Revista de ciencia de la Complejidad
documento titulado, “Educación y Gestión del Riesgo de Desastres”, realiza un aporte ex-
presando que, “Entender el riesgo es reducirlo, por ello el conocimiento del riesgo desde la
perspectiva territorial es clave para la formación de los ciudadanos” (p.1), asimismo afirma
que “las instituciones educativas deben jugar un papel que les permita trascender en el
tiempo, para preocuparse por la formación de las futuras generaciones a fin de consolidar
una nueva cultura de la prevención” (p. 1).
También la UNGRD afirma lo siguiente:
La educación para la gestión del riesgo de desastres considera una visión integral de la educación
en los diferentes grados y niveles educativos, contribuyendo a generar competencias en los
ciudadanos hacia una cultura y conducta humana para el afrontamiento de las problemáticas
asociadas a la gestión del riesgo de desastres, lo que nos invita a que se fomente los conocimientos,
prácticas y actitudes para la compresión de los factores que contribuyen al riesgo como: las
amenazas, la exposición y las vulnerabilidades. (UNGRD, s/f )
Por su parte, Manuel Antonio Ramírez Rojas, en su libro, “La educación en la gestión del
riesgo de Desastre”, Capitulo II, inciso B, hace referencia a la Educación como: Un medio
para lograr el cambio de paradigma y el compromiso de prevención, reflejando que, “La
educación confirma también su valor, en el tema de la reducción de los riesgos y los de-
sastres, por ser la esperanza de las poblaciones para cambiar” (p. 17), asimismo el citado
autor considera que, “es necesario enriquecer los alcances y el contenido del modelo edu-
cativo vigente” (p. 17), y además expresa apoyar una educación de calidad que permita la
formación de las personas a través del desarrollo de competencias para reducir los riesgos.
Una pregunta que plantea Ramírez (1989) es: ¿Por qué entonces, dividir tanto la
educación para resolver problemas del riesgo en las personas, si las causas, tienen
un común denominador… la conducta humana?, una respuesta a la cuestiónate es tra-
bajar en el estilo de vida inadecuada de las personas, que obviamente se exponen a ciertas
amenazas, por ejemplo, a construir sus viviendas cercas del lecho de los ríos. En esa mis-
ma línea el autor realiza la siguiente reflexión:
Si la gestión del riesgo, en el amplio sentido de la palabra, conduce al fortalecimiento de
resiliencias y contribuye al desarrollo sostenible; bien haremos entonces, desde el tema de la
reducción de los desastres, en apoyar a las poblaciones, brindándoles oportunidades para que
logren mayores conocimientos vinculados con sus amenazas pero, especialmente, coadyuvando
al fortalecimiento de la educación de sus integrantes, para que sepan identificar el riesgo de
diversa naturaleza y a combatirlo de manera unificada, sea cual fuere su origen. (Ramírez, 1989,
p. 19)
UNESCO (como se citó en Ramírez, 1989) hace referencia que, “para facilitar la gestión
educativa, ha promovido los pilares de la educación, los cuales son aprendizajes o sabe-
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