
Revista de ciencia de la Complejidad
el comportamiento humano (Maldonado, 2016).
El pensamiento es una característica principal que tiene todo ser vivo, el mismo que es
captado originariamente por la sensibilidad. Es a través de la sensibilidad que las personas
llegan a sentir primero, pensar después y nalmente comportarse de determinada forma
en la vida cotidiana. Las raíces de la sensibilidad y los sentimientos se encuentran en el
sistema entérico, y con él, remirten a la totalidad del organismo; por tanto, no fundamental
y originariamente a la razón o al conocimiento intelecttuyal o racional.
Bien sabemos que todos los seres vivos y particularmente los seres humanos se caracterizan
por una complejidad creciente, abierta, libre e indeterminada. Lo complejo no tiene nada
que ver con lo complicado, difícil, tenaz, duro, entre otros aspectos; antes bien, hace
alusión a los fenómenos y comportamientos que son impredecibles, incontrolables, no
parametrizables, que no se explican en términos de causalidad, sino más bien en términos
de turbulencias, inestabilidades, uctuaciones, autoorganización y emergencia. Los
comportamientos humanos de la vida cotidiana son de máxima complejidad y no pueden
ser regulados simplemente a través de enunciados prescriptivos (normas jurídicas) y
performativos (sentencias), sino, sugerimos, a través de narraciones jurídicas.
De esta forma el comportamiento humano es más complejo de lo que jamás ha creído el
positivismo jurídico al pretender regularlo a través de normas prescriptivas. Con todo,
según parece, lo que sí logró básicamente es hacer que el derecho positivo incurra en
un reduccionismo, determinismo y mecanicismo jurídico de carácter utilitarista. La
forma como este determinismo, reduccionismo y mecanicismo se sedimentan es como
institucionalismo y neoinstitucionalismo (jurídico, económico, sociológico, notablemente).
Es más, el iuspositivismo concentró su tarea en la regulación del comportamiento de los
sistemas humanos (vida humana) dejando de lado la inuencia en estos de los sistemas
naturales (vida natural o biológica) y articiales (vida articial). En rigor, hay que distinguir
tres clases de sistemas sociales: los sistemas sociales naturales, los sistemas sociales
humanos y los sistemas sociales articiales. El derecho, tradicionalmente hablando, ha
venido ocupándose de una clase particular de sistemas sociales, a saber: los humanos.
Sin embargo, si se quiere dar cuenta de la complejidad de los sistemas humanos hay que
atravesar a los sistemas sociales naturales y articiales. En la actualidad es imposible
tratar problemas humanos sin tocar directa o indirectamente otras escalas y dimensiones.
A n de lograr, de alguna manera, que las normas prescriptivas sean ecaces en la praxis
se creó el Estado -esto es, el estado-nación- como monopolizador de la violencia, el cual
pretende regular el comportamiento humano utilizando la coerción y lo único que ha
logrado, paradójicamente, es consolidar una anomia en la sociedad, es decir, exceso de
normas vigentes que a la vez están ausentes en la vida cotidiana e ignoradas en su gran
mayoría; normas que paradójicamente existen-inexisten y que son útiles para tirios y
perjudiciales para troyanos o viceversa. No cabe olvidar que hay un engaño en la base de la
creación del Estado, ya desde el liberalismo losóco en Hobbes, Locke y Rousseau: se trata