a desenrollar esa concepción,  
pues del quechua “mañay” que significa literalmente “préstamo o prestarse” cuyo meca-  
nismo contempla también períodos largos de descanso luego de cultivarlos, expone ele-  
mentos de complejidad en torno a la esencia del idioma en la cual se encuentra gran parte  
del sentido y la esencia de una cultura, que no es posible identificar solamente con una  
traducción literal, sino en todo el contexto de prácticas agrícolas, gestión de semillas, de  
conservación de suelos y sobre todo la ritualidad presente en cada una de esas actividades.  
Te prestas de la madre tierra sus chacras para devolverlas tal cual lo recibieron, y todas las  
acciones complementarias e implementación de conocimientos ancestrales orientadas al  
cuidado y la conservación de suelos, guardan esa esencia. Este sistema de conservación de  
los suelos va de la mano con una racionalidad de respeto hacia la naturaleza y la esencia de  
ese préstamo alude al sentido de la cosmovisión andina de la concepción viva de la tierra.  
En los mañay se cultiva lo suficiente para la familia (alimentos, semillas, intercambio y  
venta) hasta la siguiente cosecha, a pesar de que en esos mismos terrenos puede ser posi-  
ble ampliar algunas áreas o disminuir los períodos de descanso o incorporar fertilización  
química, con tales concepciones esas acciones implicarían ejercer mayor presión sobre la  
tierra y sobre la capacidad de regeneración de los terrenos, tanto a nivel de su fertilidad  
como de su conservación estructural y física (Llacsa, 2008). Esta investigación se desa-  
rrolló el 2008 en Pitumarca – Cusco y fue constatada su vigencia y sentido entre el 2019 y  
2
023 con el proyecto GEF Agrobiodiversidad SIPAM, en las regiones de Apurímac, Arequi-  
pa, Cusco, Huancavelica y Puno.  
De esta misma forma, los indicadores y señas climáticas son concebidos como parte de la  
organicidad para la producción armónica de alimentos -agrobiodiversidad- y de paso para  
la regeneración de un mundo vivo. El zorro, la perdiz, el sancayu, el cóndor, el sol, la luna,  
el arcoíris, en la concepción andino amazónica son personas, son parientes con un grado  
de relación y “crianza” circunstancial -un tiempo son hijas, otro momento son madre- y  
son actores que siempre forman parte de esa organicidad de la vida; la no participación de  
alguno de ellos implica desarmonía en el ciclo de producción; no son solamente indicado-  
res, son concebidos también como personas poseedores de conocimiento, porque es tal el  
respeto y la consideración y tan real la concepción de la vida, que el estar vivo es más que  
latir, respirar y moverse, es sentir y reconocer la sabiduría del otro; es pues criar y dejarse  
criar. Esta concepción, forma parte de la ética de la concepción de la vida, de la naturaleza  
y de todos quienes formamos parte de ella, y bajo esas concepciones los conocimientos  
143  
Revista de ciencia de la Complejidad  
ancestrales guardan esa condición de conservar la vida, conservar la vida de la naturaleza  
y la de sus actores.  
Otro resultado vigente en torno a los indicadores y señas climáticas es el que despren-  
den las familias cuando no construyen jerarquías entre las fuentes de conocimientos o de  
aquellas que provienen de lo tangible o de lo intangible, es decir cuando proviene de algo  
que puede verse, tocarse y oírse; y de lo que proviene de los sueños, visiones o señas. Del  
mismo modo, no hay jerarquía cuando provienen de las de los animales, plantas, astros  
o insectos. De esta forma los sueños, secretos y comportamientos muy particulares (se-  
ñas) de animales o del hombre mismo (varón, mujer, niños, jóvenes y abuelos) también  
intervienen y forman de los sistemas de conocimientos. Los sueños son fuentes válidas de  
decisión sobre ciertas actividades agrícolas, pecuarias, [pesqueras o forestales]; muchas  
comunidades andinas y amazónicas hacen mención a los sueños como suceso que provoca  
o insinúa un cambio de comportamiento por parte del que sueña, más aún si los sueños  
involucran deidades de la naturaleza, de la chacra, del río, de las montañas, de la tierra o  
del bosque, cuyo suceso es significado como una “señal” que debe ser considerada en sus  
actividades (Proyecto Cogestión Amazonía Perú, 2016).  
Figura 3 Indicadꢈreꢀ y ꢀeñaꢀ climáꢁicaꢀ.  
Fuente: Prꢈyecꢁꢈ In Siꢁu. 2ꢉꢉ6  
144  
Revista de ciencia de la Complejidad  
De este modo, los sistemas de indicadores y señas climáticas involucran a los mitos como  
parte de ellos e influyen también en las decisiones y en las actividades. La agrobiodiversi-  
dad, tanto en las comunidades andinas como amazónicas, está conformada también por  
aquello que hemos llamado “mitos”; el sentido de su conservación -como hemos visto-  
también contempla el sentido de la vida misma, la religiosidad y la ritualidad también van  
con ella, los cuentos y “mitos” también van con ella, la sabiduría también, la vida y la muer-  
te también van con ella. Por ello, llevar la agrobiodiversidad a un campo eminentemente  
científico, puede ayudarnos a entender parte de ella, o las partes racionales y objetivas. Y  
si entendemos solo una parte, nuestras propuestas para sostener su conservación a partir  
de ello, pueden también ser incompletas.  
El mito es un relato racional en base a símbolos,  
El mito da sentido a aquello que la razón pura y la ciencia no pueden sustentar, porque existen  
límites en la razón. El mito intenta algo más que los límites de la razón; el mito tiene mucho que  
ver con la vida y lo construimos los seres humanos. El mito es racional porque da razones de  
aquello que la ciencia no puede otorgarla; no es irracional porque ayuda a la racionalidad de la  
vida, y le da un sentido diferente a la vida. (Dussel, 2017).  
El conocimiento per se, puede ser suplido, pero no su esencia y su sentido; no puede su-  
plirse la condición de armonía y la participación de todos los actores en la conservación  
de la agrobiodiversidad y de la naturaleza; todos ellos son necesarios en el sentido de la  
crianza. Entre los jóvenes de comunidades cuando la influencia externa ha trascendido  
sus posibilidades de afirmarse en su cultura, se va perdiendo la esencia de su cosmovisión,  
consecuentemente algunos conocimientos ancestrales ya no tienen sentido; las tenden-  
cias tienen un carácter más y más exógeno como regla general y tiende a separar más y  
más de la matriz cultural principalmente a los jóvenes.  
8
. rEflExionEs a Modo dE ConClusionEs y rECoMEndaCionEs  
La contribución de estas investigaciones implica necesariamente ampliar el conocimiento,  
valorar, revalorar y fortalecer las formas de organización que permiten la vida, dentro de  
una visión holística, integral e integradora que incluye una relación de respeto con la na-  
turaleza. Abordar el tema con un enfoque intercultural viene siendo una necesidad y una  
tendencia sobre todo tomando en cuenta las concepciones culturales sobre su entorno. De  
este modo, “...el ambiente solo puede ser descrito en términos del conocimiento y preferencias  
de sus habitantes: los recursos naturales son en realidad, evaluaciones culturales (Sauer,  
1
954), las condiciones actuales del ambiente o de la naturaleza en general son resultados y  
productos de las cosmovisiones y de las formas de relación por parte de los pueblos que los  
habitan. La agrobiodiversidad (cultivos), sus crianzas, la gestión del paisaje, la naturaleza  
en su conjunto, son también entonces productos y expresiones culturales, y su forma de  
relacionarse explica también los fines y objetivos de los conocimientos.  
145  
Revista de ciencia de la Complejidad  
La funcionalidad de los conocimientos ancestrales usualmente han estado contextuali-  
zados en los ámbitos familiar y comunal, no obstante aspectos de carácter global como la  
alimentación, la salud individual y colectiva tanto como física y emocional, el estado gene-  
ral del ambiente, la contaminación y el cambio climático, tienen pertinencia en el abordaje  
de la gestión de estos conocimientos de la mano de su cosmovisión, para no ir en la misma  
corriente en la que las alternativas que se proponen para mejorar una situación rural son  
primordialmente exógenas y económicas, con una débil consideración de las capacidades  
endógenas, sobre todo a nivel de conocimientos, prácticas y estrategias tradicionales con  
la cuales se pueden enfrentar los retos actuales globales mencionados.  
La implementación de la educación oficial en ámbitos y culturas diferentes como las co-  
munidades campesinas andinas y nativas amazónicas de nuestro país, arrastra en su con-  
ceptualización y orientación elementos influidos considerablemente por la experiencia y  
la realidad urbana moderna, dando como resultado una educación descontextualizada de  
la realidad de estos ámbitos y actores. Esta situación en combinación con otros factores  
han ido separando progresivamente a las comunidades de sus territorios, de la naturaleza  
misma, del bosque, de la agricultura, de la pesca, de sus interacciones culturales familiares  
y culturales, de sus valores culturales, y van reduciendo sus espacios de vida y trasladán-  
dose a ámbitos donde sus conocimientos no han sido capitalizados ni integrados a los sis-  
temas de intercambio que plantea el contexto de la globalización, dejando progresivamen-  
te territorios, paisajes, la biodiversidad cultivada y silvestre, ausentes de un fundamento  
propio para su intervención y uso sostenible.  
Como comunidades originarias contienen en sus conocimientos, las claves para posicio-  
narse dentro del nuevo paradigma de la complejidad, que consideran las estrategias de in-  
teracción y formas de enfrentar esta nueva realidad desde sus necesidades de subsistencia  
en mutua relación e interdependencia con su territorio; con la naturaleza. La considera-  
ción de esta cualidad y esta visión tiene muchos elementos de sostenibilidad en la gestión  
de los conocimientos ancestrales, manteniendo la cualidad de ser el orientador potencial,  
de una serie de actividades pertinentes en el que hacer sobre el territorio del cual forma  
parte inherente. En este contexto, la interculturalidad nos propone que los objetivos que  
deben de lograrse no son exclusivamente de productividad como plantea la economía; sino  
también de reproducción de las unidades culturales, biológicas, sociales y territoriales.  
La puesta en valor de los conocimientos ancestrales constituye también el reto que in-  
volucra la necesidad de una visión integral y un carácter multidisciplinario orientada al  
bienestar familiar, comunal y todas las escalas de desarrollo en correspondencia al ámbito  
territorial. Donde se debe desarrollar una objetiva evaluación de su factibilidad de su apli-  
cación y funcionalidad en torno a las necesidades integrales comunales, locales, regiona-  
les, nacionales y globales.  
De este modo, gestionar los conocimientos ancestrales evidentemente implica enfrentar-  
nos al desafío de poner en valor el conocimiento de las comunidades desde el fundamen-  
146  
Revista de ciencia de la Complejidad  
to de una acción histórica cultural. La dimensión de estos conocimientos en el colectivo  
se suscribe en las bases culturales de cada comunidad específica, condicionando en su  
aplicación, todas las actividades comunitarias, las cuales comprenden su propia forma de  
ser de su comunidad, más los valores que se han construido en la experiencia del habitar,  
adecuar y relacionarse con su espacio territorial. El soporte histórico, define las bases cul-  
turales que sostienen los conocimientos de una comunidad desde la experiencia que ha  
construido desde los tiempos en que ha iniciado su diálogo con su territorio hasta hoy, la  
cual ha sido determinada, desde su propia forma de ver y concebir el mundo.  
El asumirlo como tal, genera oportunidades para darle operatividad a su posibilidad de  
gestión, pues los conocimientos ancestrales  
constituyen la plataforma que otorga la voluntad de una comunidad sobre su territorio, el “ser”. Se cimienta  
también en la práctica, del “hacer”. Comprendido también la sabiduría que implica conocer los procesos que  
les son pertinentes a cada lugar, en el “saber hacer”. (Rosas, 2013, p. 44).  
De este modo su naturaleza patrimonial recurre a la posibilidad de construir un desarrollo  
más sensible y más pertinente, tanto en el contexto local como en el global.  
La cosmovisión entonces contempla elementos fundamentales en la relación histórica de  
cada cultura con la naturaleza y tiene un soporte crucial sobre el sentido y la razón de ser  
de los conocimientos, pues,  
cada civilización es una totalidad única en sí y diferente a otras en su modo de pensar o en  
su modo de producir conocimientos, lo cual implica que la concepción del cosmos, del planeta  
tierra y del hombre; las concepciones fundamentales como el espacio y el tiempo; la masa y la  
energía; debían ser particulares para cada civilización; lo que redunda en un modo de hacer  
diferente. (Romero, 2006, p. 39).  
Estos aspectos contemplan el factor de renovación e innovación de los conocimientos an-  
cestrales, como base del propio sistema de aprendizaje desde su propia experiencia, que  
conducen los proceso de innovación que considera la comunidad en su producción como  
unidad cultural, considerando la influencia externa y la entrada de información externa  
en la aculturización, al que nos vemos expuestos con abundante información de las visio-  
nes y tendencias del modo de vida moderno, que son más fáciles de difundir y de acceder,  
ahora con los celulares y toda las redes sociales y el internet en las comunidades.  
El intercambio intercultural puede cifrar ganancias a largo plazo, cuando estas se han rea-  
lizado en el marco del intercambio justo desde la dimensión que construye cada univer-  
salidad cultural específica. Ya que esto puede otorgar un flujo de una continua energía al  
proceso de renovación e innovación que propone la definición de los conocimientos, desde  
el “ser”, el “hacer” y el “saber hacer” (Rosas, 2013), considerando su incorporación como  
un insumo para cubrir una necesidad o mejorar una situación en la comunidad.  
En el bosque, en el río y en la chacra, en la vivienda, en el paisaje se desarrolla una forma  
de aprendizaje vivencial que ha devenido en los conocimientos ancestrales. Este apren-  
147  
Revista de ciencia de la Complejidad  
dizaje no se ha dado solamente por el almacenamiento, sistematización y reorganización  
de los conocimientos. Esto último corresponde a ciertas características de otra forma de  
conocimiento. De esta forma “…el método científico es una forma de generar y acceder al co-  
nocimiento, sin embargo, no es la única…” (Dussel, 2017).  
Finalmente, a pesar de los esfuerzos, se han expuesto más elementos de comunidades  
campesinas, queda aún pendiente exponer el bagaje de conocimientos de la Amazonía, no  
obstante, se ha resaltado el sentido de la concepción de un mundo vivo centrado en el bos-  
que, en el agua y en las chacras amazónicas, cuyos conocimientos también tienen relación  
con la forma de significar la vida y el mundo.  
En concordancia con el enfoque de interculturalidad se ha expuesto este amplio contexto  
en donde se despliega cosmovisión y conocimientos, cuya orientación no implica ningún  
intento o pretensión de adopción universal de las concepciones y elementos expuestos.  
La concepción del mundo vivo, las creencias, los mitos y todas sus implicancias, son pro-  
pios de estos pueblos originarios, con las cuales sostienen el sentido de la conservación  
de la agrobiodiversidad y del ambiente. Estas concepciones, no tienen espacio definido en  
las sociedades modernas, por todo lo vertido a lo largo del artículo. La interculturalidad  
en ese sentido parte del principio del respeto sin la necesidad de elementos de juicios de  
valor sobre la racionalidad, la cosmovisión y los conocimientos. Todas las cosmovisiones  
y conocimientos tienen pertinencia en los contextos culturales y ecológicos en donde se  
despliegan.  
Declaración de conflicto de intereses: No hay conflictos de intereses.  
Financiamiento: Algunos insumos analizados en este artículo provienen de la investi-  
gación: “Factores de distribución y conservación de la diversidad de papas nativas en co-  
munidades campesinas de Cusco”, desarrollada entre los años 2003 - 2010, la cual fue  
financiada por el Fondo Conmemorativo Gines Mera del CIAT (Centro Internacional de  
Agricultura Tropical).  
Boaventura de Sousa, S. (2009). Epistemologías del Sur. México: Siglo XXI. Revista Internacional  
148  
RefeRencias  
de Filosofía Iberoamericana y Teoría Social /  
ISSN 1315-5216. Utopía y Praxis Latinoameri-  
cana / Año 16. Nº 54 (Julio-Septiembre, 2011).  
CESA – FCES – Universidad del Zulia. Maracai-  
bo-Venezuela.  
tradicionales de conservación y aprovecha-  
miento de suelos orgánicos. En Leisa. Revista  
de Agroecología. VOLÚMEN 31, NÚMERO 1 –  
2016  
PRATEC. (2009). Cambio Climático y Sabidu-  
ría Andina. Lima: PRATEC.  
Brack Egg, A. (2003). Perú Diez Mil Años de  
Domesticación. PNUD – Proyecto FANPE –  
GTZ. Lima 2003.  
Rengifo, G. (2008). Educación y diversidad  
cultural (Lima: Pratec).  
Cardich, A. (1958). Los yacimientos de Lauri-  
cocha. Nuevas interpretaciones de la prehis-  
toria Peruana. Buenos Aires.  
Romero Bedregal, H. (2006). América Mágica  
simbiosis de cantos y ecuaciones. Editorial  
Plural, La Paz, Bolivia.  
Cardich, A. (1975). Agricultores y pastores en  
Lauricocha y límites superiores del cultivo»  
en Revista del Museo Nacional.  
Rosas, C. (2013) “Gestión del Conocimiento  
Tradicional como recurso patrimonial activo,  
en la función cultural y ambiental del terri-  
torio”, Tesis de la Universidad de Sevilla. Uni-  
versidad Central, Santiago de Chile.  
Cardich, A. (1980). Origen del hombre y la cul-  
tura andinos» en Historia del Perú de la Edi-  
torial Juan Mejía Baca.  
Sauer, C. (1954). Agricultural Origins and Dis-  
persal. American Geographical Society. New  
York. p. 2. Traducido el español del texto: “An  
environment can only be described in terms  
of the knowledge and preferences of the oc-  
cupying persons: “natural resources” are in  
fact cultural appraisals.”  
Enrique Dussel. 2017. Entrevista: La impor-  
tancia de comprender los mitos. https://  
www.youtube.com/watch?v=-y1f1TeI7rg).  
GIZ. (2017). Informe Anual Proyecto Coges-  
tión Amazonía Perú – GIZ. 2013-2017. http://  
www.nodosele.com/editorial/Londres , In-  
glaterra, traducción 2011.  
• Siemens, G. (2008) Conociendo el conoci-  
miento”  
Llacsa, J. (2008). Conservación de los suelos  
y biodiversidad: el caso de los mañay en Pi-  
tumarca. En Leisa. Revista de Agroecología.  
VOLUMEN 24, NÚMERO 2 – 2008.  
• UNAM. (2013). Cada 100 mil años, oscilacio-  
nes entre climas fríos y cálidos. En, Boletín  
UNAM-DGCS-550. Ciudad Universitaria. Mé-  
xico, 2013.  
Llacsa, J. (2016). Agricultura biodiversa en  
bajiales de la Amazonía peruana. Estrategias  
• Valladares, L., Olivé, L. (2015). ¿Qué son los  
conocimientos tradicionales? apuntes epis-  
149  
RefeRencias  
temológicos para la interculturalidad. Revis-  
tas UNAM, Vol. 10, Nº 19. Universidad Nacio-  
nal Autónoma de México.  
Valladolid Rivera, J. (2002). Agricultura cam-  
pesina andina: Crianza de la heterogeneidad  
a partir de la chacra y el paisaje (Conserva-  
ción In Situ) en Crianza de la Agrobiodiver-  
sidad en los Andes del Perú. PRATEC. Lima –  
Perú.  
Valladolid Rivera, J. (2009). Cosmovisión An-  
dino – Amazónica, Conocimientos Tradicio-  
nales y Cambio Climático en el Perú”. PRATEC.  
15ꢉ