RICCE, 2024 Voꢃ. 2 Nꢄo 2: ꢅꢁꢁꢂꢀ://dꢆi.ꢆrg/ 1ꢇ.ꢈ8168/RICCE.vꢉnꢉꢂ31  
https://reviꢀꢁaꢀ.ulaꢀalle.edu.ꢂe/ricce  
EL PROBLEMA DE LA ÉTICA: EL  
CONVIVIO. ÉTICA E INTELIGENCIA  
ARTIFICIAL  
Fecha De receP cIón: 29-12-23 / Fecha De aceP tacIón: 27-02-24  
Carlos Eduardo Maldonado  
ProFesor tItular, FacultaD De MeDIcIna De la unIversIDaD el Bosque  
Correo electrónico: maldonadocarlos@unbosque.edu.co  
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9262-8879  
rEsumEn  
Este artículo afirma que el problema principal que plantea la inteligencia artificial (IA)  
es el de la capacidad humana de convivencia con la tecnología. La IA le plantea retos a  
los seres humanos como jamás había sucedido hasta la fecha. Para ello, se impone revisar  
exactamente qué es, en qué consiste, la ética. El primer argumento sostiene que la ética no  
es, en modo alguno, asunto de valores, principio o ideas; antes bien, se trata del problema  
de la coexistencia. El segundo argumento sostiene que la IA es, de lejos, la mejor y más  
sofisticada forma de tecnología; sin embargo, bien visto, es bastante más que simplemente  
tecnología. El tercer argumento pone en evidencia que la IA es en realidad vida artificial  
(
VA) y aporta argumentos al respecto. El cuarto argumento sostiene que el problema de  
máxima complejidad para los seres humanos es el del convivio. Puntualmente dicho, se  
trata de vivir con otras especies y otras formas de vida. Al final se extraen algunas conclu-  
siones con un carácter abierto.  
Palabras clave: Ciencias de la complejidad; Vida artificial; Filosofía moral; Coexistencia;  
Tecnología.  
3
1
Revista de ciencia de la Complejidad  
abstRact  
This article claims that the main issue posed by artificial intelligence (AI) is the human  
capacity to coexist with technology. AI presents challenges to humans like never before. To  
address this, it is essential to precisely review what ethics is and what it consists of. The  
first argument asserts that ethics is not, in any way, a matter of values, principles, or ideas;  
rather, it is about the problem of coexistence. The second argument states that AI is, by  
far, the best and most sophisticated form of technology; however, when viewed closely, it  
is much more than just technology. The third argument highlights that AI is actually ar-  
tificial life (AL) and provides supporting arguments. The fourth argument holds that the  
most complex problem for humans is coexistence. Specifically, it is about living with other  
species and other forms of life. In the end, some open-ended conclusions are drawn.  
Keywords: The sciences of complexity; Artificial Life; Moral philosophy; Coexistence;  
Technology.  
1
. introduCCión  
Contra la historia más reciente de la ética y contra los discursos ampliamente extendido y  
dominantes, la ética no tiene nada que ver con valores, ideas o principios; por consiguien-  
te, tampoco nada con religión o filosofía, en cualquier acepción de la palabra. Mucho me-  
jor y más radicalmente, el asunto de la ética fue siempre el del convivio. Con una precisión,  
la ética fue siempre un asunto de la filosofía.  
Este artículo sostiene que, hoy por hoy, el mayor de todos los desafíos éticos es el de la con-  
vivencia con una forma de inteligencia y de vida que los humanos jamás habían imaginado  
previamente: la coexistencia con la IA. Como es sabido, la especie humana no ha sabido  
convivir en toda la historia. Primero eliminó a otras especies de homínidos. Eliminó a los  
Neardentales y al homo faber, al homo habilis y al hombre de Cromañón, por ejemplo, has-  
ta que finalmente quedó sola. De todas las especies de homínidos la única restante es la  
especie que se denomina a sí misma como homo sapiens. Asimismo, una vez que emerge  
como la que quiso ser la mejor la única civilización, Occidente, que nace propiamente con  
la transición del Paleolítico al Neolítico, tampoco supo convivir con la naturaleza. La asu-  
mió como recurso y el ser humano se concibió a sí mismo como ajenos, superior y externo  
a la naturaleza. La naturaleza, se dijo, fue creada para el ser humano se enseñoreara de  
ella. El resultado, al cabo, fue una forma de vida eminentemente productivista y extracti-  
vista. Los diagnósticos y la historia al respecto son amplios y sólidos.  
Peor aún, los seres humanos occidentales ni siquiera supieron convivir consigo mismos; ni  
colectiva ni individualmente. Un rasgo específico, exclusivo -entre varios otros- del excep-  
cionalismo humano (Schaeffer, 2009) de corte eminentemente occidental fue la pobreza,  
3
Revista de ciencia de la Complejidad  
y la violencia. En la naturaleza no existe pobreza ni tampoco violencia alguna.  
En este marco tiene lugar un acontecimiento singular. Se trata de la IA. La IA, dicho lato  
sensu por lo pronto, constituye la más grande invención o descubrimiento, asimilable aca-  
so al descubrimiento y el control del fuego. Propiamente dicho, se trata del computador y  
la computación. De manera precisa, el computador tiene sintaxis, semántica, memoria,  
aprende y cuando se puede mover por sí mismo se llama robot; al cabo, existe la robótica  
de enjambre; seres sociales en toda la línea de la palabra -apara escándalo de la visión  
clásicamente antropocéntrica del mundo-. El computador y la computación evolucionan  
hacia la IA (Russell, 2020) y, como veremos oportunamente, hacia la VA. Surgen entonces  
los motivos de los que se ocupa este trabajo.  
Este artículo pone de manifiesto -aunque no constituye el núcleo del mismo- que existe y  
ha habido una mala comprensión; mejor, una tergiversación de la ética. Por qué y en qué  
sentido, y por consiguiente cómo hay que entenderla verdaderamente, es el objeto de la  
primera sección. En ella se argumenta que la ética tiene que ver con el problema de la coe-  
xistencia o el convivio, que es, sin la menor duda, el más difícil de todos los problemas para  
los seres humanos. Sorpresivamente, este no es, en absoluto un problema en la naturaleza,  
algo que se ilustra perfectamente con la eusocialidad. Sobre esta base, la segunda sección  
presenta de manera sucinta qué es la IA. Expresamente, contra la idea generalizada por  
legos y expertos, no se trata simple y llanamente de un fenómeno tecnológico. Profundo  
motivos y preocupaciones se encuentran en su base. Pues bien, a partir de lo anterior, el  
centro de este trabajo pone en evidencia que la IA es en realdad VA y aporta razones y  
argumentos. Es exactamente en este punto en donde se encuentra todo el punto de apoyo  
arquimédico, por así decirlo, de esta investigación. La quinta sección demuestra por qué  
razón el más complejo de todos los problemas para la especie humana o para la familia  
humana es el de la convivencia; un problema que jamás ha sido enteramente abordado y  
resuelto, sino siempre, desplazado o pospuesto. Las conclusiones abiertas que se esbozan  
al final apuntan a un ámbito perfectamente inexplorado, a saber: las relaciones entre ética  
y complejidad. Las conclusiones anuncian un trabajo subsiguiente que desborda los mar-  
cos y alcances de este artículo.  
2
. la ÉtiCa, rEvisitada  
Es indispensable una mirada fresca y desprevenida sobre la ética. Ésta ha sido ampliamen-  
te manipulada y, en consecuencia, deformada.  
Hoy existe, sin exageración alguna, un verdadero paroxismo acerca de la ética. Si cabe,  
ocupa prácticamente todos los espacios, es un referente recurrente, mucho más que en la  
ciencia y en la academia, en la cultura y en la sociedad, y parece de una importancia sin  
igual. La principal y más importante faceta es la ética aplicada, de la cual existen números  
visos y rostros: las éticas deontológicas, la ética del abogado, la ética de la investigación,  
la bioética misma, la ética pública y numerosas más hasta, efectivamente llegar muy re-  
33  
Revista de ciencia de la Complejidad  
cientemente a la ética y la inteligencia artificial (Benjamin, 2019). Hasta el punto de que  
instancias políticas y de gobierno y gobernabilidad determinantes se pronuncian al res-  
pecto; una situación inusual en toda la historia (cfr. Páginas web al final, Unesco, Comisión  
Europea, OEA). Sin embargo, se imponen serias consideraciones.  
Una lectura desprejuiciada de la Ética a Nicómaco tanto como a la Ética a Eudemo pon en  
evidencia, de entrada, de qué se trata todo. El primero es un manual de consejos prácti-  
cos y reflexiones eminentemente prácticas con lenguaje filosófico de Aristóteles su hijo,  
Nicómaco. La segunda es un libro también de recomendaciones y reflexiones prácticas de  
Aristóteles a su amigo y discípulo, Eudemo de Rodas. Aristóteles se inventa la ética como,  
por otra parte, es también el padre de la lógica, como tales. En la historia, el segundo libro  
comparable exactamente en la misma longitud de onda son las Cartas a Meneceo, de Epi-  
curo. Correspondientemente, se trata de una serie de carta del filósofo de Samos, a su hijo  
Meneceo, brindándole consejos y advirtiéndole de acciones y decisiones. Los ejemplos se  
podrían multiplicar.  
La ética no es otra cosa que literatura de ayuda y autoayuda. Sólo que, la mayoría de las  
veces se ha vestido de ropaje filosófico y muchas veces metafísico. Que las ropas no nos  
impidan ver verdaderamente al personaje.  
Propiamente hablando sólo ha habido hasta le fecha dos sistemas éticos. Todo lo demás  
son, con diverso calado, reflexiones de ética o filosofía moral; para el caso, equivalentes.  
El primer sistema ética es justamente el de Aristóteles. Para el estagirita, ser racionales  
equivale exactamente a buscar la felicidad. En otras palabras, es irracional no querer la fe-  
licidad. Sólo que esta sólo puede ser predicada propiamente al final del día. De esta suerte,  
razón y vida se corresponden perfectamente a partir del sentido de la felicidad.  
El otro sistema ético en la historia de la filosofía es el kantiano. Para Kant, asimismo, el  
libre ejercicio de la razón conduce necesaria e inevitablemente a pensar la libertad. Es  
perfectamente inimaginable que la razón no tenga como pivote entra, a la libertad. Ahora  
bien, la dificultad entre el sistema de Aristóteles y el de Kant es que la felicidad y la libertad  
son incompatibles. O bien pensamos, queremos y buscamos la felicidad, o bien la libertad;  
no son posibles ambos al mismo tiempo.  
Importantes como los ha habido y lo hay, todos los demás teóricos de la moral y la ética son  
sencillamente eso: ideas, filosofías y cuerpos epistemológicos, pero no sistemas, esto es,  
cuerpos al mismo tiempo lógicos y prácticos, perfectamente inseparables. La bibliografía  
sobre ética, historia de la ética, compendios y manuales de texto en general son numero-  
sos y suficientemente conocidos; no constituyen el centro de la atención aquí.  
Ahora bien, de otra parte, al mismo tiempo, para bien o para mal todas las áreas o campos  
que alguna vez pertenecieron a la filosofía se han independizado de ella. La lógica y la es-  
tética, la historia y las matemáticas, la filosofía y las artes, por ejemplo. Asistimos, por lo  
tanto, a matemáticas sin metafísica, estética sin metafísica, lógica sin metafísica, y demás.  
3
Revista de ciencia de la Complejidad  
Todas las áreas, excepto la ética. Así, hacer ética -o filosofía moral, para el caso- es ha-  
cer metafísica. Habría que volver sobre Kant para observar cómo efectivamente este es el  
caso. La metafísica es acción, y por tanto comportamientos y actitudes. No esa ide insulsa  
proveniente de Andrónico de Rodas y que apunta a la metafísica en el sentido que justa-  
mente fue denostada gracias a los neokantianos y los neohegelianos, en una historia que  
es suficientemente conocida (Passmore, 1986). No obstante, digámoslo de maneta sucinta  
pero directa: Kant pone suficientemente de manifiesto, como ninguno, que la metafísica  
-
el mundo de las ideas, las relaciones entre los noúmenos y los fenómenos, y demás- sólo  
tienen sentido como reguladores de las acciones de los seres humanos. Hay un camino  
coherente, necesario y sólido desde la crítica de la razón pura a la crítica de la razón prác-  
tica y desde ésta hasta la crítica del juicio, pasando si se quiere, por los prolegómenos y la  
metafísica de las costumbres.  
La ética -importante como pueda ser o parecer- no es exclusiva de los seres humanos.  
Comportamientos éticos y morales, de cuidado esencialmente; es más de cuidado gratuito  
que no sabe ni espera de acciones de recompensa de ninguna clase, existe en la naturaleza  
y han sido observados en mamíferos y en aves en insectos y, muy fundamental, entre es-  
pecies.  
Ha dos maneras de comprender a la ética y ambas son complementarias. De un lado, cabe  
decir que el problema de base es el del convivio, la coexistencia, para lo cual una sabiduría  
práctica es determinante. Con Aristóteles, con Epicuro, y con la sabiduría popular, justa-  
mente: no mentir, no hurtar, y demás. En rigor, la ética no necesita estar escrita de ninguna  
forma. Basta un vivaz resorte social y cultural -en las escalas marco-, y familiar y de amis-  
tad -en la escala micro- para comprenderla.  
Quisiera decirlo de manera breve y escueta: la ética es ejemplarizante; o no es. Todo lo de-  
más son artilugios que desvían la atención del foco.  
Convivir con otros, diferentes de uno -sin pleonasmos- es altamente complicado. Es cierto  
que los antropólogos han puesto en evidencia que los seres humanos son pacíficos por  
naturaleza (Hart, Sussman, 2009). Sin embargo, la cultura los ha vuelto crecientemente  
violentos, desiguales e inequitativos -tres aristas de un solo y mismo problema- (Scharre,  
2018). Un serio motivo de reflexión se sigue inmediatamente de aquí.  
La ética hace referencia, consiguientemente, a la coexistencia entre los seres humanos en  
el día a día; mientras que la policía -dicho en términos clásico- compete al ordenamiento  
y regulación de la sociedad como un todo, la ética sabe de cotidianeidad y ancla en ella  
(
Janik, Toulmin, 2021). Tal es su sentido y su propia complejidad.  
El convivio supone enfrentarse, reconocer y al cabo aceptar otros puntos de vista, dife-  
rentes formas de conocimiento y estilos de vida, relatos costumbres y relacionamiento  
diversos con las cosas todas, en fin, historias y expectativas perfectamente disímiles de  
las propias. Los griegos, que no creían en el amor fundaron la sociabilidad en la amistad  
35  
Revista de ciencia de la Complejidad  
(
filía). Habría que esperar a los cristianos para que propongan cimentar la sociabilidad en  
el amor (ágape y/o eros, en griego). Mientras que el medioevo, creyente o pagano, cimenta-  
ba la sociabilidad en la fraternidad, lo revolucionarios franceses la fundarían, a partir de  
1
789 en la ciudadanía. Al cabo, los revolucionarios de todos los colores en el siglo XIX y XX  
fundarían la convivencia en la camaradería y el compañerismo. Varias otras perspectivas  
serían posibles. Todo apunta al saber vivir y a vivir una vida buena. Un giro fantástico que  
supera ampliamente a cualquier filosofía moral o ética (Maldonado, 2021). No in ironía,  
con acento claro y directo Sartre lo señala, ya en el ocaso de la civilización occidental: l’en-  
fer c’est les autres (el infierno son los demás) (Sartre, 2000).  
Quisiera decirlo de manera precisa. La ética entra en juego allí en donde la educación, la  
política, la economía, los sistemas militares y de policía, los sistemas y poderes eclesiásti-  
co de cualquier color, dejan de operar, resultan insuficientes o se han vuelto acomodaticios  
(
Lee, 2018). Pues lo que queda es exactamente el mundo de la vida (Lebenswelt), la nuda  
cotidianeidad. Es en la cotidianeidad cuando conocemos a los demás, y nos conocemos a  
nosotros mismos, verdaderamente.  
La fenomenología al respecto es amplia, profunda y abundante, tanto en las ciencias so-  
ciales y humanas -por ejemplo, la etnografía; las historias de vida; la investigación acción  
participación (IAP), y muchas otras-, como toda la literatura en toda la extensión de la  
palabra.  
Queda señalado el corazón del asunto. Sin embargo, otra comprensión es posible.  
El convivio es una expresión humana de un tema magníficamente más complejo. Se trata  
de la eusocialidad (Wilson, 2012). La vida en general en la biosfera consiste en un complejo  
entramado de interacciones, aprendizajes y coevoluciones todos los cuales se originan y  
fortalecen a la vez la capacidad de interacción y convivencia de organismos de una especie,  
mucho más significativo, de especies entre sí. Contra el modelo clásico de presa-depreda-  
dor que dominó ampliamente la cultura y las explicaciones en el siglo XX, la eusocialidad  
ha llegado a poner en evidencia que las relaciones presa-depredador no son las más im-  
portantes desde ningún punto de vista en ecología y biología, sino, muy por el contrario,  
la ayuda, el comensalismo, el mutualismo y la cooperación. La eusocialidad pone de ma-  
nifiesto que la naturaleza social y de solidaridad de los seres humanos nace mucho antes  
de ellos y permanece como una constante en plantas e insectos hasta los mamíferos supe-  
riores, por ejemplo.  
En rigor, la eusocialidad es una faceta cuya contraparte complementaria es la simbiosis y  
el carácter holobionte puesto de manifiesto por lo demás ya a finales del siglo XX por Mar-  
gulis (Margulis, Sagan, 2003) y resaltado gracias al proyecto macrobioma humano (HMP,  
por sus siglas en inglés) (The Integrative HMP (iHMP) Research Network Consortium,  
2019; Turnbaugh et al., 2007).  
La vida en general está muy lejos de ser un sistema de lucha, competencia y selección. An-  
3
6
Revista de ciencia de la Complejidad  
tes bien, lo que prima ampliamente es la ayuda, la empatía, la comprensión del sufrimien-  
to de otros -incluso otros organismos de otras especies- y el desinterés. La depredación  
constituye una amplia excepción en la naturaleza. Son la biología y la microbiología, la  
ecología y la primatología, la neurofisiología de las plantas y la entomología, principal-  
mente, las que han venido, si cabe la expresión en ayuda de las humanidades, las ciencia  
sociales y humanas. Una circunstancia que jamás tuvo lugar antes en el ecosistema de las  
ciencias y disciplinas, marcadas como estuvo, por el excepcionalismo humano.  
La ética debe absolutamente ser revisitada; que es la expresión académica parra significar  
que algo anduvo y anda muy mal con ella. Es preciso una radical recomprensión de la mis-  
ma. La IA ha llegado a radicalizar este llamado.  
3
. sEntido E impaCto dE la ia  
La inteligencia artificial constituye la faceta más sofisticada si cabe, del computador y la  
computación (Boden, 2016). No sin antecedentes, el computador nace gracias a A. Turing.  
Sin embargo, su arquitectura es técnicamente conocida como la arquitectura de Von Neu-  
mann; se trata, en resumen, de la síntesis entre ferretería (hardware) y lógica o lenguajes  
de programación (software).  
De lejos, la mejor herramienta jamás concebida es el computador o la computación, gené-  
ricamente llamada como una máquina para propósito generales. Lo que esto quiere signi-  
ficar es con ella se puede hacer virtualmente cualquier cosa, literalmente. Producir y pro-  
cesar imágenes, palabras, textos, música, construcciones de cualquier índole, acumular y  
guardar información, compartimentarla ilimitadamente, actuar a distancia con precisión  
total, ver las estrellas y los agujeros negros y los confines del universo, desentrañar la es-  
tructura de la materia y las escalas microscópicas antes inimaginables, y muchas otras  
cosas.  
Es tal su importancia, que en 1950 Turing escribió el que, en el marco de la computación y  
de los sistemas informacionales es sin lugar a dudas el más importante artículo en el que  
plantea el problema de base: ¿pueden pensar las máquinas? (Turing, 1950). Este problema  
es conocido como la prueba de Turing (Turing test); esto es, ¿es posible desarrollar una  
máquina de tal suerte que sea imposible distinguir si la interacción que tenemos con ella  
es con un ser humano o con la máquina? Al día de hoy, existen indicios suficientes de que el  
computador -dicho genéricamente- ha pasado numerosas pruebas -ajedrez, go, mahjong,  
al comienzo-, que ponen de manifiesto que es capaz de llevar a cabo tareas y acciones, de  
tomar decisiones de forma mucho más eficaz que los seres humanos, cualquiera que sea  
la naturaleza de la prueba de Turing (Mei, et al., 2024; Gonçalves, 2023; Geman et al., 2015).  
Como es sabido, la inteligencia artificial nace en el famoso seminario del Darmouth College  
en 1956 (cfr. https://home.dartmouth.edu/about/artificial-intelligence-ai-coined-dart-  
37  
Revista de ciencia de la Complejidad  
mouth), en New Hampshire. La dificultad para su posterior avance tiene que ver con razo-  
nes extracientíficas o tecnológicas. Se trata, simple y llanamente del hecho de que alrede-  
dor de los años 1956 los computadores eran objetos privilegiados de trabajo y estaban lejos  
de ser aún una realidad social y cultural. Los primeros computadores personales, como un  
hecho cultural y social aparecen en el mundo apeas en los años 1980s.  
La computación trabajó durante sus primeros años esencialmente mediante métodos nu-  
méricos. En los años del surgimiento de la IA los sistemas operativos apenas sí era conoci-  
dos y desarrollados.  
Con todo, el verdadero significado de la IA se sitúa en otro especto de mayo magnitud que el  
simplemente tecnológico, con todo y sus herramientas concomitantes: programación, ma-  
temáticas, estadística, lógica y demás. La piedra de toque tiene que ver con una adecuada  
comprensión de la (teoría de la) evolución.  
Si bien el término o la voz “evolución” ya existí por lo menos cien años antes de Darwin, es  
con Darwin con quien nace propiamente la teoría de la evolución. Se trata de la mejor teo-  
ría jamás desarrollada para explicar y comprender cambios, procesos, transformaciones.  
Significativamente, la teoría de la evolución nace a partir del estudio sobre el origen y la ló-  
gica de los sistemas vivos. El nacimiento de la teoría de la evolución es al mismo tiempo el  
nacimiento de la biología como ciencia, y con ella, sorpresivamente, también el nacimiento  
de la historia (Gould, 2002). Sólo que, y este no es un detalle menor, se trata de una teoría  
esencialmente incompleta, algo que el propio Darwin reconoció ya desde El origen (1859).  
La teoría de la evolución de Darwin establece que la evolución comienza con los seres vi-  
vos, y establece que lo que los sistemas vivos quieren es sencillamente adaptarse; debido  
a la influencia de Ch. Spencer, esta idea de adaptación fue entendida como sobrevivencia.  
Posteriormente, en 1871 Darwin escribe y publica The ascent of man -que ha sido traducido  
en ocasiones como el origen del hombre-, en el que, palabra más, palabra menos, Darwin  
apunta al hecho de que la evolución encentra en los seres humanos su ápice. De esta suer-  
te, en sus orígenes, la teoría de la evolución nace con los sistemas vivos y termina con los  
seres humanos.  
A diferencia de Darwin, hoy sabemos que la evolución comienza mucho antes de los se-  
res vivos, tal y cono los conocemos, y que el universo mismo ha evolucionado (Chaisson,  
2
001). Es más, verosímilmente, este universo es el resultado de proceso de selección entre  
otros universos posibles, de suerte que la evolución tiene lugar mucho antes incluso del  
nacimiento de este universo (Smolin, 1998). En general, en la cosmología científica hoy ya  
está establecido que este universo fue el resultado de procesos de selección, exactamente  
a la manera de la teoría de la evolución.  
Pues bien, quisiera argumentar que la evolución no se detiene con los seres humanos y no  
encuentra en éstos su punto de llegada. La evolución es un fenómeno de complejidad cre-  
3
8
Revista de ciencia de la Complejidad  
1
ciente, como queda dicho, inacabado (Darwin, 1995) . Más exactamente, y este el centro de  
la propuesta de este artículo, la evolución continúa con la IA. Y entonces cuando emergen  
los temas, problemas y reflexiones acerca de la coexistencia o convivio. El Diagrama No. 1  
ilustra la evolución, desde la naturaleza y los sistemas vivos hasta la IA; como se argumen-  
ta en la sección siguiente; hasta la VA.  
diagrama no. 1: EvoluCión dE los sistEmas vivos, dEsdE la naturalEza Hasta la intEligEnCia y la  
vida artifiCial  
fuEntE: ElaboraCión propia  
El Diagrama No. 1 ilustra la siguiente situación: en el origen fue la naturaleza, l que quiera  
que ésta sea y como quieta que se la conciba. Una aproximación puede ser en referencia a  
los orígenes del liberalismo; por ejemplo, con Hobbes, Locke o Rousseau, en relación con  
el “estado de naturaleza”. La idea de naturaleza puede igualmente ser entendida como el  
big-bang, o cualquier otra comprensión semejante.  
Pues bien, la naturaleza, si cabe la expresión tuvo una clase de hijos, uno de los cuales son  
los seres humanos. Las líneas curvas interrumpidas hacen referencia a fronteras móviles  
y porosas para significar que los seres humanos son como la naturaleza, pero distintos  
de ésta. Una manera de entender la diferencia que los seres humanos son con respecto  
a la naturaleza en sentido amplio es reconociendo que éstos son animales simbólicos. El  
mundo de los símbolos apunta directamente a la importancia de la cultura en el sentido  
1
Dice Darwin, al final de la Introducción a El origen: “I am fully convinced that species are not immutable […]. Furthermore, I  
am convinced that natural Selecꢀon has been the main but not exclusive means of modificaꢀon” (Darwin, 1995: 6).  
39  
Revista de ciencia de la Complejidad  
tradicional de la palabra.  
Sin embargo, dicho de manera genérica, los seres humanos han tenido a su vez unos hijos.  
Estos son, dicho por lo pronto de forma general, la IA, la VA, y la robótica (de enjambre),  
tres maneras de llamar a un solo y mismo fenómeno.  
Desde el punto de vista evolutivo, dicho de manera genérica, los seres humanos han estado  
desarrollando sistemas inteligentes artificiales y permitiendo que estos puedan desarro-  
llarse lo mejor posible. La primera expresión de lo que significa “desarrollo” es el aprendi-  
zaje. El computador es una herramienta conceptual (no simplemente una herramienta). Se  
trata de la primera tecnología en toda la historia de la humanidad que tiene como rasgo  
distintivo el hecho de que aprende; una de las características necesarias para el aprendi-  
zaje es la memoria; pero hay otras.  
El aprendizaje es conditio sine qua non para la evolución, pero no es la única condición ne-  
cesaria. Sorprendentemente la más importante condición de la evolución es el auto-apren-  
dizaje. Las especies animales y las plantas poseen autoaprendizaje. En otras palabras, no  
todo depende de la educación, y ni siquiera del aprendizaje. Los seres humanos tienen la  
misma capacidad. Pues bien, lo mismo acontece con la IA.  
Las máquinas conceptuales (= computadores) aprenden; mucho mejor, aprenden por sí  
mismos. Es exactamente esto lo que significa el machine learning. Sin embargo, análoga-  
mente a lo que acontece en el mundo de la educación, en la psicología y en los sistemas so-  
ciales y cultuales, nade sabe exactamente cómo y por qué alguien aprende algo. El apren-  
dizaje es una caja negra (black box) tanto para la educación, la psicología, la filosofía como  
para las ciencias cognitivas.  
En sus inicios la IA aprendía a partir de comandos y programas que les eran introducidos  
por parte de programadores. Han existido y existen numerosos tipos de algoritmos, en  
verdad. Sin embargo, hoy, la IA aprende por sí misma sin necesidad de programadores.  
Mucho mejor, existen hoy programas que programan programas son necesidad de progra-  
madores. Este es exactamente el sentido de la tercera fase, la superior, en el Diagrama No. 1.  
Sorprendentemente -sobre todo cuando se lo mira desde la clásica perspectiva eminente-  
mente antropocéntrica, antropomórfica y antropológica-, la IA -y la VA, como veremos a  
continuación- constituyen, manifiestamente, un nivel siguiente en la evolución; subraye-  
mos: en la evolución de sistemas inteligentes, o de sistemas vivos.  
La IA es un sistema inteligente a la fecha; no cabe la menor duda. Queda aún la discusión  
sobre si es un sistema de inteligencia general (Mitchell, 2024). Dados los datos y reconoci-  
mientos a la fecha, es posible decir incluso que la IA es una persona puesto que es sintiente  
(
Maldonado. 2022); ciertamente algo sospechoso para la mayoría.  
Dicho esto, se impone una observación final en esta sección. A la fecha, la IA posee una  
inteligencia artificial; la artificialidad estriba exactamente en el carácter algorítmico de su  
ꢈꢇ  
Revista de ciencia de la Complejidad  
inteligencia. Naturalmente, ni es universal ni es necesario que la inteligencia sea algorít-  
mica; sin embargo, cualquier comprensión de la inteligencia es hoy por hoy eminentemen-  
te algorítmica. Incluso las llamadas inteligencias múltiples. En palabras simples, se trata  
de inteligencias eminentemente performativas, funcionales digamos.  
Dicho lo anterior, debe ser evidente la inmensa mayoría de investigadores y académicos  
tanto como de tomadores de decisión son reacios, sospechosos o recelosos de la IA por  
motivos diferentes (Tegmark, 2014).  
4
. la ia Es En rEalidad va  
Un giro conceptual y teórico fundamental emerge en este punto. Ciertamente que existen  
-
justificados o no- numerosos temores con respecto a la IA. El motivo central de estas pre-  
ocupaciones se condensa en el concepto de “inteligencia”. Derivativamente, se trata del  
concepto mismo de mente. Asistimos a una magnifica revolución social y económica en  
toda la línea de la palabra; un proceso en curso, por tanto, inacabado.  
Mientras el computador se convertía en un acervo social y cultural, la IA tuvo un proce-  
so de estancamiento. La IA habría de tener un impulso inimaginable partir del año 2020,  
cuando aparecen los modelos ampliados de lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés), cuya  
primera expresión fue Chat-GPT.  
Sin embargo, en 1989 emerge, exactamente en el centro de las ciencias de la complejidad,  
inicialmente un programa de investigación, y posteriormente una nueva ciencia o discipli-  
na: la vida artificial (VA), gracias a reflexiones e investigaciones por parte de C. Langton. La  
VA no es otra cosa que un programa filosófico dedicado a entender el origen y la naturaleza  
de la vida con la ayuda del computador o la computación.  
Existe sin embargo una dificultad en el surgimiento y consolidación de la VA como discipli-  
na científica. C. Langton se retira en un momento dado -hacia el año 1991-92- del mundo  
científico, académico y social después de haber logrado entrever intuitivamente el alcance  
y el significado de la VA. Es inevitable la analogía, en otro contexto, con la vida y obra, mu-  
tatis mutandi, de A. Grothendieck. Esta analogía deberá ser el objeto de otra consideración  
en otro momento.  
La Tabla No. 1 ilustra el paralelismo entre IA y VA, y sirve para anticipar que, en realidad,  
la IA es, hoy por hoy, VA, aunque la expresión que haya terminado triunfando sea la de IA.  
ꢈ1  
Revista de ciencia de la Complejidad  
tabla no. 1: origEn y sEntido dE la intEligEnCia artifiCial y la vida artifiCial  
INTELIGENCIAARTIFICIAL  
Alan Turing  
950  
VIDAARTIFICIAL  
Christopher Langton  
1989  
1
Aprendizaje de arriba hacia abajo (top-down) Aprendizaje de abajo hacia arriba (bot-  
tom-up)  
Problema: Mente, conciencia  
Problema: Vida  
fuEntE: ElaboraCión propia  
Podemos concentrarnos en la cuarta línea de la Tabla No. 1 que es la más importante des-  
de el punto de vista teórico. La IA destaca y se concentra a la vez en el problema: qué es la  
conciencia o qué es la mente; un problema originariamente formulado por Turing, y am-  
pliamente explorado durante las diez semanas que tuvo ligar el seminario en el Darmouth  
College con la participación, entre otros, de M. Minsky, H. Simon, J. MacCarthy, C. Shannon,  
o R. Solomonoff, entre otros.  
Por su parte, acaso de una manera mucho más radical, la VA se concentra en el problema so-  
bre qué sea la vida, su origen y su naturaleza. Filosóficamente hablando, ambos problemas  
se encuentran estrechamente relacionados, así: ¿es la mente o la conciencia un atributo  
natural de la vida, esto es, de todos los sistemas vivos? Como es sabido, la piedra de toque  
es el de la autoconciencia esto es, la experiencia del mundo en primera persona. Al mismo  
tiempo, de otra parte, el problema se formula en los siguientes términos: ¿son los sistemas  
vivos única o principalmente como los conocemos, lato sensu, o son posibles otras formas  
de vida? El programa de investigación de Langton tiene una dúplice perspectiva: entender  
a la vida-tal-y-como-la-conocemos, tanto como a la vida tal-y-como-podría-ser-posible.  
Subrayemos esto: la VA es una de las ciencias de la complejidad. Importantes como son,  
estos interrogantes deben quedar por fuera de este trabajo.  
Manifiestamente, los desarrollos en computación en general, tanto en ingeniería de hard-  
ware como en ingeniería de software, dicho de manera puntual, entre 1956 y 1989 fue im-  
presionante. Justamente en algún punto intermedio entre ambas fechas, en 1965 G. Moo-  
re, entonces presidente de Intel, formula lo que se llamó en su momento como la Ley de  
Moore, a saber: el número de transistores de un microchip se duplicaría cada dieciocho  
meses, aproximadamente. El resultado es tanto social como económico, así: el precio de los  
computadores disminuye constantemente a la vez que la capacidad de procesamiento se  
multiplica. Hoy, el computador es una herramienta ubicua, de propósito general, y del más  
alto impacto en la organización y el funcionamiento de la sociedad. El mundo ha asistido a  
la transición de una realidad analógica a la digital. Al cabo, sin ambages, la vida en general  
es un fenómeno digital – matemática e informacionalmente hablando.  
Si el problema de la mente, la inteligencia y la conciencia resultan asuntos sensibles, ¿qué  
habrá de suceder cuando las gentes en general se enteren que la IA es en realidad VA? Di-  
gámoslo de manera directa y breve: ¿qué sucederá cuando se enteren que la evolución no  
ꢈꢉ  
Revista de ciencia de la Complejidad  
termina en los seres humanos, sino que continua, por lo pronto, en la esfera más inmedia-  
ta, con la IA y la VA? Las preocupaciones de la ética anclan exactamente en este punto, hoy,  
de cara al presente y al futuro.  
La IA es en realidad VA, tanto más cuanto que se produce un desplazamiento radical del  
modo de aprendizaje. En el pasado, el aprendizaje era en efecto top-down, como se ilustra  
en la Tabla No. 1. Los programadores introducían criterios, programas, variables a partir de  
los cuales el computador -los programas- se comportaban correspondientemente. Hoy, en  
contaste, la programación tiene lugar bottom-up. Este es exactamente el modo de trabajo  
de la VA tal y como lo concibió y desarrolló C. Langton.  
Lo que sucede, sencillamente, es que en el imaginario social tanto como académico y cien-  
tífico la expresión IA tuvo mayor anclaje; sin duda, debido a que el propio Langton se retiró  
voluntariamente del proceso. Es cierto que se crearon circuitos de conferencias en torno a  
la VA, que apareció una revista estrictamente dedicada al tema, y que una prestigiosa uni-  
versidad creó una colección editorial dedicada a la VA. Sin embargo, comparativamente, se  
trata de espacios reducidos frente a la IA.  
5
. la ConvivEnCia, El más difíCil dE todos los problEmas  
La IA/VA plantea numerosos retos: teóricos tanto como prácticos, notablemente de cara a  
las cadenas logísticas, la desaparición de numerosos puestos de trabajo, la redefinición de  
numerosos ámbitos del sistema productivo. El más grande de todos los retos, sugiero, es  
para los seres humanos el de la convivencia humanos-IA.  
Manifiestamente, I. Asimov formuló en Robot, en 1950 -por tanto, mucho antes de la con-  
ferencia de 1956-, las tres leyes de la robótica que apuntan exactamente al problema de la  
coexistencia (Asimov, 2009). Mucha agua ha corrido bajo el puente, desde entonces.  
Ciertamente existe un muy fuerte temor frente a la incertidumbre de lo que haya de ser de  
la IA. Y sin embargo, la ironía es que todas las grande empresas y corporaciones o bien las  
han desarrollado crecientemente o bien, están desarrollando la propia de manera cada vez  
más acelerada y con mayores capacidades de movimiento, decisión y acción.  
Los seres humanos no supieron convivir con otras especies como las suya (Passmore,  
1
986). Los seres humanos no supieron vivir con la naturaleza y la consideraron como un  
medio para sus fines y necesidades. Literalmente, se dijo, la naturaleza fue creada para  
beneficio de los seres humanos. A lo largo de la historia, los seres humanos no han sabido  
tampoco convivir consigo mismos, y emerge entonces toda la historia de pobreza, inequi-  
dad, injusticias y violencia, todas, institucionalizadas en las formas del ejército, la iglesia,  
el estado, la corporación, el partido (que deberían haber sido escritas en mayúsculas dado  
que la vida es imposible por fuera de cada una de ellas, dicen ellas mismas).  
La observación anterior merece una precisión importante, sin embargo; de lo contrario se  
cae fácilmente en el sofisma de la generalización. No son en general los seres humanos los  
ꢈ3  
Revista de ciencia de la Complejidad  
que no han sabido de coexistencia. Se trata, específicamente de esa clase de seres huma-  
nos formados y aconductados por la civilización occidental. La antropología, la historia,  
un parte de la filosofía, por ejemplo, ponen en evidencia que ha sabido otras civilizaciones,  
otras culturas, otros pueblos que sí han sabido de convivencia. Occidente confundió a la  
humanidad entera con su propio destino y a su imagen y semejanza. “Los seres humanos”  
no comienzan, no terminan y no coinciden plano por plano, con la historia de la civiliza-  
ción occidental.  
El problema del convivio es específicamente un reto para la forma occidental de pensar y  
de vivir.  
Pues bien, la IA/VA le plantea al mundo actual el más formidable de todos los retos imagi-  
nables, sin comparación en la historia de los últimos siete mil-ocho mil años. La ciencia  
y la tecnología han dado lugar a formas de vida y de inteligencia que saben hacer muchas  
cosas mejor que los seres humanos. Se trata de vida y de inteligencia artificial que apren-  
de, aprende muy rápido y aprende por sí mismas. ¿Podrán los seres humanos convivir con  
la IA/VA?  
La historia pareciera arrojar una respuesta negativa. El presente se halla inmerso en un  
mar de indeterminaciones. Lo único claro es un futuro bastante poco evidente.  
Asistimos a la más fantástica revolución cultural y científica en toda la historia de la  
familia humana.  
Pues bien, quisiera argumentar en lo que queda en el sentido de que sí es posible convivir  
con la IA/VA bajo una condición inaplazable. La convivencia es posible transformando las  
estructuras mentales, axiológicas y socio-culturales heredadas y habidas hasta la fecha.  
De lo contrario, los seres humanos llevan la batalla perdida, irremediablemente.  
Asistimos a un colapso civilizatorio y al mismo tiempo al nacimiento de una nueva civi-  
lización. Occidente jamás supo convivir con nadie; esta idea debe ser tomada en toda la  
línea de la palabra. Simultáneamente, sin embargo, asistimos a una historia en ciernes,  
pero en proceso de recuperación de otros saberes, la sunción de otras formas y estilos de  
vida, el desarrollo de otras epistemologías y modos de relacionamiento con el mundo y el  
universo.  
Occidente fue un civilización eminentemente antropológica, antropocéntrica y antropo-  
mórfica. Esa modo y modelo del mundo es el que está en colapso. Los diagnósticos son  
numerosos y crecientes. La IA/VA comporta formas de inteligencia y de vida no antropo-  
céntrica, irónicamente concebidas en sus inicios por intereses humanos, pero que rápida-  
mente han superado los propios conocimiento y capacidades humanas. Ni los expertos en  
ciencias de la computación, o ciencia de datos en ciencias cognitivas o ciencias del com-  
portamiento, muy notablemente, ni filósofos o educadores o líderes religiosos saben cómo  
y por qué verdaderamente la IA decide lo que decir, si bien existen numerosos trabajos que  
advierten con suficiente razón acerca de sesgos y peligros justamente de corte político,  
ꢈꢈ  
Revista de ciencia de la Complejidad  
económico, cultural y militar (Eubanks, 2019; O’Neil, 2016). El motto en el que se condensa  
y se sedimenta el problema es el machine learning, el aprendizaje de máquina.  
Este, quiero sugerirlo, es el más importante de los problemas filosóficos actualmente, y  
que atraviesa e interpela a la filosofía, la psicología los estudios religiosos, la cultura, las  
ciencias cognitivas y las ciencias del comportamiento, particularmente.  
Es posible la convivencia con una forma de inteligencia y de vida que implica un desafío  
al modo occidental de pensar y de vivir; esto es, a la creencia que la vida, la sociedad y el  
mundo se gestionan en términos de algoritmos. Algoritmo es el término informacional y  
computacional empleado para designar lo que la tradición designo como; leyes manda-  
mientos normas, preceptos, recetas, y demás (Maldonado, 2017).  
6
. ConClusionEs abiErtas  
La verdad es que la ética nunca ha hecho bueno a nadie. Si existe gente buena, como es  
efectivamente el caso, no es precisamente por valores, ideas o principios, sino por razones  
bastante más complejas y elementales, al mismo tiempo. La ética es ejemplarizante. Así,  
la etología y la primatología, los estudios sobre eusocialidad y la ecología, la neurofisio-  
logía de las plantas, la propia biología del paisaje, por ejemplo, aportan argumentos pro-  
pios tanto o más sólidos que los que la cultura en general y la filosofía moral o la religión  
puedan suministrar. La ética no es exclusiva de los seres humanos. Esto es, el cuidado, la  
amistad, amor y solidaridad, notablemente; en fin, como se aprecia, actos gratuitos que ni  
saben ni esperan de recompensas de cualquier índole.  
Con las ideas, valores y principios sucede todo lo contrario: es en su nombre, por ejemplo,  
el de algún dios, que los seres humanos han perseguido y eliminado a otros, o se han ma-  
tado entre sí. Los dioses, las ideas, los principios y los valores se han superpuesto a la vida  
misma y acaso la desplazaron a lugares secundarios; fue por lo menos lo que sucedió hasta  
ayer en la tarde. Ya hoy las cosas comienzan a ser diferentes.  
La IA/VA plantea un reto jamás hallado en toda la literatura sobre ética y filosofía moral  
que no ha sido plenamente puesto sobre la mesa, a plena luz del día. Existen algunos tra-  
bajos, muy incipientes, sobre bioética computacional, por ejemplo, y la bibliografía sobre  
las relaciones entre ética e IA es amplia y creciente (Coekelberg, 2020; Zerilli, et al., 2021).  
Incluso son crecientes los documentos institucionales sobre normatividad ética para la  
IA. Nada de lo anterior da en el blanco. (Sería necesario un artículo de revisión crítica para  
ponerlo en evidencia. Trabajo en ello actualmente).  
Dicho de manera puntual, el tema es el de las relaciones entre ética y complejidad, supues-  
ta exactamente la complejidad misma de la IAVA; esto es, particularmente, sus capacida-  
des de aprendizaje, la incertidumbre y las emergencias -por tanto, ni causalidad ni corre-  
lación-; esto es, en otras palabras, la ausencia de correspondencia entre input y output.  
ꢈ5  
Revista de ciencia de la Complejidad  
No existe a la fecha ningún trabajo serio sobre ética y complejidad. Expresiones, manifes-  
taciones, declaraciones, muchas. Pero ningún artículo o libro de fondo sobre la relación de  
ambas dimensiones. La ética de la inteligencia artificial, en el sentido señalado constituye  
un motivo más que evidente para un trabajo en esta dirección. Pero ese ya es el tema de  
otro espacio y momento aparte.  
Los meses y años venideros verán un auge sorprendente de las capacidades de la IA/VA.  
Este es un motivo de optimismo. La forma como esta revolución en marcha ha sido llamada  
es como cuarta revolución industrial que consiste en la síntesis entre la dimensión física,  
la dimensión biológica y la dimensión digital de la realidad. El año 2020 fue cuando se  
gatilló verdaderamente la IA gracias los LLM; Demasiados pocos lustros han transcurrido  
desde la confluencia entre IA y VA. Los ritmos se aceleran gracias a la facilidad del apren-  
dizaje de máquina y, más radicalmente, al aprendizaje profundo (Deep learning). El deep  
learning es la verdadera punta de lanza del machine learning.  
La filosofía moral y la ética en general deben aprender nuevas semánticas, si quieren ser  
razonables. Mientras tanto, la naturaleza tiene sus propias dinámicas. La forma como es-  
tas dinámicas se articulan es en la forma de IA y VA.  
Con un colofón final. La IA y la VA ponen de manifiesto que el mundo y la realidad son men-  
tales. Algo perfectamente imposible de comprender para la tradición occidental.  
ꢈ6  
bibliogRaphy  
chines 33, 1–31. https://doi.org/10.1007/  
s11023-022-09616-8  
Asimov, I., (2009). Yo, Robot. Barcelona: Edi-  
tora y Distribuidora Hispanoamericana, S. A.  
• Gould, S. J., (2002). The Structure of Evolu-  
tionary Theory. Harvard, MA: Harvard Uni-  
versity Press  
Benjamin, R., (2019). Race After Technology.  
Abolitionist Tools for the New Jim Code. Wiley  
&
Sons  
• Hart, D., Sussman, R. W., (2009). Man the  
Hunted. Primates, Predators, and Human  
Evolution, Expanded Edition. London: Rout-  
ledge  
Boden, M., (2016). AI. Its Nature and Future.  
Oxford: Oxford University Press  
Chaisson, E., (2001). Cosmic Evolution. The  
Rise of Complexity in Nature. Harvard, MA:  
Harvard University Press  
Janik, A., y Toulmin, S., (2021). La Viena de  
Wittgenstein. Sevilla: Athenaica  
Lee, K-F., (2018). AI Superpowers. China, Sil-  
icon Valley and the New World Order. Harper  
Business  
Coekelberg, M., (2020). Artificial Intelligence  
Ethics. Cambridge, MA: The MIT Press  
Couldry, N., and Mejias, U. A., (2019). The  
Costs of Connection. How Data is Colonizing  
Human Life and Appropriating it for Capital-  
ism. Stanford University Press  
Maldonado, C. E., (2022). “LaMDA no pien-  
sa, siente. Un muy sensible debate sobre la  
mente y su complejidad”, en: Revista de Fi-  
losofía. Universidad de Zulia, vol. 39, edición  
especial No. 2, págs. 55-66; doi: https://doi.  
org/10.5281/zenodo.7297088  
Crawford, K., (2021). Atlas of AI. Power, Pol-  
itics and the Planetary Costs of Artificial In-  
telligence. Yale University Press  
Maldonado, C. E., (2021) “Saber vivir bien es  
un asunto de la filosofía”, en: Revista Cien-  
cias de la Complejidad, vol. 2 No. 2, págs. 37-  
44; doi: https://doi.org/10.48168/cc022021-  
Darwin, C., (1995). The Origin of Species by  
Means of natural Selection. New York: The  
Classics of Science Library  
004  
Eubanks, V., (2019). Automating Inequality.  
How High-Tech Tools Profile, Police, and Pun-  
ish the Poor. St. Martin Press  
• Maldonado, C. E., (2017). “Positive affir-  
mation of non-algorithmic information  
processing”, en: Cinta de Moebio, 60, pp.  
Geman, D., Geman, S., Hallonquist, N.,  
Younes, L., (2015). “Visual Turing Test for  
Computer Visual Systems”, en: PNAS, vol.  
279-285, doi: https://doi.org10.4067/S0717-  
5
54X2017000300279  
1
12, No. 12, pp. 3618-3623; doi: https://doi.  
• Margulis, L., Sagan, D., (2003). Captando  
genomas. Una teoría sobre el origen de las  
especies. Prólogo de Ernst Mayr. Barcelona:  
Kairós  
org/10.1073/pnas.1422953112  
Gonçalves, B., (2023). “The Turing Test is  
a Thought Experiment”, en: Minds & Ma-  
ꢈ7  
bibliogRaphy  
Mei, Q., Xie, Y., Jackson, M. O., (2024). “A  
Turing test of whether AI chatbots are be-  
haviorally similar to humans”, en: PNAS,  
vol. 121, No. 9, e2313925121; doi: https://doi.  
org/10.1073/pnas.2313925121  
• Turing, A. M., (1950). “Computing machin-  
ery and intelligence”, en: Mind, Volume  
LIX, Issue 236, October 1950, Pages 433–  
460; doi: https://doi.org/10.1093/mind/  
LIX.236.433  
Mitchell, M., (2024). “Debates on the nature  
of artificial general intelligence”, en: Science,  
• Turnbaugh, P., Ley, R., Hamady, M. et al.,  
(2007). “The Human Microbiome Project”,  
en: Nature 449, 804–810; doi: https://doi.  
org/10.1038/nature06244  
21 marzo, vol. 383, issue 6689; doi: https/  
doi.org/10.1126/science.ado7069  
O’Neil, C., (2017). Weapons of Math Destruc-  
tion. How Big Data Increases Inequality and  
Threatens Democracy. New York: Crown  
• Wilson, E. O., (2012). The Social Conquest of  
Earth. New York-London: Liveright Publish-  
ing Corporation  
Passmore, J., (1986). Hundred years of Phi-  
losophy. Penguin Books  
• Zerilli, J., et al., (2021). A Citizen’s Guide to  
Artificial Intelligence. Cambridge, MA: The  
MIT Press  
Russell, S., (2020). Human Compatible. Arti-  
ficial Intelligence and the Problem of Control.  
Cambridge, MA: The MIT Press  
Páginas web:  
Sartre, J.-P., (2000). Huis clos. Les mouches.  
Paris: Gallimard  
European Commission, (2019). Ethics guide-  
lines for trustworthy AI; disponible en:  
https://digital-strategy.ec.europa.eu/en/li-  
brary/ethics-guidelines-trustworthy-ai  
Schaeffer, J.-M.., (20009). El fin de la excep-  
ción humana. México, D. F.: F. C. E.  
Scharre, P., (2018). Army of None. Autono-  
mous Weapons and the Future of War. W. W.  
Norton & Company  
• OEA, (2022). Cátedra de las Américas: “Po-  
lítica en la Era Digital: Inteligencia Artificial  
y Democracia”; disponible en: https://www.  
oas.org/es/centro_noticias/comunicado_  
prensa.asp?sCodigo=AVI-057/22  
Smolin, L., (1998). The Life of the Cosmos.  
New York-London: Oxford University Press  
Unesco, (2021). Recomendation on the Ethics  
of Artificial Life; disponible en: https://unes-  
doc.unesco.org/ark:/48223/pf0000380455  
Tegmark, M., (2014). Our Mathematical Uni-  
verse. My Quest for the Ultimate Nature of  
Reality. New York: Vintage Books  
The Integrative HMP (iHMP) Research  
Network Consortium, (2019). “The In-  
tegrative Human Microbiome Project”,  
en: Nature 569, 641–648; doi: https://doi.  
org/10.1038/s41586-019-1238-8  
ꢈ8