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DERECHOS HUMANOS Y DIVERSIDAD
EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR.
UN ANÁLISIS DESDE LA TEORÍA DE LA
COMPLEJIDAD EN LA UNIVERSIDAD
VERACRUZANA
José Francisco Báez Corona
universidad veracruzana, México
Correo electrónico: fabaez@uv.mx
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6910-0611
Ilia de los Angeles Ortiz Lizardi
universidad veracruzana, México
Correo electrónico: Ilortiz@uv.mx
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1591-7204
resumeN
El artículo examina la manera en que se viven los derechos humanos de género y la
diversidad en la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAS) de la Universidad
Veracruzana, empleando la teoría de la complejidad como marco de análisis. A partir de
entrevistas con estudiantes y representantes de género, se identican tensiones entre las
normativas institucionales y su aplicación cotidiana, así como las barreras culturales,
sociales y emocionales que dicultan la efectividad de los protocolos. Los resultados
muestran que los procesos no son lineales: la misma norma puede generar experiencias
distintas según el contexto y los actores involucrados. El estudio concluye que la gestión
universitaria de género debe comprenderse como un sistema complejo, donde los efectos
emergen de la interacción dinámica entre normas, actores y prácticas institucionales. Se
plantea la necesidad de políticas exibles, inclusivas y adaptativas que respondan a la
diversidad de experiencias en la vida universitaria.
Fecha de rec eP ción: 12-06-25 / Fecha de aceP tación: 20-07-25
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Revista de ciencia de la Complejidad

Palabras clave: Español: derechos humanos de género, diversidad, educación superior,
complejidad, protocolos universitarios
abstract
This article analyzes how gender human rights and diversity are experienced at the Faculty
of Administrative and Social Sciences (FCAS) of the Universidad Veracruzana, using
complexity theory as the analytical framework. Based on interviews with students and
gender representatives, the study identies tensions between institutional regulations and
their everyday application, as well as cultural, social, and emotional barriers that hinder
the eectiveness of gender protocols. Findings reveal that these processes are not linear:
the same regulation can generate dierent outcomes depending on the context and actors
involved. The study concludes that university gender management must be understood
as a complex system, where eects emerge from the dynamic interaction between norms,
actors, and institutional practices. It emphasizes the need for exible, inclusive, and
adaptive policies that can address the diversity of experiences within university life.
Keywords: English: gender human rights, diversity, higher education, complexity,
university protocols.
1. introducción
Las universidades contemporáneas enfrentan el desafío de consolidarse como espacios
seguros, inclusivos y respetuosos de los derechos humanos. En este marco, la igualdad
de género constituye una dimensión esencial que trasciende la mera existencia de
normativas o protocolos; implica su incorporación efectiva en la vida cotidiana de la
comunidad universitaria. Sin embargo, la experiencia muestra que, a pesar de los avances
en materia de regulación, persisten obstáculos estructurales y culturales que dicultan su
implementación plena.
El caso de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAS) de la Universidad
Veracruzana resulta pertinente para explorar estas tensiones. Aun cuando la institución
cuenta con protocolos especícos para atender la violencia y discriminación de género,
los relatos estudiantiles reejan que los procesos suelen percibirse como complejos, poco
conables o emocionalmente desgastantes. Esta situación evidencia que la igualdad de
género en la educación superior no puede entenderse de manera lineal ni mecánica.
Desde la teoría de la complejidad, la gestión de género en la universidad se concibe
como un sistema adaptativo en el que intervienen múltiples factores: normas, prácticas
culturales, percepciones individuales y dinámicas institucionales. De este entramado
emergen resultados diversos e imprevisibles que explican por qué una misma normativa
Revista de ciencia de la Complejidad

puede producir efectos opuestos en diferentes contextos.
Este artículo busca aportar al debate académico sobre derechos humanos y género
en la educación superior al analizar, desde la perspectiva de la complejidad, cómo se
experimentan los protocolos de atención a la violencia de género en la FCAS. Con ello,
se pretende visibilizar la brecha entre la norma y la práctica, y proponer la necesidad
de políticas exibles, inclusivas y adaptativas que fortalezcan una cultura universitaria
verdaderamente equitativa y protectora.
2. plantEamiEnto dEl problEma
En los últimos años, las universidades han asumido con mayor fuerza la responsabilidad
de convertirse en espacios seguros, incluyentes y promotores de los derechos humanos.
Una de las dimensiones más sensibles en este camino es la igualdad de género, entendida
no solo como un principio normativo, sino como una práctica que debe reejarse en la
vida cotidiana de la comunidad universitaria. Sin embargo, la experiencia demuestra
que las políticas y protocolos creados para garantizar esta igualdad no siempre logran
transformar las realidades de manera efectiva; su implementación enfrenta resistencias
culturales, desigualdades históricas y estructuras institucionales rígidas que dicultan el
cambio.
El contexto de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAS) de la Universidad
Veracruzana se presenta como un caso pertinente para analizar estas tensiones. A
pesar de contar con marcos normativos y protocolos para atender casos de violencia y
discriminación de género, los relatos de estudiantes y representantes de la unidad de
género deben ser analizados para determinar si revelan una realidad más compleja: en
ocasiones los mecanismos funcionan y brindan apoyo, mientras que en otros casos los
procesos son percibidos como lentos, poco conables o incapaces de dar una respuesta
integral.
La investigación sobre género en educación superior conrma esta mirada. Por ejemplo,
Nkosi y Maphalala (2025) destacan que, aunque los avances normativos son signicativos,
persisten obstáculos estructurales como la falta de liderazgo inclusivo, la sobrecarga
desigual de trabajo para las mujeres y la escasa representación en los órganos de decisión.
En el mismo sentido, Campanini, López y Silvestre (2023) muestran que los cambios
institucionales en equidad de género no son lineales, sino que implican procesos largos
de negociación cultural y adaptación organizacional. De manera complementaria,
Anagnostou (2022) advierte que las políticas de igualdad de género en la academia no
siempre viajan bien entre contextos diferentes, pues su éxito depende en gran medida de
la cultura institucional y del compromiso de los actores involucrados.
Esta diversidad de experiencias sugiere que el problema no se limita a la existencia de
Revista de ciencia de la Complejidad

políticas formales. Desde la teoría de la complejidad, Este contraste no habla solo de una
brecha normativa, sino de una dinámica mucho más compleja. Las políticas interactúan
con prácticas culturales, percepciones individuales y relaciones institucionales. Desde la
teoría de la complejidad, podemos entender la gestión de género en la FCAS como un sistema
adaptativo donde los resultados emergen de relaciones no lineales e interdependientes.
Estas dinámicas permiten apreciar por qué protocolos similares pueden generar
experiencias muy distintas según el contexto y los actores involucrados (Mason, 2022).
Asimismo, los programas de capacitación en equidad de género dirigidos a estudiantes han
demostrado ser útiles para visibilizar inequidades, pero suelen fragmentarse y carecer
de una visión sistémica que atienda la diversidad de experiencias (Condron, et al., 2023).
Estos hallazgos refuerzan la necesidad de estudiar no solo las normas, sino también cómo
las personas interpretan, viven y ajustan esas políticas.
En este marco, surge la siguiente pregunta de investigación:
¿Cómo se viven los derechos humanos de género y la diversidad en la Facultad de Ciencias
Administrativas y Sociales de la Universidad Veracruzana, considerando las interacciones
complejas entre normas, estudiantes, representantes y docentes?
La hipótesis de trabajo plantea que la aplicación de los derechos humanos de género en
la FCAS genera experiencias diversas y no lineales, en las que las interacciones entre
estudiantes, representantes y docentes producen efectos emergentes y adaptativos, lo que
evidencia la naturaleza compleja del sistema universitario.
Este artículo busca aportar al debate sobre derechos humanos y género en la educación
superior, mostrando que las políticas institucionales solo cobran vida en la medida en
que se entrelazan con las experiencias y percepciones de quienes integran la comunidad
universitaria.
3. basEs tEóricas
Las universidades del siglo XXI enfrentan una misión profunda: ser espacios seguros,
inclusivos y respetuosos de los derechos humanos. En este contexto, la igualdad de género
no puede limitarse a protocolos o discursos formales; debe convertirse en una práctica
cotidiana que se reeje en la vida de toda la comunidad universitaria.
En América Latina, si bien las mujeres han conquistado un lugar en la educación superior, su
experiencia académica sigue marcada por obstáculos invisibles. Buquet (2016) explica este
fenómeno a través del concepto de orden de género, entendido como un sistema simbólico
y subjetivo que estructura las relaciones en la universidad y perpetúa desigualdades. Esta
mirada nos recuerda que la universidad dista de ser un espacio neutral, pues se encuentra
Revista de ciencia de la Complejidad

atravesada por construcciones históricas y culturales que condicionan el acceso y el
avance académico.
Cuando se implementan políticas de igualdad, suelen aparecer resistencias que van
desde la burocracia hasta la falta de compromiso en la cultura institucional. En varios
estudios sobre el contexto hispano, se advierte que estas políticas muchas veces quedan
en el plano normativo y no logran permear la dinámica universitaria, reduciéndose a
declaraciones bienintencionadas sin resultados concretos (Baeza & Lamadrid, 2019). Esta
situación evidencia la necesidad de que los marcos normativos dialoguen con la cultura
organizacional para generar cambios reales.
Desde una perspectiva más amplia, la teoría de la complejidad resulta útil para
comprender la gestión universitaria. Morin (1994) propone un pensamiento que rompe
con la fragmentación del saber y apuesta por una visión integral de las realidades sociales.
Aplicada al tema de género, esta teoría sugiere que las políticas no producen efectos lineales:
pequeñas acciones pueden transformarse en cambios signicativos o, en su defecto,
diluirse, dependiendo del contexto, de las relaciones de poder y de las percepciones de los
actores involucrados.
En cuanto a la formación universitaria en equidad de género, diversos estudios destacan
su importancia para sensibilizar y visibilizar desigualdades, aunque también señalan sus
limitaciones. Sin un enfoque transversal y sostenido, los esfuerzos suelen ser dispersos y
su impacto, limitado (Buquet, 2011; Boldo, 2018). Esto plantea el reto de diseñar estrategias
que no se reduzcan a acciones aisladas, sino que acompañen de manera continua la vida
académica.
En síntesis, explorar la igualdad de género en la Facultad de Ciencias Administrativas y
Sociales exige ir más allá de la existencia de protocolos formales. Implica reconocer cómo
interactúan las dimensiones simbólica, cultural, pedagógica e institucional. Tal como
lo plantea la teoría de la complejidad, esas interacciones generan respuestas diversas e
impredecibles. Comprender este entramado vivo es el único camino para avanzar hacia
una transformación universitaria auténtica..
4. mEtodoloa
Para el presente estudio se aplicó un muestreo intencional o por conveniencia, propio de
la investigación cualitativa. Este tipo de selección no busca representatividad estadística,
sino profundidad en la comprensión de los fenómenos sociales (Martínez-Salgado, 2012).
Los participantes fueron seleccionados por su experiencia directa con los protocolos de
género y/o por su conocimiento del funcionamiento de la Coordinación de la Unidad de
Género de la Universidad Veracruzana. La muestra estuvo conformada por la representante
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
alumna de la Unidad de Género considerada informante clavey entre 6 y 10 estudiantes
que habían presentado casos o estaban familiarizados con la aplicación de los protocolos.
La justicación del tamaño de la muestra responde a los criterios de la investigación
cualitativa, donde se privilegia la riqueza del discurso frente a la cantidad de informantes
(Hernández-Sampieri & Mendoza, 2018).
La estrategia metodológica se centró en la identicación de rasgos en el discurso de los
participantes, con el n de interpretar categorías relacionadas con el estudio. Por ello,
no se buscó generalización de resultados, sino un análisis profundo de signicados y
experiencias. Para la recolección de información se realizaron entrevistas grupales,
integradas por estudiantes que dialogaron de manera abierta y bidireccional sobre sus
conocimientos y vivencias en torno a la temática.
En la selección de participantes se utilizó el muestreo teórico, con la nalidad de identicar
datos vinculados con conceptos clave, lo que permitió analizar casos signicativos (Glaser
& Strauss, citados en Vasilachis de Gialdino, 2006). Asimismo, se aplicó la técnica de
muestreo en cadena o “bola de nieve”, recurso ampliamente usado en estudios cualitativos
para localizar informantes a través de contactos sucesivos (Bertaux, citado en Vasilachis
de Gialdino, 2006).
Las categorías de análisis denidas fueron:
Percepción de efectividad de los protocolos.
Acceso y comprensión de normativas.
Conictos o tensiones entre normas y práctica real.
Cambios y adaptaciones a los protocolos.
Patrones recurrentes o resultados emergentes.
Barreras culturales, sociales o administrativas.
Conforme se desglosa en la tabla 1.
tabla 1. matriz dE invEstigación.
Revista de ciencia de la Complejidad

Pregunta de
investigación
Hipótesis Indicador (enfoque de
complejidad)
Preguntas asociadas (claras para
estudiantes)
¿Cómo se vi-
ven los dere-
chos humanos
de género y
la diversidad
de género en
la FCAS, con-
siderando las
interacciones
complejas en-
tre normas,
estudiantes,
representantes
y docentes?
La aplicación de
derechos huma-
nos de género en
la FCAS genera
experiencias di-
versas y no li-
neales, donde la
interacción en-
tre estudiantes,
representantes y
docentes produ-
ce efectos emer-
gentes y adapta-
tivos, mostrando
la complejidad
del sistema uni-
versitario.
Percepción de efectividad de
los protocolos (no linealidad)
Evalúa cómo la misma norma
puede producir resultados
distintos según la situación y
el actor.
- ¿Qué tan útil crees que son los pro-
tocolos de género de la Facultad?
- ¿Sientes que ayudan a resolver los
problemas de todos los estudiantes?
- ¿Has visto que los mismos protoco-
los funcionan diferente según la per-
sona que los usa?
Acceso y comprensión de nor-
mativas (interdependencia de
actores)
Mide si el entendimiento y uso
de las normas depende de las
relaciones entre estudiantes,
representantes y docentes.
- ¿Te resulta fácil entender las reglas
o protocolos de equidad de género?
- ¿Crees que todos los estudiantes
tienen la misma oportunidad de
usarlos?
- ¿La ayuda de otros estudiantes o re-
presentantes cambia tu experiencia
al usar los protocolos?
Conictos o tensiones entre
normas y práctica real (emer-
gencia)
Detecta situaciones donde lo
que dicta la norma genera re-
sultados inesperados o tensio-
nes.
- ¿Has visto que las normas no siem-
pre funcionan como deberían?
- ¿Qué dicultades recuerdas que ha-
yan surgido al usar los protocolos?
- ¿Ha habido casos donde el resulta-
do fue muy diferente a lo que espe-
rabas?
Adaptaciones espontáneas de
protocolos (retroalimentación
adaptativa)
Captura cómo estudiantes o
representantes modican o
ajustan normas para que fun-
cionen mejor.
- ¿Has visto que los estudiantes o re-
presentantes hagan cambios o ajus-
tes a los protocolos para que funcio-
nen mejor?
- ¿Qué cosas ayudan a que un caso se
resuelva de manera más fácil?
Patrones recurrentes o resul-
tados emergentes (emergen-
cia)
Observa regularidades o fe-
nómenos inesperados que se
repiten, mostrando dinámicas
complejas del sistema.
- ¿Notas que pasan cosas similares
en varios casos de género?
- ¿Han surgido soluciones o proble-
mas que no esperabas?
- ¿Qué patrones se repiten cuando se
aplican los protocolos?
Barreras culturales, sociales o
administrativas (interdepen-
dencia y retroalimentación)
Evalúa obstáculos que afectan
la dinámica entre actores y la
efectividad de protocolos.
- ¿Qué cosas hacen que sea más difí-
cil usar los protocolos de género?
- ¿Qué cambiarías para que los casos
de diversidad de género se manejen
mejor en la Facultad?
- ¿Cómo afectan las relaciones con
otros estudiantes o docentes la apli-
cación de los protocolos?
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
fuEntE: Elaboración propia
5. rEsultados
Por la naturaleza del tema abordado que les planteaba repetir sus experiencias y con ello
recrear situaciones incómodas, las personas seleccionadas como informantes accedieron
ser entrevistadas, copero bajo la previsión de que sólo hablarían de aspectos que no les
generaran algún conicto emocional, por tanto, se les presentaron las siguientes opciones
y eligieron los formatos 2 y 3.
1. Entrevista personalizada en un espacio físico, de manera presencial, a modo de charla,
2. Entrevista personalizada en un espacio físico, donde los investigadores formulan las
preguntas de forma oral y las y los informantes responden en audio, a través de un dis-
positivo celular.
3. La entrevista personalizada en un espacio físico, donde los investigadores formulan las
preguntas de forma oral y las y los informantes responden por escrito, a través de un
dispositivo celular.
Posterior a las entrevistas, los archivos de audio fueron exportados al programa Audacity,
donde se realizó la limpieza, amplicación y normalización del sonido para mejorar
la calidad del mismo y facilitar la transcripción. Una vez obtenidos los testimonios en
formato escrito, se procedió a su sistematización a través de la plataforma en línea Nube
de Palabras. Esta herramienta permitió identicar de manera gráca y jerarquizada
las palabras más frecuentes dentro de las respuestas, lo cual resultó fundamental para
reconocer patrones discursivos, enfatizar conceptos clave y detectar coincidencias en las
experiencias narradas.
El uso de esta tecnología no solo optimizó el análisis cualitativo, sino que también aportó
una visualización clara y accesible de la información, facilitando la interpretación de los
hallazgos. La aplicación de este tipo de recursos digitales refuerza el rigor metodológico al
integrar procesos de análisis asistido por software, contribuyendo a una mayor objetividad
y profundidad en la comprensión de los testimonios recopilados.
a. Percepción de efectividad de los protocolos
Desde su experiencia, la representante alumna de Género, (informante 1) consideró
que la información del protocolo para atender la violencia de género en la Universidad
Veracruzana, junto con las guías y los documentos de Actualización de datos por
reconocimiento de identidad sexo-genérica” y el “Glosario de perspectiva de género”
que complementan este contenido son útiles y efectivos sólo cuando se conocen”, pues
advirtió que si bien, el protocolo dene los lineamientos institucionales que las autoridades
universitarias deben seguir en la atención, sanción y erradicación de la violencia de género
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
para garantizar el acceso pleno al derecho a la educación superior de las mujeres y de
las personas de la diversidad sexogenérica, el contenido del documento es desconocido
entre la comunidad universitaria, lo cual lo lleva a su desuso”. En su caso reconoció que,
durante su trayectoria académica en la Facultad, no fue, sino hasta que resultó elegida
consejera alumna y representante estudiantil de Género, que esta responsabilidad le
obligó a informarse de todos estos documentos, junto con el estatuto de estudiantes, a n
de identicar la estructura institucional, sus directivos, las instancias su competencia y
sus funciones y de este modo conocer los procesos y procedimientos para dar apoyar en el
debido acompañamiento a sus compañeros.
b. Accesibilidad y comprensión del Protocolo
Respecto a la accesibilidad y comprensión de los documentos y el protocolo, armó
que, si bien están disponibles para toda la comunidad universitaria en su sitio web y
concretamente para los estudiantes, la comprensión de la normativa es relativamente
moderada, porque si bien el documento enuncia o dene conductas que se consideran
violencia de género en el ámbito universitario, señala que los pasos a seguir para quien
requiere presentar una queja no siempre son comprensibles en la realidad por factores
diversos, entre estos el emocional.
c. Conictos y tensiones en la aplicación de protocolos
Otro aspecto importante son los conictos o tensiones que surgen entre la normativa
del Protocolo de Género y su aplicación en situaciones reales, destaca la informante, al
comentar que quien presenta una queja por algún caso, antes de formalizarla requiere
de la asesoría puntual sobre la normas en este documento y de conocer las funciones de
la Coordinación de la Unidad de Género en la Universidad Veracruzana, así como de las
instancias que tienen competencia en este tipo de atención que desde su percepción son
procesos que resultan ser “duros y densos” y en todos las veces desconocidos por quien se
siente vulnerado o vulnerada, generándoles soledad y sentimientos de duda y vergüenza
y la creencia de que al levantar su queja no habrá comprensión de su situación. Por lo
que admite que, sin la orientación legal y el apoyo psicológico por parte de las personas
encargadas, nadie interpondría quejas.
Aunado a ello, expone la estudiante, el desconocimiento de algunos estudiantes sobre los
lineamientos y normativas y las instancias a las que se debe acudir en este tipo de casos,
es lo que propicia ese sentimiento de desatención, y también porque la situación o hecho,
motivo de su queja, no se incluye textualmente en los casos que el protocolo considera
como conductas de violencia de género.
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
d. Actualizaciones al Protocolo
Respecto a adaptaciones al protocolo de atención de violencia de género indicó que, como
representante estudiantil de género, sabe que existen comisiones integradas por expertos
que hacen estudios y propuestas, permitiendo tener una perspectiva desde el estudiantado
y también que no haya un sesgo que permita la interpretación abierta de parte de quienes
puedan hacer uso del protocolo, dado que siempre esta normativa tendrá oportunidades
de mejorarse para lograr mayor claridad. Asimismo, añadió que la empatía; el apoyo
y protección de las autoridades, dentro de su competencia, en atención a la queja que
alguien presenta es lo que permite que el caso se atienda en los tiempos normativamente
señalados.
e. Patrones recurrentes en la atención a la violencia
Sobre los patrones recurrentes, dijo que de los casos en los que participó durante el
acompañamiento junto con la académica representante de Género, conoció de estudiantes
que manifestaron su queja por algún caso de violencia, iniciaron el proceso, pero no lo
nalizaron. Rerió que cuando alguien acude a las autoridades de su facultad para
exponer su caso, lo primero que las autoridades de la entidad hacen es llamar a los
representantes maestro y estudiante de Género para asesorar a los estudiantes sobre el
proceso a seguir, quienes, si bien maniestan saber que existe, reconocen que nunca lo
leyeron. De este modo se les acompaña en su lectura y se les informa sobre el paso a paso
que seguirá su queja y que una vez formalizada por escrito, ante las instancias respectivas
se emitirán los citatorios para quien presenta la queja y a quien denuncia; se levantará un
acta circunstanciada; ambas partes presentarán sus alegatos; se emitirá la resolución y
se noticará a las partes. Pero es cuando al saber de todo este escenario normativo, ello
les genera conicto y una pesada carga emocional porque les implica hacer saber de la
situación a sus padres y enfrentar el proceso en medio de la cotidianidad de las clases y
otras actividades.
f. Barreras culturales, sociales y administrativas
Esto último es solo uno de las aspectos que inhiben a quienes se han visto en la necesidad de
usar el protocolo de atención para la violencia de género, es el miedo o la vergüenza que la
situación le causa, además de que el procedimiento de la queja tiende a ser revictimizante,
porque la persona tiene que repetir los sucesos las veces que sea necesario en las distintas
etapas por lo que de las y los estudiantes entrevistados que tuvieron esta experiencia
coincidieron en que se trata de “un proceso muy fuerte, y desgastantey que les resultó
difícil asumir las diversas situaciones a que se enfrentarían, principalmente la exposición
de su queja lo cual les llegó a generar el sentimiento de ser juzgados por hacer uso del
protocolo, por todo lo que se puede especular o decir de ellos, en un espacio en el que
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
conviven con sus compañeros varias horas del día en su Facultad.
En su opinión es la resistencia a la información, lo que diculta que la comunidad
universitaria se interese por conocer a fondo el Protocolo de atención de violencia de
género; hasta que alguien le sucede alguna situación de este es que surge ese interés
natural busque la información y las instancias a las que recurrir para ser atendido.
Consideró por último que, si bien en cada periodo semestral se realizan en su Facultad
eventos institucionales para promover la cultura de paz y el respeto a la diversidad, y
promueve el Protocolo de atención la violencia de género, la difusión debe ser permanente
y deben intensicarse las campañas de información para promover su contenido.
g. Información reduce violencia de género
Otro de los entrevistados, (informante 2) quien dijo identicarse con la comunidad
LGBTTTIQ+, expresa que los protocolos de género son de suma importancia, para el manejo
de situaciones de violencia, no obstante considera que la atención a las necesidades para
la diversidad sexogénerica requiere considerar muchas otras conductas ofensivas que no
se prevén en el documento, sin embargo, cree es importante y de gran avance que este se
actualice y siga vigente para que la mayor parte de los estudiantes se sientan protegidos en
sus derechos humanos.
Arma que el protocolo es efectivo en la atención de casos de violencia, pero su contenido
presta más atención a las mujeres, y no de igual modo a la diversidad de la comunidad
LGBTTTIQ+. Dada la identidad de género que asume, maniesta que le ha resultado sencillo
comprender la información del Protocolo de Género de la Universidad Veracruzana: me
es fácil ya que tengo contexto, desde el bachillerato” y asegura que todos los estudiantes
pueden entenderlo, sin embargo; cree que a veces la dicultad de acceder al contenido del
documento puede deberse a la carga emocional de quien lo utiliza por primera vez. Sugiere
que la asesoría y orientación en estos protocolos de personas cercanas (como la hay un
maestro, tutor/compañero) es clave para que un o una estudiante generen conanza y
puedan iniciar un procedimiento de queja y nalizarlo, sobre todo cuando la denuncia
es contra un académico o académica que, por sus años de antigüedad, ejercen cierto
poder qué puede atemorizar o intimidar a quien pretende denunciarle, lo cual acaba por
interrumpir el inicio de un procedimiento de queja que no naliza de acuerdo al protocolo,
al surgir una solución más sencilla que no expone al denunciante a un proceso complejo
como cambiar de salón, o de maestro o maestra.
h. Nuevas conductas de violencia
Respecto a las actualizaciones, adaptaciones o agregado al Protocolo de atención de
violencia de Género, expresó no haber percibido alguna, pues conrma que el protocolo
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
es el mismo, por lo que recomienda que la Coordinación de Género contemple y dena
especícamente las nuevas conductas ofensivas que están surgiendo en las interacciones y
convivencia de las nuevas generaciones; de igual modo simplicar los procesos para que no
resulte en un procedimiento complejo y con carga emocional para el denunciante, además
de garantizar la solución al problema expuesto. Aunque admite que, en tanto la comunidad
estudiantil no conozca la información de este documento, persistirá la ignorancia, por
ello insistió en la importancia de fortalecer la difusión de las guías y protocolos entre la
comunidad estudiantil, haciendo énfasis en que la Coordinación de la Unidad de Género
otorga asesoría y acompañamiento psicológico, donde la condencialidad está garantizada
y cuidada.
De los aspectos que, en su experiencia se constituyen en barreras para el uso del Protocolo
de Género, reitera que, en primer momento está el desconocimiento del contenido del
documento y de todas las guías para interpretarlo y en segundo lugar, tomar la decisión de
conar en alguien que pueda apoyarle, ya que suele ser difícil sentirse en conanza total
con los maestros, tutores o autoridades. Reconoce que, si bien la institución educativa
atiende de inmediato la queja y hay toda una red de apoyo, el proceso administrativo se va
tornando complejo, los sentimientos y la confusión de saber si es correcto o no, lo que se
está haciendo complica la decisión de denunciar, además del a incertidumbre de que no se
proteja el anonimato del caso,
Recalca la importancia de que los maestros estén informados sobre temas muy especícos
de la diversidad sexogenérica, y la conozcan para saber cómo apoyar y actuar ante las
necesidades que les expresen sus alumnos. La implementación de cursos y talleres
informativos sobre diversidad LGBTTTIQ+ es muy importante para los docentes y
estudiantes, ya que muchas veces no saben cómo dirigirse o cómo manejar a la diversidad
de las nuevas generaciones.
Enfatiza que el primer paso para reducir la violencia es la información, y los docentes deben
ser los primeros en estar informados de toda la diversidad y los tipos de violencias que van
desde los discursos hasta los hechos: Absolutamente todos los profesores y profesoras
deben tomar cursos sobre temas de las diferentes diversidades, para trabajar de manera
armónica en el salón de clases porque ello ahorraría, conductas erráticas y de violencia de
género”.
Sobre este mismo punto, (informante 3), una estudiante que enfrentó una situación de
violencia, coincide en la elaboración de protocolos especializados y focalizados para la
defensa de los derechos humanos, con capacitación y taller obligatorios con perspectiva
en la diversidad para todas las personas que integran la comunidad; así como pláticas
integrales de manera continua con la respectiva difusión. Subraya la importancia de
actualizar y ampliar la información de este instrumento porque lo ideal es que sea de
utilidad en todos los casos de violencia que puedan presentarse.
De su experiencia cuenta que el acompañamiento que tuvo en el proceso que inició fue
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importante para llegar hasta el nal, dado que sintió el respaldo que le permitió formalizar
la denuncia sin sentirse revictimizada ni en mayor vulnerabilidad, aunque el proceso de
levantar la queja sí fue desgastante.
Admitió sentirse intimidada por el escenario normativo que visualizó cuando decidió
pedir ayuda para presentar una queja contra su agresora, pues enfrentar este tipo de actos
le vulneró al grado de sentirse apenada y culpable, pero la asesoría otorgada le generó
la conanza y la fuerza necesaria para expresar su voz y nalizar el proceso que se llevó
a buen término y con la debida protección que le ayudó a recuperar su paz mental y su
seguridad.
i. Protocolos más prácticos qué teóricos
Otra estudiante (Informante 4) considera que los protocolos de género en la Universidad
Veracruzana son útiles en el sentido de que ofrecen un marco legal para atender casos
de violencia, pero a veces son más “teóricos” que prácticos y la normativa no siempre
funciona como debería. A veces hay contradicción entre lo que está en papel y lo que
se hace en la práctica. pues entender los protocolos no siempre es fácil, porque están
en un lenguaje muy institucional que suele confundir, partiendo del hecho de que cada
situación es distinta y no todos se sienten cómodos denunciando. En su caso iniciar el
proceso fue difícil, pero el apoyo adecuado pudo ser atendidos de manera satisfactoria,
lo cual sucedió por la naturaleza del problema. Considera que no todos los estudiantes
tienen la misma oportunidad de usarlos. Algunos desconocen que existen o no saben cómo
empezar el proceso, entonces la orientación que les otorguen, autoridades educativas o los
representantes de Género, siempre será de gran ayuda, porque se siente más respaldo y
conanza.
j. Anonimato
Contrario a las expresiones vertidas, otros estudiantes (informantes, 5, 6, y 7 y 8) no
tuvieron una buena experiencia al intentar iniciar el proceso para levantar una queja
y todo quedó en un intento, al vislumbrar que el proceso sería largo y revictimizante.
Entrevistados por separado, cada uno de los cuatro estudiantes coincidieron en que
el Protocolo para la atención de violencia de género es accesible respecto al objetivo
que plantea de ser un instrumento de apoyo, pero su efectividad es relativa, porque el
anonimato y la condencialidad sólo duran hasta que la persona denunciada es enterada
que fue señalada como agresor o agresora, en su caso. Y esta persona, una vez conrmada
de enterada, y pese a las recomendaciones de guardar la condencialidad, tiende a buscar
entre la comunidad justicaciones y quienes le justiquen, y entonces sus partidarios
o partidarias desatan comentarios, agresiones silenciosas, burlas y demás, generando
un ambiente poco favorable para los denunciantes que no siempre pueden superar,
Revista de ciencia de la Complejidad

obligándoles en todo caso a desistir de continuar con el proceso de formalizar su queja.
En los casos de los cuatro estudiantes, los señalamientos a sus agresores fueron por
realizar comentarios, burlas, bromas o piropos frecuentes de connotación sexual y/o mal
intencionados, realizados de manera indirecta, que les hicieron sentirse vulnerados, dicho
comportamiento, si bien no es considerado como grave, no dejan de ser manifestaciones
de violencia.
Finalmente, los informantes coincidieron en aceptar que el miedo, el estrés de que no
creerían en ellos y la presión en su grupo, polarizado por las opiniones y comentarios, fue
una experiencia muy fuerte y negativa que a la postre quebrantó incluso su conanza.
6. discusión
Los resultados obtenidos permiten advertir una brecha entre la normativa institucional
y su aplicación efectiva en la vida cotidiana de la comunidad universitaria. El Protocolo
para Atender la Violencia de Género, aunque reconocido formalmente, es percibido por
muchos estudiantes como un documento complejo y poco accesible. En este sentido,
Vázquez, López y Sandoval (2021) señalan que los marcos normativos por mismos no
transforman las dinámicas de desigualdad, ya que requieren de estrategias pedagógicas y
administrativas que los vuelvan comprensibles y cercanos para quienes los necesitan. De
lo contrario, se corre el riesgo de que permanezcan como normas de papel” desvinculadas
de la práctica (Vázquez & López, 2025).
El análisis evidencia también la existencia de tensiones culturales, pues los estudiantes
identican sentimientos de miedo, vergüenza y desconanza al momento de iniciar una
denuncia. Estos factores son consistentes con estudios previos que documentan cómo la
universidad, como espacio social, reproduce las mismas relaciones de poder y desigualdad
que atraviesan a la sociedad en general (Casillas, Dorantes & Ortiz, 2017). Así, la resistencia
cultural y los prejuicios compartidos inhiben el ejercicio pleno de los derechos.
Por otra parte, el acompañamiento y la asesoría especializada se mostraron como variables
decisivas para que una queja prospere. Aquellos estudiantes que contaron con orientación
experimentaron procesos menos revictimizantes y concluyeron sus casos de manera más
satisfactoria, lo que coincide con lo documentado por Badillo Guzmán y colaboradores
(2018), quienes destacan la importancia de la capacitación docente y de la sensibilización
institucional como catalizadores de cambio. Esto demuestra que la ecacia del protocolo
no reside solo en su contenido normativo, sino en la interacción entre estudiantes, docentes
y autoridades que acompañan el proceso.
De igual manera, emergió la crítica a la insuciencia de los protocolos frente a la
diversidad sexogenérica. Aunque la mayoría de los lineamientos priorizan la atención
hacia las mujeres, la comunidad LGBTTTIQ+ manifestó sentirse parcialmente excluida
Revista de ciencia de la Complejidad

de la protección institucional. Esta exclusión simbólica limita el alcance de las políticas y
genera nuevas desigualdades. En este punto, Ortega (2022) plantea que las instituciones de
educación superior deben actualizar continuamente sus marcos normativos, no solo para
responder a cambios sociales, sino también para anticipar nuevas formas de violencia que
surgen en la convivencia universitaria.
En conjunto, los hallazgos sugieren que el enfoque de derechos humanos y género en la
educación superior debe ser abordado como un proceso dinámico y complejo, donde
intervienen factores legales, culturales, pedagógicos y emocionales. Más que diseñar
protocolos rígidos, se requiere construir mecanismos exibles, visibles y participativos,
que reconozcan la diversidad de experiencias y promuevan una cultura universitaria
incluyente y protectora.
7. conclusionEs
La investigación plantcomo pregunta central: ¿Cómo se viven los derechos humanos de
género y la diversidad en la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales de la Universidad
Veracruzana, considerando las interacciones complejas entre normas, estudiantes,
representantes y docentes? A partir de los hallazgos, se conrma la hipótesis de trabajo: la
aplicación de los derechos humanos de género en la FCAS genera experiencias diversas
y no lineales, donde la interacción entre estudiantes, representantes y docentes produce
efectos emergentes y adaptativos, lo que reeja la naturaleza compleja del sistema
universitario.
Los indicadores denidos en el instrumento efectividad de los protocolos, acceso
y comprensión de las normativas, tensiones entre norma y práctica, adaptaciones
espontáneas, patrones emergentes y barreras culturales, sociales o administrativas—
permitieron observar con claridad cómo las normas institucionales, en lugar de tener
efectos predecibles, desencadenan resultados distintos según las relaciones de los actores y
el contexto particular. Esto conrma que la gestión universitaria de género debe analizarse
desde la teoría de la complejidad: los protocolos funcionan como elementos dentro de un
sistema adaptativo, en el que pequeñas variaciones como el acompañamiento recibido, la
conanza en una autoridad o el grado de información disponible— generan consecuencias
inesperadas y, a veces, opuestas.
En cuanto a los alcances del estudio, se logró visibilizar experiencias concretas de estudiantes
y representantes de género, lo que permitió comprender la dinámica universitaria como
un sistema vivo, caracterizado por la no linealidad, la interdependencia de actores y la
emergencia de resultados imprevisibles. Este análisis contribuye a ampliar la discusión
académica sobre cómo se viven los derechos humanos en la educación superior, al
mostrar que los protocolos no pueden evaluarse de manera aislada, sino como parte de un
entramado relacional y cultural que los resignica. Como limitación debe reconocerse que
Revista de ciencia de la Complejidad

el tamaño de la muestra fue reducido y que los resultados reejan únicamente las voces
de quienes participaron voluntariamente, dejando fuera experiencias que permanecen
ocultas o silenciadas.
Finalmente, se identican líneas de investigación futuras que pueden enriquecer el estudio
del fenómeno desde la complejidad:
Realizar estudios comparativos entre facultades y universidades para identicar
patrones emergentes comunes y diferencias contextuales.
Incluir la perspectiva de docentes y personal administrativo para comprender cómo
las interacciones entre distintos actores transforman los protocolos.
Profundizar en la experiencia de la comunidad LGBTTTIQ+, a n de analizar cómo la
diversidad sexogenérica introduce nuevas variables en el sistema universitario.
Desarrollar investigaciones longitudinales que permitan observar cómo los cambios
culturales e institucionales reconguran los resultados a lo largo del tiempo.
En síntesis, este estudio demuestra que los derechos humanos de género en la educación
superior no pueden gestionarse desde una visión lineal o mecánica. La universidad debe
asumirse como un sistema complejo, donde normas, prácticas y actores interactúan de
manera impredecible y adaptativa. Reconocer esta complejidad es el primer paso para
diseñar políticas exibles, inclusivas y sostenibles, capaces de responder a la diversidad
de experiencias que conguran la vida universitaria.
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